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Las mejores frases de la Madre Teresa de Calcuta

Agnes Gonxha Bojaxhiu o más conocida al paso de la historia como Madre Teresa de Calcuta, fue una monja católica que dedicó buen para de su vida a ayudar a los más desafortunados y pobres en diversas partes del mundo. Por su gran figura queremos saber las mejores frases de la Madre Teresa de Calcuta.

Murió en el año 1997, cuando el papa Francisco aprobó su canonización en diciembre de 2015. Conozcamos más su vida y presencia a través de sus citas más célebres.

Las frases de la Madre Teresa de Calcuta

Las palabras amables pueden ser cortas y fáciles de decir, pero sus ecos son realmente infinitos.

Hay cosas que te encantaría oír y que nunca escucharás de la persona que te gustaría que te las dijera. Pero no seas tan sordo como para no oírlas de aquel que las dice desde su corazón.

El perdón es una decisión, no un sentimiento, porque cuando perdonamos no sentimos más la ofensa, no sentimos más rencor. Perdona, que perdonando tendrás en paz tu alma y la tendrá el que te ofendió.

Difunde el amor donde quiera que vayas. No dejes que nadie se aleje de ti sin ser un poco más feliz.

Si no tenemos paz en el mundo, es porque hemos olvidado que nos pertenecemos el uno al otro, que ese hombre, esa mujer, esa criatura, es mi hermano o mi hermana.

Para que el amor sea verdadero, nos debe costar. Nos debe doler. Nos debe vaciar de nosotros mismos.

Yo puedo hacer cosas que tú no puedes, tú puedes hacer cosas que yo no puedo; juntos podemos hacer grandes cosas.

El amor es un fruto que madura en todas las estaciones y que se encuentra al alcance de todas las manos.

El dinero solo puede comprar cosas materiales, como alimentos, ropas y vivienda. Pero se necesita algo más. Hay males que no se pueden curar con dinero, sino solo con amor.

Nuestro examen de conciencia es el espejo en el que vemos nuestros logros y nuestras dificultades. Por eso debemos afrontarlo con sinceridad y amor.

Darle a alguien todo tu amor nunca es garantía de que él también te amará; pero no esperes que te amen, solo espera que el amor crezca en el corazón de la otra persona. Y si no crece, sé feliz porque creció en el tuyo.

Sabemos muy bien que lo que estamos haciendo no es más que una gota en el océano. Pero si esa gota no estuviera allí, al océano le faltaría algo.