Las Palmas, indignada con los lloros del Barcelona sobre su viaje a Gran Canaria

Las Palmas
Matías Aguirregaray discute con Leo Messi durante el Las Palmas - Barcelona. (AFP)

En los últimos días la consigna en el Barcelona ha sido clara: quejarse de su viaje a Las Palmas. Tanto Ernesto Valverde como algunos de los futbolistas, en los que se encuentra Sergio Busquets, no han hecho otra cosa que mostrar su disconformidad con el desgaste que podría traer el desplazamiento a Gran Canaria, algo que les sucede una vez por temporada, mientras que al cuadro de Paco Jémez lo sufre cada dos semanas…y cada año.

En la entidad canaria no han gustado nada las declaraciones de los miembros del Barcelona en las últimas horas. Tienen claro que es una falta total de respeto para un club humilde que sufren la distancia constantemente. Sea en Primera o en Segunda, Las Palmas tiene que coger aviones que le trasladen a la Península cada 14 días, estando aseguradas las 2 horas, como mínimo, de avión.

Desde el club piensan que si supieran lo que significa vivir esta situación, jamás se hubieran quejado por los viajes. Porque en Las Palmas saben lo que es cada dos semanas tener que madrugar para coger algún avión, o embarcar después de un partido, llegando a altas horas de la noche a casa. Además, la prácticamente imposibilidad de viajar en el mismo día hace que los futbolistas, cuerpo técnico y directivos pasen más horas lejos de sus familias que la de los jugadores, en este caso, del Barcelona, que en muchas ocasiones pueden trasladarse a otra ciudad en el mismo día. A esto habría que añadirle el cansancio físico que acarrean todos estos desplazamientos y horas de esperas en los aeropuertos.

Pero además hay más cosas que escuecen en la isla: las diferencias en los viajes. «Los nuestros son en peores condiciones, seguro», comentan en Las Palmas. Porque son buenos conocedores que el club canario no puede disponer económicamente de todos los lujos que disfrutan en el Barça. Y esto no es sólo por las comodidades de los aviones, sino la imposibilidad de llegar directamente a la ciudad donde se juega el partido. En muchas ocasiones, en la Unión Deportiva han tenido que hacer escala en algún aeropuerto antes de coger otro avión, o lo que es peor, aterrizar y coger un autobús para desplazarse por carretera hasta el destino deseado.

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