Hacer esto con el frigorífico te ayudará a ahorrar en la factura de la luz este invierno
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Teniendo en cuenta que el precio de la luz registra máximos históricos, seguro que una de tus principales preocupaciones este invierno es la de abaratar la factura. Pues bien, debes saber que el frigorífico es el electrodoméstico que más consume, y no es suficiente con que sea eficiente: el uso que tú hagas de él también va a influir muchísimo en el consumo y, por lo tanto, en el importe de la factura de la luz.
Si realmente quieres ahorrar, es importante que no abras la puerta del frigorífico todo el rato. Cuando estableces la temperatura a la que quieres que se mantengan los alimentos, lo que estás haciendo es definir la temperatura ambiente en el interior del electrodoméstico.
¿Qué ocurre si abres y cierras continuamente la puerta? Aunque parezca un gesto sin importancia, lo cierto es que cada vez que lo haces el frigorífico tiene que trabajar más para recuperar la temperatura que hayas establecido.
Un sobreesfuerzo energético que puede disparar el consumo, especialmente si tienes por costumbre hacerlo cada día. Por lo tanto, es importante que minimices el número de veces que abres la puerta, así como el tiempo que permanece abierta.
Piensa muy bien qué es lo que quieres coger del frigorífico y dónde está situado para que, al abrir la puerta, puedas cogerlo en unos pocos segundos. De esta manera, podrás reducir el importe de la factura de la luz este invierno.
Las claves para ahorrar con el frigorífico
Además de no abrir y cerrar la puerta continuamente, hay otras claves que pueden ayudarte a ahorrar con un buen uso del frigorífico.
Nunca metas los alimentos calientes porque cualquier aumento de temperatura en el interior del electrodoméstico supondrá un sobreesfuerzo a nivel energético. Por lo tanto, si acabas de cocinar y quieres guardar el guiso en el frigorífico, espera a que alcance la temperatura ambiente.
Al llegar de la compra, para no tener que abrir y cerrar varias veces la puerta, separa los alimentos que se conserven en frío. Cuando los tengas todos agrupados, mételos de una sola vez en el frigorífico.
A todo esto hay que sumar la importancia de meter los alimentos en orden. Lo ideal es destinar los estantes superiores y centrales para los platos ya cocinados, los lácteos y los embutidos. En los estantes inferiores debes colocar las carnes y los pescados crudos, así como los alimentos para descongelar. Y, en la puerta, la zona menos fría, las bebidas y las salsas.
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