Exposición de cine y moda en CaixaForum Madrid

Jean Paul Gaultier: «Antes se aplaudía al final de los desfiles, ahora todo el mundo está grabando con el móvil»

Jean Paul Gaultier: «Antes se aplaudía al final de los desfiles, ahora todo el mundo está grabando con el móvil»
Jean Paul Gaultier © Capucine Henry, 2021.

El creador de moda Jean Paul Gaultier ha estado en Madrid presentando la nueva exposición en CaixaForum Madrid: Cine y moda. Por Jean Paul GaultierEn su intervención, en la que se le vio cómodo y muy simpático, habló de miles de anécdotas de los desfiles de moda, de su amistad con Pedro Almodóvar, la prueba de vestuario con Victoria Abril y el amor que tiene al cine.

En la presentación, que se ha hecho en un auditorio repleto de prensa, estaban también presentes la directora general adjunta de la Fundación ”la Caixa”, Elisa Durán; el director de La Cinémathèque française, Frédéric Bonnaud, y la experta en cine de La Cinémathèque française y comisaria de la muestra, Florence Tissot.

Explicaba Gaultier que él comenzó a hacer moda gracias a lo que veía en el cine, le gustaba tener una visión de la moda casi escenográfica y tener en la cabeza una creación como conjunto. En este sentido, comentó, «para mí el desfile era la culminación. De hecho, no sé si hubiera hecho moda si no hubiera desfiles». De todos modos, y mirando atrás, comenta que al principio «iban amigos, familia, conocidos, etc. Era una gran fiesta donde, además, se aplaudía al final del desfile. Pero, ¿ahora? Ahora todo el mundo está con los móviles grabando. No hay aplausos».

Cree, además, que la moda refleja «la evolución de la sociedad, lo representa. Es un espectáculo de la evolución de lo que va sucediendo. A medida que hacía moda, me centraba en las mujeres y en los hombres. Me resultaba interesante la forma en la que la mujer iba cogiendo más y más fuerza, independencia y empoderamiento; mientras que veía que el sector masculino se relajaba y, de algún modo, se iba fragilizando. Por ello, a mi primer desfile le puse el nombre de «El hombre objeto». Esta evolución también se ha visto en el cine».

«La mujer ya no es la sombra gris que va tras el hombre»

Hubo un momento en el que Galultier le pregunta a Durán si su americana lleva bolsillo lateral dentro de la americana. «¿Tu americana lleva bolsillo lateral interior? ¿No? Pues eso debe ser antes de mí, siempre los he puesto porque las mujeres también tienen que llevar su cartera y pagar sus facturas, ¡o no es así! A los hombres también nos gusta que nos inviten».

La muestra, que ha estado oorganizada por la Fundación ”la Caixa” y La Cinémathèque française, propone un viaje ecléctico, a través de distintos géneros y estilos, uniendo cine y moda en un suntuoso desfile con grandes diseñadores y estrellas de cine. Todo ello desde la visión personal y subjetiva del modisto Jean Paul Gaultier quien, más allá de sus obsesiones cinéfilas y fetiches de la moda, reflexiona sobre el papel de ambas industrias en la sociedad como potenciales motores de transformación.

Tras su paso por La Cinémathèque française, en París, la muestra llega por primera vez a España, donde podrá verse en CaixaForum Madrid hasta el 5 de junio, y posteriormente en CaixaForum Barcelona.

La entidad ha dedicado retrospectivas a grandes nombres del mundo del cine, como Charles Chaplin, Federico Fellini y Georges Méliès, y a compañías pioneras como Pixar o Disney. Gracias a la colaboración con La Cinémathèque française, se han presentado con anterioridad proyectos conjuntos como Arte y cine o Vampiros. La evolución del mito. Dividida en cinco ámbitos diferenciados, la exposición de autor Cine y moda. Por Jean Paul Gaultier revisa la presencia del mundo de la moda en el cine, las colaboraciones de grandes modistos en el vestuario de películas y la creación de los arquetipos masculinos y femeninos.

El enfant terrible de la moda pone el acento en aspectos clave como el empoderamiento femenino y presta atención a figuras heterodoxas de guerreros y guerreras, andróginos y travestis, así como a la influencia de las culturas rock, punk y queer que tanto han marcado la moda en los últimos años.

La exhibición, dedicada a la memoria de la cineasta Tonie Marshall, reúne un conjunto heterogéneo de más de 100 piezas de indumentaria que se muestran en cerca de 80 looks, fragmentos de más de 90 películas y 125 representaciones gráficas (carteles, bocetos, fotogramas y fotografías), entre originales y Dosier de prensa reproducciones, procedentes en su mayoría de la prestigiosa colección de La Cinémathèque française y que se complementan con obras de más de veinte prestadores nacionales e internacionales.

