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El truco clave de los expertos para acabar con los caracoles de tu jardín este verano: es infalible

  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

Con la llegada del buen tiempo y las lluvias ocasionales del verano, los jardines florecen en todo su esplendor, pero también aparecen visitantes no deseados: los caracoles. Estos moluscos pueden parecer inofensivos, pero su apetito voraz puede acabar en poco tiempo con las plantas más delicadas. Muchas personas buscan soluciones para controlar esta plaga sin recurrir a productos químicos agresivos, especialmente quienes desean mantener un espacio más seguro para sus mascotas, niños y el medio ambiente en general. Afortunadamente, existe un truco sencillo, natural y sorprendentemente eficaz para acabar con los caracoles del jardín: el café molido.

Su textura, acidez y sobre todo su fuerte aroma actúan como un repelente natural para ciertos insectos y, especialmente, para los caracoles. Estos animales tienen una piel muy sensible que les permite moverse gracias a una película de mucosa. Cuando entran en contacto con superficies ásperas o ácidas, como el café molido, su desplazamiento se vuelve incómodo e incluso doloroso. Además, el olor del café resulta insoportable para su sistema sensorial, por lo que tienden a evitar las zonas donde este está presente. Así, una simple capa de café molido puede convertirse en una auténtica muralla contra estos intrusos.

Adiós a los caracoles del jardín con este truco

Los caracoles pueden convertirse rápidamente en una auténtica pesadilla para los amantes de la jardinería. Estos moluscos se sienten especialmente atraídos por ambientes húmedos, lo que convierte a los jardines en el paraíso perfecto para ellos. Suelen salir al anochecer o durante los días nublados, ocultándose entre hojas, macetas o bajo piedras durante el día. En cuestión de horas pueden devorar hojas, tallos e incluso brotes recién nacidos.

Lo peor es que se reproducen con rapidez y en grandes cantidades. Si no se controlan a tiempo, pueden causar verdaderos estragos. Por eso, muchas personas recurren a trampas, cebos comerciales o incluso soluciones químicas. Sin embargo, estos métodos pueden afectar a otros insectos beneficiosos o incluso ser tóxicos para mascotas y fauna silvestre. Por eso, cada vez más personas optan por soluciones caseras, naturales y seguras. Y aquí es donde entra en juego el café.

El proceso para usar café como repelente es muy simple:

  1. Guarda los posos de café usados tras preparar la bebida. No hace falta que los seques al sol, pero es recomendable que no estén completamente empapados para evitar la aparición de moho. Puedes almacenarlos en un recipiente durante unos días.
  2. Una vez que tengas una cantidad suficiente, espárcelos directamente sobre la tierra alrededor de las plantas que quieres proteger. También puedes crear una especie de anillo de seguridad en torno a las macetas o a zonas específicas del jardín.
  3. Con el tiempo y la humedad del riego o de la lluvia, el café perderá parte de su efectividad. Por eso, es importante renovarlo cada pocos días, especialmente después de lluvias fuertes.

Este truco no sólo es eficaz contra los caracoles del jardín, sino que además enriquece ligeramente el suelo. Aunque no es un fertilizante completo, el café aporta pequeñas cantidades de nitrógeno y materia orgánica, lo cual puede beneficiar el crecimiento de algunas plantas, especialmente aquellas que prefieren suelos ligeramente ácidos.

Consejos adicionales

Aunque el uso del café puede ser un truco muy eficaz para mantener a los caracoles alejados del jardín, combinarlo con otros métodos naturales puede potenciar aún más su efecto. La clave está en crear un entorno poco atractivo para estos moluscos. Una opción muy útil es utilizar ceniza de madera, ya que una textura seca y áspera que incomoda el desplazamiento de los caracoles. Además, al contener minerales como el potasio o el calcio, puede enriquecer ligeramente el suelo, beneficiando el crecimiento de ciertas plantas.

Otro recurso sencillo y al alcance de todos son las cáscaras de huevo. Después de usarlas en la cocina, puedes enjuagarlas y triturarlas para esparcir los pedacitos alrededor de las plantas más vulnerables. Sus bordes irregulares y afilados forman una barrera física muy incómoda para los caracoles. Este método, además de ser eficaz, tiene el valor añadido de añadir calcio al suelo, lo que puede ser beneficioso para ciertas hortalizas como los tomates o las acelgas.

También puedes recurrir al cultivo de hierbas aromáticas que actúan como repelentes naturales. Algunas plantas como la menta, el romero, la lavanda o la salvia emiten olores fuertes que resultan molestos para muchos insectos y moluscos. Estas especies no sólo ayudan a mantener alejados a los caracoles, sino que también aportan belleza al jardín. Puedes colocarlas en los bordes de los bancales o intercalarlas entre tus cultivos para crear una protección natural y continua.

Finalmente, no debemos olvidar que la limpieza del jardín es fundamental para evitar plagas. Los caracoles buscan lugares húmedos y oscuros para esconderse durante el día. Retirar hojas caídas, restos de poda y mantener la hierba a raya reduce considerablemente los escondites donde estos animales pueden refugiarse.