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GP SOLIDARIO DE BARCELONA DE MOTOGP

Jorge Martín, el niño que quería que le leyeran revistas de motos para dormir en vez de cuentos

Martín vivía al lado del Jarama y para él el sonido de los motores era "música celestial"

Cuando se iba a la cama no quería que le leyeran cuentos infantiles sino una de las revistas de motos de su padre

Jorge Martín Almoguera (Madrid, 29/1/1998) estaba destinado a ser campeón del mundo de MotoGP desde que nació. Un niño que vivía en San Sebastián de los Reyes, al otro lado de la curva uno del circuito del Jarama, y se levantaba cada día escuchando el rugido de los motores. Un niño que cuando se iba a la cama no quería que su madre, Susana Almoguera, le leyera cuentos infantiles, sino las revistas de motos de su padre, Ángel Martín.

Así lo contaba la matriarca de la familia en el documental de DAZN: ‘Martinator, voluntad de hierro’. Cuando se iba a dormir, como a cualquier niño, su madre le leía un cuento para que cogiera el sueño, pero Jorge no quería libros infantiles, quería «revista motos». Esa pasión por las motos le viene desde bien pequeño. En parte es por haberse despertado cada mañana escuchando «música celestial», como le decía Jorge Martín a Susana cuando se levantaba y oía el sonido de los motores rodando en el Jarama, y por otra por su padre, ex piloto amateur y gran aficionado al deporte de las dos ruedas.

A los seis años los Reyes Magos le trajeron su primera minimoto. Eso sí, era una de esas fabricadas en China por si esto no era más que un juguete del que se acabaría cansando. Pero no fue así. Para Jorge no era una simple afición, la cosa iba tan en serio que tuvieron que comprarle una de las buenas. A partir de ahí empezaron los viajes de un circuito a otro cada fin de semana, llevando a Martinator a las carreras, hasta que acabó siendo campeón de la Comunidad de Madrid.

Jorge Martín, junto a su padre, Ángel, en la minimoto que le regalaron.

Además, Martín también era buen estudiante. No solo era bueno con una moto, sino que también lo era en los estudios. Susana y Ángel lo dieron todo por seguir apoyando a su hijo en busca de intentar que llegara al Mundial. La madre le preguntaba al padre una y otra vez si de verdad merecía la pena seguir sacrificándose: «Pero, Ángel, ¿este niño es bueno?», le decía, y el cabeza de familia, que había visto muchas carreras de motos, siempre le contestaba: «Susana, es bueno, es muy bueno».

Así pues, sus padres decidieron llevarle a Valencia, donde cogieron una de las becas de la Copa Bancaja para correr la Copa de Campeones durante cinco años. Allí no pagaban por competir, pero sí los viajes y hoteles. Poco a poco, el madrileño empezó a ser consciente del esfuerzo que estaban haciendo Ángel y Susana por él, y aprendió a base de esfuerzo y sufrimiento que nadie regala nada en esta vida. A diferencia de otros, los Martín Almoguera no tenían un padrino o alguien que le pagara la fiesta, se lo tuvo que ganar en la pista.

Salto a la Rookies

Al ver el talento que tenía, su padre se informó de cómo funcionaba la Red Bull Rookies Cup y en 2011 se presentó por primera vez a la preselección de la misma. Con apenas 13 años fue el segundo más rápido, lo cual impresionó a más de uno, pero le negaron el acceso por la edad. No obstante, volvió a intentarlo un año más tarde y esta vez hizo el mejor tiempo y le cogieron. En 2013, su segundo curso en la Rookies, fue subcampeón y un año después, en 2014, campeón, siendo el primer español en conseguirlo al imponerse a Joan Mir.

No fue un camino de rosas para el campeón del mundo de MotoGP. El año que le rechazan para acceder a la Red Bull Rookies Cup, sus padres cuentan en el documental que se quedaron sin trabajo y tuvieron que ayudarles. «No teníamos ni un clavel, eso para empezar. Ese año nos ayudaron mi hermano, mis suegros, mis padres, todos los meses para las carreras de Jorge. Nos ayudaron muchísimo porque estábamos desesperados, porque no encontrábamos trabajo. Fue la crisis y…», reconocía Susana.

Pero sus padres se reinventaron para poder pagar los neumáticos, viajes y hoteles para que Jorge Martín pudiera llegar a este momento, cumplir su sueño de ser campeón del mundo de MotoGP. Su madre montó un mercadillo para poder costear los neumáticos para entrenar. La única opción que tenía de subir al Mundial era pagando. Les llegaron a pedir 200.000 euros para correr el Campeonato de España, pero sus padres no tenían ese dinero ni estaban dispuestos a endeudarse por algo que no sabían si iba a llegar. Apostaron por seguir intentándolo a su manera, como podían, e hicieron bien.

Jorge Lorenzo fue su descubridor

Albert Valera, su manager actual, cuenta en el documental que la primera vez que vio a Martinator fue en Mugello en la Rookies Cup: «Estaba con Jorge Lorenzo en su motorhome y recuerdo que dijimos ‘este niño es buenísimo’. Recuerdo que se escapó en pole y les sacaba como cuatro, cinco o seis segundos. Jorge comentaba ‘mira el paso por curva que tiene’. Nos llamó mucho la atención y dijimos este niño es muy bueno».

Jorge Martín posa junto a Jorge Lorenzo cuando el balear estaba en Moto2.

Justamente le contactó una amiga de la familia, que estaba intentando ayudarles, para que Albert les echara una mano. Cuando fue a Barcelona a hacer una sustitución en el FIM CEV, el entonces representante de Jorge Lorenzo y Aleix Espargaró se reunió con sus padres. A raíz de ahí hablaron y en cuestión de semanas ya estaban trabajando juntos.

Ese año, Jorge Martín se proclamó campeón de la Rookies y, a pesar de que tenía ofertas de seguir en el FIM CEV, Valera consideró que tenía talento para dar el salto al Mundial y aceptaron la oferta de Jorge Martínez ‘Aspar’, que les brindó una gran oportunidad en 2015. Los dos primeros años en Moto3, donde compartió box con Pecco Bagnaia, le costó adaptarse a la Mahindra. Pero a la tercera fue la vencida y se proclamó campeón del mundo. Seis años después ha vuelto a levantar un título de campeón, pero esta vez el que tanto soñó, el de la categoría reina.