Gran Premio de Holanda de Fórmula 1

Fernando Alonso da un recital sobre la lluvia: acaba segundo y roza la ’33’ en Holanda

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Alonso, en el GP de Holanda. (Getty)
Kike Sáez

La Fórmula 1 volvió después de las vacaciones con la carrera del año en el Gran Premio de Holanda y, con ella, Fernando Alonso subió de nuevo al podio. El piloto de Aston Martin cuajó una carrera estelar en Zandvoort, donde adelantó hasta en cinco ocasiones y se aprovechó de la lluvia para quedar segundo, justo por detrás del rey holandés, Max Verstappen. Séptimo podio del asturiano en el Mundial, completado por Pierre Gasly, aupado al tercer puesto por Checo Pérez y su sanción. Carlos Sainz fue quinto, pero llegó a ser tercero durante un tramo y se quedó a las puertas de su primer podio de la temporada.

Un día más, la amenaza de lluvia invadía un cielo algo soleado durante la mañana en Zandvoort, donde Fernando Alonso, que había marcado el quinto mejor tiempo en la calificación del pasado sábado, se relamía mirando hacia arriba. El asturiano no salía tan adelantado desde el Gran Premio de Canadá, donde quedó segundo por última vez antes de este domingo. Mientras, Verstappen igualaba la racha de nueve victorias consecutivas de Sebastian Vettel y Ascari.

Justo por detrás tenía a su compatriota, Carlos Sainz, el único componente de Ferrari que parecía querer salvar otro fin de semana abocado al fracaso, más aún tras el accidente de Leclerc en la Q3, seguido de un desplome del monoplaza por el que acabó abandonando en carrera. El madrileño prefería una carrera con la pista seca y así estaba el asfalto cuando inició la carrera a las 15:00 horas, pero cuanto menos quedaba para que se apagase el semáforo más se nublaba el cielo.

Por ese motivo, todos los pilotos salieron con neumático blando, excepto Hamilton (13º) y Hulkenberg (15º). Una decisión que rectificaron hasta 11 pilotos que se metieron en boxes a poner intermedios en las dos siguientes vueltas. Todo ello después de una salida en la que Fernando Alonso sacó la varita y adelantó de golpe por la izquierda a Albon y Russell para ponerse tercero. Acto seguido, hizo lo propio con Norris y se puso segundo por detrás de Verstappen.

Cinco adelantamientos de Alonso

En esa situación, ambos se marchaban a boxes para cambiar a los neumáticos de mojado, mientras que valientes como Norris o Russell trataban de aguantar el segundo chaparrón de la tarde, después de que Alonso les empapase en la salida antes de cobrarse otra víctima ya con los intermedios, Leclerc. Sin embargo, la lluvia fue un espejismo y antes de la vuelta 10 desde el paddock ya pensaban en hacer la transición, de nuevo, a gomas secas.

Dicho y hecho, Fernando Alonso entraba en la vuelta 11 para volver a enfundarse esos blandos con los que se había puesto segundo en la salida. Al mismo tiempo, lo hacía Verstappen. Tras la parada de Checo Pérez, que había liderado en el tramo de intermedios, el holandés se volvía a poner al frente con su compañero y el de Aston Martin por detrás. Y un poco más atrás, Sainz emprendía su propia guerra contra Gasly –beneficiado por formar parte del primer grupo que entró a boxes– para ponerse cuarto.

Bandera amarilla

Las nubes cargadas de agua seguían merodeando en Zandvoort, pero dirección de carrera iba a bajar el ritmo sacando la bandera amarilla por un nuevo accidente de Sargeant, obligado a abandonar después de volver a estrellarse, al igual que en la calificación. Poco o nada pasó en una relanzada en la que Pérez zigzagueó por delante de Alonso para impedir momentáneamente el quinto adelantamiento del asturiano en Holanda.

Poco a poco se iban distanciando los Red Bull del asturiano, así como Verstappen de su compañero, al que le metió más de cuatro segundos mientras la lluvia se seguía acercando a la pista. El neumático blando estaba dando la sorpresa en el ecuador de la prueba por su resistencia en el asfalto a la hora de degradar. Con Leclerc ya fuera de la pista, Ferrari se centró Carlos Sainz, y le ofreció una valiosa información: las ruedas estaban aguantando 10 vueltas más de lo esperado. Es por ello que el español paró en boxes para que le colocaran otro juego de blandos y marcó tendencia para los pilotos que marchaban en lo más alto.

Con esta nueva situación, Aston Martin entraba en juego. Fernando Alonso estaba haciendo la carrera perfecta, sacando todo lo que su coche puede dar y más. Sin embargo, una lentísima parada en boxes colocó a Sainz en el tercer puesto, pero le duró menos que un caramelo en la puerta de un colegio porque el avión asturiano le iba a adelantar muy sobrado en la recta principal.

El diluvio final

«Dos minutos para que llueva». Ese fue el aviso que recibió Gasly cuando estaba a punto de caer el diluvio final. El pronóstico de Alpine, y del radar, se cumplía en la vuelta 61, cuando comenzó a llover de manera brusca y los pilotos se marchaban a boxes para volver a los neumáticos intermedios. Nueva situación de carrera en la que básicamente había que sobrevivir, porque la pista estaba para ruedas de lluvia extrema.

El primero en caer fue Pérez, que cegado por las gotas trompeó e impactó ligeramente con el muro, por lo que Fernando Alonso, ahora sí, se colocaba segundo. El siguiente fue Zhou, quien sí se estampó por completo y tenía que abandonar, una acción que en estos tiempos obliga a la FIA a sacar la bandera roja. La carrera estuvo parada durante todo el tramo fuerte de lluvias y se reanudaría desde el pit-lane, donde el piloto español iba a resalir por detrás del líder de la prueba y del Mundial, Verstappen.

Nada se podía descartar, la 33 era una posibilidad y Fernando Alonso era consciente de ello. Más aún cuando se dio cuenta, al igual que todos los espectadores, de que la pista volvía a estar más para ruedas de lluvia extrema que intermedias. Los pronósticos no fallaban y el duelo entre el asturiano y Verstappen en la relanzada fue espectacular, sólo un segundo le separaba de la victoria.

Alonso tenía dos cosas aseguradas en el último tramo: la segunda plaza por la sanción de cinco segundos a Pérez –excedió la velocidad en el pit-lane– y la vuelta rápida. Finalmente, se tuvo que conformar con ser segundo, que no está nada mal después de cuatro carreras y un verano lleno de dudas en Aston Martin, que vuelve a ser el segundo coche y confirma la mejoría para las últimas carreras del Mundial.

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