Evento Carrington: qué pasaría tras una tormenta solar que impactara con la Tierra
El nombre de evento Carrington se lo debemos a la tormenta solar que se observó en 1859 y que significó una gran eyección de masa solar desde su corona que alcanzó la magnetosfera protectora de la Tierra.
La humanidad nunca había sido testigo de una tormenta geomagnética de tamaña proporción. Al colisionar sus partículas cargadas con el campo magnético terrestre, intensas auroras iluminaron el cielo del planeta mientras extensas corrientes eléctricas recorrían todo el mundo.
Las repercusiones en aquel evento se extendieron por todo el planeta. Sin embargo, hoy serían mucho peores. Entonces, cuando no había tanta dependencia de la electricidad, tan solo fueron los sistemas de telégrafos que cubrían América del Norte y Europa los que se vieron estropeados con el salto de chispas por las descargas eléctricas. Incluso provocaron incendios.
Pero, si hace 150 años fue un caos tecnológico en un momento en que la tecnología era muy rudimentaria, ¿qué crees que pasaría hoy en día cuando nuestra dependencia es casi total?
Cómo sería un evento Carrington hoy en día
Evidentemente, las consecuencias serían mucho más funestas. Para empezar, probablemente no podrías estar leyendo esto, puesto que tecnológicamente todos los equipos se verían afectados, ya que casi todo depende de la electricidad.
Podemos comparar con el año 1989, cuando otra tormenta solar menos severa que la de 1859 también azotó la Tierra. Aparecieron las auroras en el cielo, pero no era la Tercera Guerra Mundial, como algunos creyeron. No había nada nuclear fabricado por la mano del hombre en ello, es más, solo se interrumpieron las señales de radio y los sistemas de comunicación vía satélite.
En los años 80, el flujo de partículas quedó atrapado en las líneas del campo magnético terrestre. Sin embargo, solo la red eléctrica en Quebec, en Canadá, quedó desconectada dejando a 6 millones de personas sin electricidad.
Pero si fuera realmente severa, hoy perderíamos la señal de los satélites, y con ella internet, GPS, las líneas telefónicas, las redes eléctricas, etc. Es decir, prácticamente todo quedaría interrumpido, desde los transportes hasta los servicios bancarios.
Para la civilización humana actual, sería como volver a la Edad Media. Todas nuestras comunicaciones se interrumpirían y, de ser excepcionalmente grave, las consecuencias serán devastadoras. No tendríamos ni luz en las casas, así que nada de televisión, calefacción, aire acondicionado… De hecho, podríamos tardar años en recuperar la normalidad, e incluso podríamos perder nuestros ahorros bancarios. Es más, si la desconexión durase una semana, la bolsa de valores se hundiría generando un caos tremendo.
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