Ni sal ni mantequilla: el sencillo truco de los chefs para que las patatas hervidas queden sabrosas (pero de verdad)
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El truco de los chefs para que las patatas fritas no se peguen
Las patatas hervidas están presentes en múltiples elaboraciones de la gastronomía española. Desde un puré hasta una ensaladilla rusa, pasando por guisos o como simple acompañamiento de una carne o pescado, este alimento se adapta a diferentes preparaciones. Su versatilidad es enorme, aunque conseguir que resulten sabrosas sin recurrir a añadidos excesivos es un reto.
A menudo, la costumbre dicta que se agregue mantequilla, ajo o hierbas para dar más matices al sabor. Sin embargo, la cocina profesional se la rebuscó con otras técnicas que buscan resaltar las cualidades propias de la patata. Se trata de un procedimiento de cocción con un ingrediente inesperado, que no enmascara su gusto natural y que ofrece un resultado equilibrado.
¿Cuál es el truco de los chefs para que las patatas hervidas queden sabrosas?
Lo que marca la diferencia en unas patatas hervidas no es tanto el acompañamiento posterior como el proceso en el que se cuecen. Los cocineros profesionales recomiendan añadir un chorro de vinagre al agua en el momento en que comienza a hervir.
Esta pequeña variación produce varios efectos: intensifica el sabor sin modificarlo y evita que las patatas se rompan con facilidad.
El vinagre, en contacto con el calor, pierde la acidez inicial que podría percibirse en crudo. El resultado es un realce del gusto propio de la patata, más definido y persistente en boca.
Al mismo tiempo, el vinagre ayuda a que la piel se desprenda con más facilidad después de la cocción, lo que simplifica la tarea si se desea pelarlas para preparar un puré o una ensaladilla.
Cómo cocer patatas hervidas con vinagre, paso a paso
Para aplicar este truco no se necesita complicación alguna. Los ingredientes básicos son:
- Patatas medianas (3 unidades para dos personas).
- Agua abundante.
- Una cucharada de sal.
- Un chorro de vinagre.
Proceso de cocción:
- Lavar bien las patatas, sobre todo si se van a cocer con piel.
- Colocarlas en una cacerola con agua suficiente para cubrirlas.
- Cuando el agua empiece a hervir, añadir la sal y, justo después, el vinagre.
- Mantener la ebullición entre 20 y 30 minutos según el tamaño de la patata.
- Comprobar la cocción pinchando con un tenedor: debe entrar sin resistencia.
- Una vez listas, enfriarlas en agua fría para detener el proceso.
Con este método, las patatas hervidas resultan firmes pero fáciles de cortar, lo que facilita su uso en diferentes recetas.
Variedades de patata más adecuadas para hervir
No todas las patatas reaccionan igual al hervido. En España existen más de 150 variedades, pero las más recomendadas para cocer son Monalisa, Kennebec, Spunta y Desirée. Estas opciones se caracterizan por tener una textura adecuada y mantener su integridad durante la cocción.
Las patatas nuevas, recogidas recientemente, son otra alternativa interesante. Contienen más agua y se deshacen menos, lo que las hace idóneas para servir como guarnición. En cambio, si el objetivo es elaborar un puré, se pueden emplear variedades que tiendan a ablandarse más durante la cocción.
El tamaño también es clave. Lo ideal es escoger patatas similares para que todas alcancen el punto de cocción al mismo tiempo. De este modo se evita que algunas queden duras mientras otras se deshacen.
Otras formas de potenciar el sabor de las patatas hervidas
El vinagre no es el único recurso que se puede aplicar. Dependiendo del plato final, los chefs aconsejan cocer las patatas en caldo en lugar de agua. Un fondo de pescado o de carne aporta matices adicionales sin necesidad de añadir mantequilla o especias en exceso.
También se puede recurrir a una mezcla de leche y aceite de oliva virgen extra, sobre todo cuando el destino es un puré. En este caso, lo recomendable es triturar con prensa patatas en lugar de batidora, ya que así se evita que la textura se vuelva gomosa por la liberación del almidón.
Otro punto a tener en cuenta es el método de cocción. Las patatas hervidas pueden prepararse en microondas, lo que reduce el tiempo a unos diez minutos. Sin embargo, los cocineros profesionales señalan que el resultado más equilibrado en sabor y textura sigue siendo el hervido tradicional con agua, sal y vinagre.
De esta manera, el tubérculo conserva su carácter esencial y se convierte en una guarnición versátil, lista para integrarse en recetas tradicionales como ensaladilla rusa, guisos o platos de pescado y carne a la plancha.
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