Cómo lidiar con las crisis emocionales de los niños
Ser empático, paciente y comprensivo son solo algunas de las claves para que podamos ayudar a los niños a superar las crisis emocionales.
Las emociones y los sentimientos es algo que no solo afecta a los adultos, sino que también los pequeños se pueden sentirse abrumados emocionalmente y más cuando no saben gestionar todavía lo que sienten. Veamos a continuación algunas pautas que nos van a ir bien para saber cómo lidiar con las crisis emocionales de los niños.
Cómo lidiar con las crisis emocionales de los niños
Puede suceder que te sientas demasiado lleno de cansancio, emociones y estrés y pierdas el control. Esta es una situación que por mucho que nos sorprenda también le puede ocurrir a los niños, que necesitan ser tranquilizados y no regañados.
Y es que de la misma manera que nosotros mismos, los niños también pueden tener crisis emocionales. En la mayoría de los casos, estas se producen porque están tan estresados que pierden el control y no saben qué hacer con lo que sienten, por lo que echarle la bronca o gritarle a un niño que está en la zona roja es como echar leña a un fuego.
En términos neurológicos, cuando tu hijo tiene una crisis nerviosa, está experimentando un «secuestro de la amígdala». La parte emocional de su cerebro reacciona frente a algo que le hace estresar de modo que sin saber qué hacer su reacción primaria puede ser ponerse a llorar, a gritar o también que se «congele» y no reaccione. Los padres racionales e inteligentes pueden caer fácilmente en la trampa de actuar de forma lógica y con ello se estarán equivocando. ¿Qué podemos hacer entonces?.
- Se empático. Debemos recordar que la empatía no es sinónimo de acuerdo. Durante una crisis nerviosa, tu hijo tendrá un ritmo cardíaco alto, parecerá irracional e inconsolable y estará «inundado» de hormonas del estrés (que desencadenan auténticos dolores de cabeza y de estómago), por lo que debes ponerte en su lugar y entenderás que lo primero que debes hacer es intentar calmarlo.
- Escucha y repite lo que dice. No discutas. Dile que estás escuchando con atención lo que te dice y repite sus palabras para que entienda que sí que estás recibiendo el mensaje que te quiere transmitir. Habla despacio y muy suavemente.
- No estás malcriando a tu hijo. Por mucho que dudes, ten la seguridad de que este enfoque no es «estropear», sino más bien una forma de tratar la condición de alta ansiedad. Incluso si parece que estás tardando demasiado o que está reforzando el mal comportamiento, recuerda que otros enfoques punitivos no han funcionado.
- Distrae al niño. La distracción puede ayudar a que se calme. Quizás puedas compartir tu propia experiencia o quizás podrías ofrecerles una actividad para hacer juntos.
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