Entre los cerca de 80 looks icónicos del cine se encuentran vestidos que llevaron Audrey Hepburn en Desayuno con diamantes (1961), Catherine Deneuve en La sirena del Misisipi (1969) y en 8 mujeres (2002), Grace Kelly en La ventana indiscreta (1954); Sharon Stone en Instinto básico (1992); Marilyn Monroe en Eva al desnudo (1950); Marlene Dietrich en El cantar de los cantares (1933); Penélope Cruz en La niña de tus ojos (1998); Brad Davies en Querelle (1982) o el corsé que llevó Madonna en su gira Blond Ambition World Tour de 1990 (diseñado por el propio Jean Paul Gaultier).

También, los trajes de Superman (que vistió Christopher Reeve); La máscara del Zorro (1998), con Antonio Banderas; el short que llevó Sylvester Stallone en Rocky, o el vestuario de Victoria Abril en Kika (1993) que, junto con el de otras películas como La mala educación (2004) o El quinto elemento (1997), fue diseñado por Gaultier. En esta línea, también se exponen diseños de alta costura de Coco Chanel, Yves Saint Laurent, Pierre Cardin, Hubert de Givenchy, Manuel Pertegaz, Balenciaga y Sybilla, entre otros.

Hay dos películas que ocupan un lugar de honor en la exposición. La primera es Falbalas, melodrama de Jacques Becker (1945) ambientado en el ajetreo de una casa de costura durante la posguerra. Esta fue la película iniciática que Gaultier descubrió a la edad de 13 años y cuyas imágenes transformaría en creaciones de moda.

El diseñador repite a menudo: «Sin el desfile de Falbalas, nunca me habría dedicado a este oficio». El segundo largometraje es ¿Quién eres tú, Polly Maggoo? (1966), del fotógrafo americano residente en Francia William Klein, quien en el filme analiza su época con una mirada aguda y pone al desnudo los entonces incipientes reality shows. Se trata de una sátira de los delirios egocéntricos del mundo de la alta costura, donde en aquella época dominaba la era espacial en la que cayeron todos, desde el modisto misántropo hasta la redactora jefa más versátil.

Pocos años después del estreno de la película de Klein, en 1970, Pierre Cardin, conocido por sus creaciones futuristas unisex, acoge en su casa al joven Gaultier, quien considera que esa fue su segunda escuela de moda.

Cine y moda. Por Jean Paul Gaultier no es una historia exhaustiva de las relaciones entre la moda y el cine, sino una inmersión en las representaciones de los roles de género, en la gran pantalla y a través del vestuario. Por ella desfilan mujeres fatales ultrafeminizadas de Hollywood, como Mae West y Marilyn Monroe, con sus trajes ajustados de escotes vertiginosos, pero también la estrella francesa Brigitte Bardot, tantas veces acusada de atentar contra las buenas costumbres, a la vanguardia de una moda prêt-à-porter simple, joven y despreocupada.

Frente a ellas, los gánsteres, los vaqueros y los superhéroes encarnan virilidades conquistadoras: el profundamente machista John Wayne, el brutalmente muscular Sylvester Stallone o los más ingenuos primeros intérpretes de Superman, con sus famosas mallas. Entre ellos, Marlon Brando aparenta constituir una verdadera ruptura.

Rompiendo los esquemas en la pasarela… y fuera de ella

El credo del modisto es sexualizar los cuerpos, feminizar las siluetas masculinas, dar relevancia a las mujeres poderosas. Todo ello impregnado de cultura camp angloamericana: desde The Rocky Horror Picture Show hasta Divine, con películas como Pink Flamingos (1972), y en sintonía con las vanguardias emergentes y los movimientos de emancipación, defendiendo en todo momento que para él no existe un solo tipo de belleza.

«En 1976, cuando presenté mi primera colección en París, me consideraron un iconoclasta, apartado del buen gusto chic parisino. De hecho, solo los periodistas ingleses y japoneses hablaron y escribieron bien sobre mi desfile. Es cierto que no estaba de acuerdo con el dictado de que las mujeres deben ser a toda costa “hiperfemeninas”. Pero ¿qué quiere decir eso exactamente? ¿Llevar vestidos con volantes o con motivos, con flores, con pajaritos estampados? ¡Pues ese no es mi estilo! En Londres era al revés, yo veía a las mujeres en actitudes rebeldes. También había algunos en el Palace, en París, pero en Londres, esa excentricidad estaba por todas partes: en la calle, los estilos eran increíbles, con un marcado gusto por la diferencia y, además, siempre con sentido del humor», recuerda Jean Paul Gaultier.

A imagen del marinero de Querelle (Rainer Werner Fassbinder, 1982), símbolo homoerótico, o del bohemio look andrógino de Jane Birkin, exacerbado en Je t’aime moi non plus (Serge Gainsbourg, 1976), en Cine y moda. Por Jean Gaultier se describe la forma en que la ropa encuentra una magnífica cámara de resonancia en el cine, medio que tampoco ha dejado nunca de romper tabús. Todo ello, en un gran crisol de referencias, de cambio radical de códigos y de disolución de las fronteras.

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