FÓRMULA 1

Las enfermizas manías de Ron Dennis, el antiguo jefe de Fernando Alonso

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Ron Dennis tras un cartel de McLaren. (Getty)

Siempre ha sido Ron Dennis un personaje que tenía la fama de dirigir McLaren de una forma un tanto peculiar. Definirle como un tipo controlador era quedarse corto. Muy corto. Todo queda confirmado gracias a Adrian Newey, que trabajó durante 7 años para el antiguo jefe de Fernando Alonso. El mago aerodinámico, ahora en Red Bull, ha destapado varios de los trapos sucios de la época de Dennis en Woking.

“Se sabe que el color favorito de Ron Dennis es el gris. Todo en la fábrica de McLaren era gris, excepto mi oficina. La oficina tenía un techo de caoba oscuro, un escritorio negro, marcos de ventana negros y una silla de color marrón oscuro. Trabajaba como un loco hasta la medianoche todos los días y era un lugar muy deprimente cuando me iba a casa. Cuando salí para un Gran Premio de Hungría el jueves por la mañana, le pedí al gerente de la fábrica que hiciera mi lugar de trabajo un poco más afable y le pusiera un poco de pintura azul. Cuando regresé era mucho más acogedor. Entonces vino esa noche Ron Dennis para ver cómo estaba progresando. Cuando se paró en la puerta, dejó de respirar y se puso completamente rojo. Finalmente se puso de puntillas y se fue, sin decir una palabra. Condujo a casa con su esposa Lisa alterado por completo”, cuenta Newey.

Las manías de Ron Dennis llegaban hasta el punto de atentar contra la salud de los empleados de McLaren, que incluso llegaron a tener prohibido el tener una botella de agua en su zona de trabajo, algo que la ley laboral logró arreglar. “Al principio, ni siquiera se permitía tener botellas de agua en tu lugar de trabajo. Solamente cuando Dennis se enfrentó a las amenazas de la ley laboral, tuvo que ceder. Pero el café o el té siguieron estando prohibidos. Además, solo permitía una foto personal en el escritorio, y tenías que guardarla cuando te ibas para casa. Era un ambiente muy controlado. Entrabas a través de unos largos corredores blancos y tardabas un tiempo en llegar al trabajo. Un día decidí realizar otra ruta por el césped del aparcamiento. Recibí una advertencia por correo electrónico de que una investigación interna se iniciaría si no realizaba la ruta prevista para llegar a mi oficina”, finaliza Newey.

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