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Estábamos equivocados y los científicos lo confirman: el megalodón no es como pensábamos

Megalodón
Janire Manzanas
  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

El megalodón es una de las criaturas más fascinantes que haya existido en la Tierra. Este gigantesco tiburón, cuyo nombre científico es Carcharocles megalodon, ha capturado la imaginación de las personas durante siglos, inspirando libros, películas y documentales. Sin embargo, por más que se intente reconstruir su aspecto y tamaño, la verdad es que los científicos aún se encuentran ante un enigma. A pesar de las numerosas investigaciones, el megalodón sigue siendo una figura envuelta en misterio, en gran parte debido a la falta de fósiles completos.

Aunque es una criatura extinta, los paleontólogos han logrado obtener fragmentos importantes que nos han permitido conocer parte de la anatomía de este animal prehistórico. Sin embargo, los fósiles de megalodón que se han encontrado, como dientes y vértebras, no nos ofrecen una imagen completa del cuerpo del animal. Y, aunque muchos piensan que el megalodón es solo un tiburón gigante y robusto, nuevas investigaciones sugieren que podríamos estar completamente equivocados sobre su aspecto y comportamiento. En lugar de ser una «máquina de matar» lenta y pesada, podría haber sido un tiburón mucho más ágil y esbelto.

La reconstrucción del megalodón

Para algunas criaturas extintas, como los dinosaurios, los paleontólogos tienen acceso a esqueletos completos que les permiten reconstruir su aspecto con una precisión sorprendente. Sin embargo, el megalodón no tiene un registro fósil tan completo. De hecho, hasta ahora, los paleontólogos sólo han encontrado fragmentos de su estructura ósea, como dientes, vértebras y pequeños trozos de cartílago. Es por esta razón que el proceso de entender cómo era realmente este tiburón ha sido tan complicado. Lo que conocemos sobre el megalodón proviene en gran medida de las comparaciones con otras especies de tiburones actuales, como el tiburón blanco, el tiburón ballena o el tiburón peregrino.

El tamaño de este gigantesco tiburón siempre ha sido motivo de especulación. Durante mucho tiempo, los científicos asumieron que el megalodón podría haber sido un tiburón robusto y macizo, basado en la comparación de sus dientes con los de tiburones modernos. Sin embargo, esto es solo una suposición basada en los fragmentos de fósiles encontrados. A lo largo de los años, se han hecho cálculos que estiman que el megalodón podría haber medido más de 18 metros de largo, aunque esta cifra varía dependiendo del estudio. A medida que se descubren más fósiles y se desarrollan nuevas técnicas, los científicos están comenzando a poner en duda la forma en que siempre imaginamos a esta bestia marina.

Características

Un equipo de científicos dirigido por Kenshu Shimada ha desarrollado un enfoque innovador para estimar la forma y el tamaño del megalodón, utilizando las vértebras de especímenes encontrados en Bélgica y Dinamarca. Estos fósiles no son completos, pero son algunos de los más completos que se han encontrado hasta la fecha.

Al comparar estos restos con los de otras especies de tiburones, los investigadores han podido estimar la longitud de la cabeza, las aletas y la cola del megalodón. Una de las conclusiones más sorprendentes que surgió de este análisis es que el megalodón podría haber sido mucho más esbelto de lo que se pensaba.

En lugar de ser un tiburón grueso y voluminoso, como se solía imaginar, parece que el megalodón podría haber tenido una forma corporal más similar a la del tiburón limón o el tiburón ballena, dos especies modernas que, aunque grandes, tienen una estructura corporal más alargada y delgada.

La razón detrás de esta nueva hipótesis tiene que ver con la hidrodinámica: al ser más delgado, el megalodón habría sido más eficiente nadando, lo que le habría permitido moverse más rápido en el agua para cazar a sus presas, como ballenas y otros grandes animales marinos.

Este hallazgo sugiere que el megalodón podría haber tenido una mayor agilidad de lo que pensábamos, lo que cambiaría nuestra comprensión de cómo cazaba y se alimentaba. Si el megalodón era en realidad más esbelto, su capacidad para moverse por el agua habría sido superior, lo que podría haberle dado una ventaja sobre otros depredadores marinos, como el tiburón blanco.

Uno de los aspectos más interesantes en los estudios sobre el megalodón es la hipótesis de que, a pesar de su enorme tamaño, no era necesariamente el depredador más rápido del océano. Los análisis hidrodinámicos sugieren que su velocidad podría haber sido similar a la de los tiburones blancos modernos. Esto implica que, aunque el megalodón era mucho más grande, no necesariamente tenía una ventaja en velocidad o agilidad sobre otros tiburones.

Además, algunos estudios indican que la competencia con los tiburones blancos pudo haber influido en su extinción. Los tiburones blancos, más pequeños pero más rápidos, podrían haber cazado con mayor eficacia, lo que habría dado lugar a una competencia por el mismo tipo de presas.

En resumen, el megalodón sigue siendo un misterio en la historia marina. Aunque los estudios avanzan, aún faltan hallazgos para comprender completamente su aspecto y comportamiento como depredador.

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