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HA ENCAJADO TRES GOLES EN DOS JORNADAS

Iba todo bien hasta que han comenzado a suceder cosas raras: tres goles encajados de cabeza

“Ando viendo al Atlético de Madrid desde el inicio de la temporada. Iba todo bien hasta que han comenzado a suceder cosas raras”. No, no se trata de un nuevo hilo que te mantendrá enganchado a Twitter sin dormir y o comiendo con el tenedor en una mano y el móvil en la otra. Pero tal vez, el cuerpo técnico rojiblanco no deberían perder de vista esta historia. 

Dos jornadas y tres tantos encajados. Si ver al Atlético encajar goles es algo extraño, verle encajar todos por jugadas aéreas podría parecer paranormal. Además, en la pretemporada, el Brighton ya se aprovechó de esta debilidad que parecer estar mostrando el club rojiblanco en las últimas semanas.

En el choque frente al Girona, un recién ascendido, el Atlético ofreció síntomas de que algo pasaba. En tan sólo cuatro minutos, Stuani había sacado las vergüenzas a los rojiblancos después de mandar al fondo de la red dos balones con la testa. Poco pudo hacer Jan Oblak, que terminó salvando los muebles en los últimos minutos con una parada soberbia.

Primero falló Stefan Savic. Parecía que su clon, como en la historia de Manuel Bartual, había saltado al césped de Montilivi. El delantero uruguayo le ganó la partida al zaguero serbio, y consiguió entrar en la historia del Girona haciendo el primer gol de la entidad en Primera. Instantes después mojaría de nuevo con la cabeza, pero esta vez sin oposición de los colchoneros. Algo misterioso también.

Lo mismo pasó en Las Palmas, pero con diferentes protagonistas. Esta vez fue Jonathan Calleri el que le ganó la partida a Diego Godín, un verdadero experto en el juego aéreo. Poco les sirvió esa diana a los canarios, que acabaron encajando una manita en su propio estadio.

Viendo esto, Simeone y su cuerpo técnico han podido pensar algo como: “Vale, ha pasado algo”. Ahora, los aficionados rojiblancos esperan una rápida reacción del equipo, que tiene dos semanas para corregir los errores, y que no se demoren tanto como Manuel Bartual con sus tuits, que nos han mantenido a todos en vela.