La secreta enfermedad de Charles Darwin
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El título de este artículo bien podría ser igualmente el de una novela. Pero por más ficticio que suene, es cierto que el gran investigador sufría una extraña y misteriosa afección de la que poco se sabe. ¿Cuál pudo ser la secreta enfermedad de Charles Darwin?
Según se sabe, uno de los investigadores y científicos más importantes de la historia sufría de manera constante episodios que incluían dolencias como fiebres, úlceras cutáneas y diarreas.
Es curioso que dentro de las teorías de Darwin, donde se incluía la supervivencia del más fuerte y apto según su Teoría de la Evolución, su cuerpo le jugase tan malas pasadas.
La enfermedad de Charles Darwin
Aunque no conocemos mucho de la vida de este gran biólogo, algunos aspectos personales sí que han trascendido, y uno de ellos es este, el padecimiento secreto de esta enfermedad.
Según los diarios de Darwin, nunca tuvo un estado de salud ideal. De hecho, en sus textos se describen frecuentes dolencias, como las ya comentadas, que se sumaban a constantes y frecuentes flatulencias.
A estas dolencias se sumó una grave enfermedad que sufrió durante la expedición del Beagle, que le llevó a vivir graves problemas estomacales. En su día, se creyó que se debió al mal de Chagas, o tal vez una dolencia exótica por la picadura de algún insecto.
Darwin mejoró al volver de la expedición, pero los efectos no desaparecieron del todo, y le atormentaron hasta el último de sus días, aunque nadie sabe con exactitud qué afección padeció.
Y esta cuestión ha sido planteada por investigadores de la Erasmus University, que han decidido analizar qué afección pudo sufrir el célebre biólogo, llegando a la conclusión de que los síntomas concuerdan perfectamente con la enfermedad de Lyme, que es provocada por la bacteria llamada Borrelia.
Dicha bacteria se transmite al cuerpo humano a través de la picadura de las garrapatas. Así pues, puede ser que Darwin fuera víctima de estos parásitos durante su juventud, tal vez en la campiña inglesa, y sufrió las consecuencias el resto de su vida.
Los síntomas de la enfermedad de Lyme comienzan por un sarpullido cutáneo que no siempre aparece, y continúa con fiebres, cansancio, dolor de cabeza y malestar general.
Dada la similitud de estos síntomas a otras enfermedades, es difícil de diagnosticar en sus estadios primerizos. Sin embargo, en etapas avanzadas afecta al sistema nervioso, al aparato locomotor y a la piel y corazón, volviéndose crónica.
La causa de la enfermedad de Darwin será siempre una incógnita, pero esta es la mejor pista que tenemos hoy día sobre su constante padecimiento.
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