Alcaraz dice adiós por lesión ante Rune y se despide de París-Bercy
Carlos Alcaraz se retiró ante el joven danés Holger Rune y se despide en cuartos de final del Masters 1000 de París-Bercy
Carlos Alcaraz se despide del Masters 1000 de París-Bercy en cuartos de final. El duelo generacional que media al tenista murciano con Holger Rune, el poderoso danés que apunta a ser su gran rival en la próxima década, fue en todo momento de costado para el murciano y acabó, antes de tiempo, por unas molestias en esta zona del tenista español. Carlitos perdía por 6-3 y 6-6 (3-1) cuando dijo basta y no pudo continuar luchando en un partido que le despide del último Masters 1000 de la temporada y, debido a su lesión, deja dudas de que pueda continuar en activo en los próximos torneos que quedan en el año.
Los cuartos de final de París-Bercy representaban un día especial para el futuro del tenis, debido al encuentro, por primera vez en territorio profesional y de ‘adultos’, entre Carlos Alcaraz y Holger Rune. Los dos genios de la generación del 2003 se medían frente a frente por un puesto en semifinales del torneo galo, con muchas expectativas y después de haberse cruzado en varias ocasiones en su etapa de menores, incluso el pasado año en las ATP NextGen Finals, donde Carlitos dio buena cuenta de su ‘colega’ Holger.
París-Bercy llevaría en sus adentros un encuentro de otra índole, con Rune ya consolidado entre los mejores y amenazando con llegar a un Top-15 que merece por calidad, mientras Alcaraz, todavía más precoz en sus triunfos, le miraba desde el número uno. Los últimos resultados de Holger, reciente finalista en Basilea, le otorgaban el beneficio de la duda con respecto a sus opciones en el partido, aunque Carlos era, por palmarés y nivel actual, favorito para entrar en semifinales.
Rune es un tenista que encandila, con la frialdad de los nórdicos y el talento de los elegidos dentro de una pista de tenis. Suyo es el futuro y, por supuesto, también de Alcaraz, pero fue él el que golpeó primero en un encuentro que hipnotizó a los presentes en el Accor Arena de París. Carlos y Holger son, aun con 19 años en cada lado, dos elegidos en lo físico, lo creativo y lo técnico. Una auténtica delicia de la que disfrutar desde el primer minuto.
El primer disparo al partido lo daría Rune, aunque con balas de fogueo, en un primer juego al servicio de Alcaraz del que saldría airoso de milagro. Ya había avisado el danés, que siguió percutiendo hasta encontrar resultado en un incómodo Carlitos, que no podía dominar los intercambios como le gusta, llevándole esto a cierta precipitación en sus golpeos. Holger encontraría el resquicio en el sexto juego, en el que rompió el servicio de su rival y colocó una ventaja que iba a ser demasiado para Alcaraz. Dinamarca pegaba primero en el duelo del futuro. Rune se adelantaba por 6-3 y quedaba a un set de las semifinales.
El choque había ido muy rápido y Alcaraz debía templarlo para comenzar la remontada. Su bagaje al resto se había saldado con cero pelotas de break a favor y, pese a que Rune no es para nada un mal sacador, tampoco hablamos de un especialista. A Carlos le tocó volver a sufrir para sacar adelante el suyo en el inicio, pero después de varios juegos sin opción para ninguno en las devoluciones, fue él el que se quedó más cerca de quebrar, aunque sin éxito. La derecha volvía a correrle con regularidad, pero tanto en el 3-2 como en el 4-3, Alcaraz no estuvo todo lo fino que deseara en los momentos clave. Un break hubiera supuesto un espaldarazo para la remontada, pero no llegó.
Muerte súbita y retirada
El set, y podía ser que el partido, se decidiría en el tramo clave de un segundo set no apto para cardiacos. Rune había sufrido pero, una vez ahí, tenía las de ganar al pasar la patata caliente de la presión a un dolorido Alcaraz que en el primer set se había mostrado demasiado ansioso cuando le tocó gestionar los nervios. El tie-break dictaría sentencia pero no pudo. Unas molestias de Alcaraz no le dejaron continuar cuando Rune dominaba por 1-3. Carlos se despide de París-Bercy sembrando la duda sobre su futuro, mientras su compañero generacional toma su testigo en busca de la gloria en un Masters 1000.