Fortes corta la primera oreja del año en Madrid en una gris «victorinada»

Fortes
Fortes pasea la oreja conquistada en Las Ventas (Foto: Efe).

El joven malagueño Fortes cortó este domingo la primera oreja del año en Madrid, merced a una pura y entregada actuación, que le sirvió para imponerse a una descastada corrida de Victorino Martín, con la que naufragaron tanto El Cid como Pepe Moral.

Madrid no podía iniciar el año sin recordar a Victorino Martín. Su ganadero por excelencia. Para muchos, el más importante criador de reses bravas de la historia. Y, como tal, la exigente afición madrileña siempre le ha venerado desde que hace 50 años empezara a forjar su leyenda, precisamente en el albero capitalino.

Se le va a echar de menos. Su porte menudo, pero agigantado con su eterna y dorada sonrisa. Siempre acompañado de su inseparable hijo, o su nieta Pilar, encargados ahora de conservar el prestigio de una ganadería, estandarte de la bravura y la emoción, cualidades denostadas ahora con el animal feble y bobalicón que demandan los de arriba, y que hoy también se echaron en falta. Todo hay que decirlo.

Porque no funcionó como se esperaba la corrida. A los «victorinos» les faltó casta y entrega. Pero la fe de la parroquia madrileña en estos toros es tremenda. Quedó demostrado con los 14.484 espectadores que acudieron hoy a Las Ventas. Y todo al reclamo de los «grises» de la «A coronada».

También la terna de toreros había suscitado un gran interés, con dos jóvenes al alza como Pepe Moral y Fortes, y un Cid que sigue buscando reencontrarse con el gran torero que fue.

No lo pudo demostrar, sin embargo, con un primero de corrida mortecino por falta de casta, agravada por una cornada que llevaba en la nalga izquierda. El animal salió de chiqueros sangrando, y, algo aún peor, parece ser que ya estaba herido a la hora del apartado. Primer «petardo» del año.

No hay que decir que el trasteo transcurrió entre música de viento y, por supuesto, sin pena ni gloria.

Tampoco pudo ser con el cuarto, otro toro descastado, que se derrumbó en las probaturas de la muleta, pero que dejó estar, y al que el Cid diseñó una labor de querer y no poder. Pudo y debió estar mejor el sevillano.

Pepe Moral no tuvo «material» en su primero, una raspa sin clase ni recorrido; la cara natural y reponiendo a mitad del viaje. Por si fuera poco, el viento empezó a hacer acto de presencia. Ni un solo pase pudo dar el hombre, que acabó desistiendo.

No dijo tampoco nada el insulso quinto, con el que Moral no pasó de las cositas sueltas en una labor también de escasa consistencia.

Pero con Fortes llegó la luz. En el tercero. Un toro que no acabó de «romper», sin humillar, sin entregarse, con el defecto de puntear los engaños a media altura y de afligirse cuando se le exigía. Tampoco ayudó el aire, que por momentos hizo ingobernable su muleta del malagueño.

Ahí estuvo el mérito de Fortes, muy firme, valiente y, sobre todo, capaz para imponerse a tantas incomodidades y, sin dar nunca un paso atrás, acabar robándole varias «lapas» por el izquierdo, simplemente sensacionales.

Pureza por naturales, muy sentido, hondo y ajustado, aunque fueran de uno en uno. Torería también a raudales en un epílogo por abajo antes de agarrar una estocada efectiva que le granjeó la primera oreja del año en Madrid, un trofeo de los de verdad. La ovación al toro, en cambio, sobró.

Y otra gran dimensión ofreció en el sexto. Entrega, verdad, pureza, temple y mucho pulso fueron los mimbres de una faena mal finiquitada con los aceros. Una pena que no pudiera redondear una tarde en la que el verdadero homenaje se lo dio él.

 

FICHA DEL FESTEJO.- Toros de Victorino Martín, muy desiguales de presentación y juego. 

Manuel Jesús «El Cid», de azul noche y oro: estocada contraria y dos descabellos (silencio); y pinchazo y estocada trasera y descabello (silencio tras aviso).

Pepe Moral, de grana y oro: metisaca, pinchazo y estocada trasera (silencio); y dos pinchados, media y dos descabellos (silencio tras aviso).

Fortes, de lila y oro: estocada (oreja); y cuatro pinchazos y casi entera atravesada (silencio tras aviso).

 

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