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El portero duda si presentarse

Casillas: ¿una opción real a la presidencia de la Federación o una fantasía de Tebas?

  • Francisco Rabadán
  • Redactor jefe de deportes. He tenido la oportunidad de cubrir dos Juegos Olímpicos, varios Mundiales de distintas disciplinas y algún que otro All-Star de la NBA con los Gasol. De Córdoba y sin acento.

El nombre de Iker Casillas ha sonado con mucha fuerza en las últimas horas para presentarse a las elecciones a la presidencia de la Federación Española de Fútbol. El portero, oficialmente no retirado del fútbol, ha sido mencionado como una opción por diversas personas afines al presidente de la Liga, Javier Tebas, quien quiere presentarle como su Lazarillo contra Rubiales. Pero, ¿realmente reúne el ex capitán del Real Madrid y la selecciones opciones para ganar ese puesto?

Si esto fuesen unas elecciones donde votaran todos los españoles, seguramente Iker ganaría con la gorra a Rubiales, pero aquí sólo votan 140 asambleístas que no hace ni dos años dieron un SÍ abrumador al actual presidente sobre Juan Luis Larrea, el ex tesorero de Ángel María Villar.

En las últimas horas no han sido pocos los que se han puesto en contacto con Casillas para prevenirle de que su sueño de presidir el fútbol español no es tan sencillo como se lo pintan desde la Liga. Ganar unas elecciones desde fuera de una Federación, según muchos expertos en la materia, entraña una misión complicada para el candidato externo por no decir imposible. Rubiales sacó adelante en la última Asamblea las cuentas con un único voto en contra. No es un dato baladí.

Otra de las cosas que a Iker seguramente no le hayan contado son los hipotéticos apoyos con los que contaría como Lazarillo de Tebas. Los clubes de la Liga que componen la Asamblea –y no todos porque el Barça y el Celta dan la espalda a Tebas– y quizá un sector de la Asociación de Futbolistas Profesionales de David Aganzo serían sus principales valedores. Ellos, a lo sumo, pueden conseguir el 20% de la Asamblea federativa y siendo muy optimistas.

Iker tendría que empezar a convencer a un fútbol modesto que está encantado con Rubiales por el aumento de ingresos gracias a la Supercopa de Arabia, al colectivo arbitral que apoya al presidente con el VAR, a los presidentes de las Federaciones territoriales, al fútbol sala y a los entrenadores… Casillas, que cobra de la Liga como Embajador, lo tiene, dicho rápido y mal, en chino.

Porque además el factor tiempo corre en contra del portero, que tendría que dejar sus actuales funciones en el Oporto para dedicarse en cuerpo y alma a unos comicios que no deberían tardar en celebrarse más de tres meses. Casillas, por si fuera poco, tiene el hándicap de la inexperiencia en ningún puesto directivo previo, una losa que puede ser más importante que el nombre de su DNI.

El portero, al que los acólitos de Tebas seducen con cantos de sirena, debe sopesar si dejarlo todo atrás para presentarse rápido y mal a unas elecciones que tiene perdidas de antemano. Casillas posee una imagen y un prestigio que preservar antes de dar un paso en falso en su carrera profesional después de los terrenos de juego.