Menú para la semana 30 de embarazo

Menú para la semana 30 de embarazo
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La cuenta atrás para la llegada del bebé podemos decir que ya comenzado cuando la mujer ha alcanzado la semana 30 de embarazo. Y es que el pequeño, que pesa 1,5 kilos y mide unos 43 centímetros, ya empieza a intentar colocarse en la posición que le facilitará su nacimiento. Una circunstancia que provocará que su mamá tenga que hacerle frente a molestias notables e incluso a las llamadas contracciones de Braxton Hicks.

Pero no es lo único que sufre la gestante. También tiene dolores de espalda, hinchazón de pies, dificultades para conciliar el sueño e incluso acidez de estómago. De ahí que se vea en la necesidad de optar por una alimentación sana, equilibrada y completa que le ayude a reducir lo máximo posible esos síntomas. Una dieta que se sustentará en los siguientes pilares:

Desayuno

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Durante todo el embarazo ha debido llevar a cabo un desayuno completo, saludable y con una serie de alimentos imprescindibles, en pro de dotarse de energía y de comenzar el día aportándole al organismo todo lo que necesita. Pues bien, en esta semana 30 debe seguir haciendo lo mismo. De ahí que tenga que incluir en esa primera comida tres elementos imprescindibles:

  • Lácteos. El café no está recomendado para las gestantes, por eso debe tomar un vasito de leche semidesnatada, que podrá combinar con un poquito de cacao o bien con un poco de descafeinado.

  • Fruta. Este tipo de alimento es fundamental, entre otras cosas, para aportarle vitaminas al cuerpo. Se puede tomar a través de una pieza directamente o en forma de zumo natural.

  • Cereales. Estos, por su parte, la mujer los puede comer de muy diversas formas, además de mediante el consabido bol de cereales: como tostada integral con un chorrito de aceite de oliva, con galletas integrales, con un croissant, con un bizcocho…

Media mañana

Cualquier embarazada que haya seguido nuestra serie de artículos sobre los menús para cada semana de gestación, sabrá que a media mañana, sobre las 11:30 o 12 horas, es necesario que ingiera algo. Esto es necesario para saciar su hambre y para conseguir que todos sus órganos estén funcionando a la perfección en todo momento.

Entre los alimentos más recomendables para ese momento del día puede optar por un puñado de frutos secos, por una pieza de fruta e incluso por una barrita de cereales.

Almuerzo

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Si importante es realizar un menú apropiado para cada franja horaria, más aún lo es para el mediodía ya que se trata de la comida más fuerte y contundente. En este caso, los nutricionistas lo que recomiendan a las futuras mamás es que apuestan por una alimentación equilibrada que se base en tres elementos fundamentales:

  • Primer plato. Para comenzar el almuerzo se debe elegir una propuesta entre algunas de las que se consideran especialmente más saludables, tales como una ensalada, una crema de verduras, unas alcachofas, un poquito de coliflor o incluso un arroz frito.

  • Segundo plato. A la hora de continuar el almuerzo se debe hacer lo mismo que en el caso anterior, decantarse por elegir una receta entre las alternativas que se consideran más idóneas y equilibradas. Nos estamos refiriendo a un filete de pollo o pavo a la plancha, un pescado al horno o incluso un poco de ternera, que se podrá tomar a la plancha o en estofado.

  • Postre. Para acabar, indiscutiblemente lo más adecuado es tomar una pieza de fruta, la que más le guste. Eso sí, una recomendación es que sea diferente a la que ha comido en el desayuno y a media mañana para que así le pueda aportar otros elementos al organismo y para que no se acabe cansando de esa.

Merienda

Sobre las 17:30 o 18 horas llega la merienda y con la misma la necesidad de que la futura mamá coma algo, en pro de su salud y de la de su bebé. ¿Qué es recomendable que tome a esa altura del día? Son muchas las opciones que se consideran saludables: un sándwich de jamón cocido y queso, un yogur desnatado con un par de galletas integrales, un batido natural…En ese caso, deberá seleccionar una entre las mismas.

Cena

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Llega el final de la jornada y con esta la necesidad de realizar la última comida, que deberá ser ligera para poder hacerle frente a dos de los síntomas que, como hemos mencionado al principio del artículo, se encuentra padeciendo: la pesadez de estómago y la dificultad para conciliar el sueño.

La cena, indiscutiblemente, se debe finalizar tomando una infusión. No obstante, antes de llegar a ese punto hay que elegir una opción entre las alternativas que se consideran más adecuadas: una ensalada de tiras de pollo y nueces, una sopa de verduras, un pescado a la plancha o al horno, un revuelto de espárragos, una ensalada verde…

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