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Hallazgo no apto para aprensivos: un ciempiés venenoso gigante sobrevive en esta cueva a base de gases tóxicos

Ciempiés, animales, descubrimientos
Ciempiés. Foto: Mihai Baciu, GESS LAB, Mangalia.
  • Ana López Vera
  • Máster en Periodismo Deportivo. Pasé por medios como Diario AS y ABC de Sevilla. También colaboré con la Real Federación de Fútbol Andaluza.

En las profundidades de una cueva rumana, un equipo internacional de científicos realizó un descubrimiento inaudito. Se trata de una nueva especie de ciempiés troglobionte endémico, bautizado como Cryptops speleorex, que ha sido coronado como el rey de un ecosistema subterráneo único, bañado en azufre y con niveles de oxígeno notablemente bajos.

Este fascinante hallazgo, que revela cómo la vida puede florecer incluso en las condiciones más inhóspitas, fue publicado en la revista ZooKeys.

¿En qué cueva de Rumanía se encontró este ciempiés gigante?

La cueva de Movile, ubicada en el sureste de Rumanía, representa un mundo aparte, sellado del exterior durante millones de años, específicamente desde el Neógeno. Su inesperado descubrimiento en 1986 por trabajadores rumanos que buscaban un lugar para construir una central eléctrica, abrió una ventana a un ecosistema subterráneo singular.

Este ambiente, calificado por algunos como infernal, presenta desafíos extremos para la vida. El aire contiene aproximadamente la mitad del oxígeno al que estamos acostumbrados y, en contrapartida, abundan gases letales como el sulfuro de hidrógeno, el metano, el amoníaco y el dióxido de carbono.

A pesar de estas condiciones adversas, la vida animal persiste gracias a la presencia de bacterias quimiosintéticas que obtienen energía de la oxidación de dióxido de carbono y metano, formando la base de la cadena alimentaria.

Así es el ciempiés venenoso que hallaron los investigadores

En este reino subterráneo los investigadores han encontrado al ciempiés Cryptops speleorex, cuyo nombre podría traducirse como «Rey de la cueva». Con un tamaño considerable que oscila entre los 46 y los 52 milímetros, se erige como el invertebrado más grande conocido hasta ahora en la cueva de Movile.

A diferencia de sus parientes que habitan en la superficie, el C. speleorex ha experimentado una notable adaptación a la vida en completa oscuridad, careciendo de ojos.

Para compensar esta ausencia, ha desarrollado largas antenas altamente sensibles al tacto, que le permiten detectar las vibraciones y los movimientos de sus presas en el entorno oscuro.

Además, cuenta con largas patas que le facilitan el desplazamiento en los reducidos espacios de la cueva y posee pinzas venenosas, conocidas como forcípulas, con las que atrapa e inmoviliza a sus víctimas. Su dieta se compone de otros habitantes de la cueva, como insectos, arañas e incluso ciempiés más pequeños.

Adaptaciones de este ciempiés a un entorno extremo

La supervivencia en la cueva de Movile exige adaptaciones extraordinarias. La ausencia de luz solar impide la fotosíntesis, lo que obliga a los organismos a depender de la energía producida por las bacterias quimiosintéticas.

El Cryptops speleorex, al alimentarse de otros seres vivos que dependen de estas bacterias, incorpora indirectamente estos nutrientes. La forma en que este ciempiés ha logrado adaptarse a la alta concentración de gases letales sigue siendo un misterio en algunos aspectos.

Sin embargo, se sabe que respira a través de espiráculos conectados a un sistema traqueal, el cual podría haber evolucionado para extraer oxígeno de manera eficiente en un ambiente con bajos niveles.

A pesar de que algunas especies encontradas en la cueva también existen fuera de ella, como los nematodos, los investigadores han determinado que el Cryptops speleorex es exclusivo de este inhóspito hogar.

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