Bebés
Alimentación infantil

Los alimentos prohibidos para niños de 1 a 3 años

Los alimentos más comunes e incluso tentadores son muy insidiosos para los bebés de 0 a 3 años e incluso los 4 años. Se trata de alimentos peligrosos para los bebés ya sea porque no son adecuados para su edad y pueden incluso afectar a su salud o también porque podrían hacer que se atraganten e incluso que se ahoguen. Conozcamos a continuación, los alimentos prohibidos para niños de 1 a 3 años.

Alimentos prohibidos niños de 1 a 3 años

El destete es una fase en la que puede que tengamos ganas de que el bebé pruebe de todo y de ahí que pueda tener una dieta variada, pero debemos ir con cuidado y si bien no se nos ocurrirá darle ciertos alimentos que podrían atragantarle, tampoco debemos darle alimentos que pueden ser perjudiciales para su salud.

Sobre estos segundos, queremos centrarnos con esta lista en la que enumeramos y explicamos el porqué, son alimentos prohibidos para menores de tres años (y en algunos casos son alimentos nada aptos para la alimentación infantil).

Alimentos que podrían causar asfixia

La asfixia por ingestión de cuerpos extraños o alimentos es una de las principales causas de muerte en niños de 0 a 3 años. Un dato casi increíble pero muy frecuente. A esto se suma el hecho de que en casi el 80% de los casos el accidente no fue provocado por juguetes u otros objetos sino por alimentos. La comida que le damos a un niño menor de 3 o 4 años debe ser comida que esté cortada de manera que la pueda masticar y tragar sin problema.

Nunca debemos darle al bebé algo «para que lo pruebe», sin pensar que tal vez su pequeña garganta no va a ser capaz de digerirlo. En concreto, esta es una lista de alimentos que nunca deberíamos darle a un niño menor de tres años por el riesgo de asfixia que suponen:

El riesgo viene dado por las características específicas de cada alimento: la consistencia dura, la consistencia gomosa, la fibrosa, el tamaño excesivamente pequeño, la forma redonda, la superficie resbaladiza o esponjosa.

Es muy fácil para un niño tragarlos enteros sin masticarlos, pero por sus características pueden atascarse sin que el niño pueda tragarlos, con riesgo de asfixia.

Para reducir ese riesgo de asfixia de forma decisiva: