Pérdida de peso en el recién nacido

Pérdida de peso en el recién nacido
Day Old Baby Sierra

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El nacimiento de un bebé siempre trae consigo un extenso mar de dudas en los padres. Así, aunque sigan al pie de la letra las indicaciones del pediatra o incluso de su círculo más cercano, hay algunos factores que no pueden controlar del todo, pues la pediatría no es una ciencia exacta. Precisamente, la pérdida de peso en los primeros días de vida del niño es una de esas situaciones que escapan a toda “organización”. De esta manera, aunque se controle perfectamente la alimentación del pequeño, es posible que pierda peso en lugar de ganarlo.

Este hecho es normal en los recién nacidos. Más exactamente, suelen perder aproximadamente unos 300 gramos, alrededor de un 10% de su peso, y es una manera de adaptarse a su nueva situación fuera del vientre materno.

Causas principales de la pérdida de peso

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Ante la pérdida de peso que suele experimentar el recién nacido, hay que tener en cuenta que esta se suele producir por tres motivos principales, como son los siguientes:

  • Como cualquier actividad en la vida, se necesita un tiempo de práctica para dominarla. Y eso es precisamente lo que le pasa al bebé a la hora de alimentarse. De esta manera, los primeros días de vida no controla bien la succión del pecho de la madre para conseguir su sustento, a pesar de que nace con ese reflejo.

  • Otra de las razones de esa citada pérdida de peso es que al orinar, el pequeño pierde el exceso de agua que traía consigo al nacer. Un elevado porcentaje de agua que traía alojado en los tejidos y que, de manera necesaria e irremediable, debe eliminar.

  • No menos importante es tener en consideración que, al expulsar sus primeras heces, es decir el meconio, el bebé pierde alrededor de 10 gramos por kilo de peso. En este sentido, hay que tener en cuenta que esa sustancia también lleva restos del líquido amniótico, por lo que la pérdida de peso es más que notable.

Otras causas de la pérdida de peso

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Aunque los anteriormente mencionados motivos son los que, de manera más habitual, provocan la pérdida de peso en el recién nacido, existen otros que también, de un modo u otro, pueden influir en esa mencionada bajada de gramos:

  • Lo más recomendable es la lactancia materna, pero hay que tener en cuenta que existe la posibilidad de que la madre tarde en regular la producción de leche, por lo que la alimentación del bebé no sería todavía la adecuada al 100%. En concreto, esa producción puede comenzar a regularse a partir de las 96 horas posteriores al alumbramiento.

  • No hay que pasar por alto tampoco que un niño que es alimentado mediante el pecho de su mamá engorda de una manera más lenta que si lo hace a través del biberón.

  • Los padres deben tener paciencia, por tanto, pues su bebé irá aumentando de peso poco a poco. No obstante, si tienen cualquier duda al respecto lo mejor es que acudan al pediatra. En concreto, deben ir si tarda más de dos días en hacer caca o si en los quince días posteriores al parto no ha recuperado el peso que tuvo nada más nacer.

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