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El ex portero del Liverpool cuenta su historia

Grobbelaar confiesa: «Me vi obligado a matar»

Bruce Grobbelaar participó en la guerra civil de Rodesia, donde mató a guerrilleros

El ex portero del Liverpool Bruce Grobbelaar, héroe en la famosa tanda de penaltis de la final de la Copa de Europa conquistada por los reds en 1984 ante la Roma, ha reconocido que se vio «obligado a matar» guerrilleros durante la guerra civil de Rodesia y que recordar esos episodios le provoca «sudores fríos», además de reconocer que el fútbol salvó su «vida» y le ayudó a superar sus traumas.

«No eres la misma persona una vez que lo has hecho -matar-. Tienes que vivir con las consecuencias el resto de tu vida», señaló en una entrevista concedida a la BBC Grobbelaar, que sirvió en el ejército durante la década de los setenta y que es recordado por el gran público por su actuación durante la tanda de penaltis de 1984, con un baile de piernas que hizo fallar sus lanzamientos a Bruno Conti y a Francesco Graziani.

El ex futbolista sudafricano nacionalizado zimbabuense, reclutado en principio por once meses que se alargaron por el estallido del conflicto armado, trabajó como rastreador de enemigos y vio morir a tres amigos durante ese período, en el también se vio «obligado a matar».

«Los recuerdos se han rebajado un poco, pero hay momentos en los que estás con tus amigos en África y les gusta hablar sobre eso. A mí no. Después de eso, durante unas dos o tres semanas, tengo sudores fríos y me despierto de nuevo con esos sentimientos», reconoció.

Grobbelaar, de 60 años y que portó la camiseta del Liverpool en 440 ocasiones, explicó que el fútbol le cambió por completo la vida y le ayudó a olvidar los traumas. «Con los años, tuve mucha suerte de no sumergirme en una depresión, el fútbol realmente salvó mi vida. Una vez que salí de las fuerzas armadas, el fútbol me hizo olvidar esos incidentes», manifestó.

Por otra parte, recordó otros dos episodios devastadores en su vida, las tragedias de Heysel y Hillsborough, y confesó que la primera fue la primera y única vez que su madre le vio jugar en directo. «Ninguno de los jugadores quería salir a jugar. La UEFA nos pidió que saliéramos porque pensaban que la violencia aumentaría si no lo hacíamos», apuntó sobre lo ocurrido en el Estadio de Heysel, donde murieron 39 personas en la final de la Copa de Europa de 1985 ante la Juventus.

«Recuerdo que muchas personas pidieron toallas y agua, y se las dimos para que pudieran tratar de revivir a la gente. Recuerdo haber salido al campo y haber sacado dos cuchillos que habían quedado enterrados en el césped; los aficionados de la Juventus los habían arrojado al campo», añadió.

Por último, Grobbelaar afirmó que había jugado en medio de ambientes intimidantes, donde le arrojaron todo tipo de objetos. «Me han tirado muchas cosas: muchas monedas que habían sido afiladas, bolas de billar, incluso me clavaron un dardo en la espalda en Burnley. Y patatas con hojas de afeitar», concluyó.