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ENTREVISTA A LA PRESIDENTA DEL MERCADO DE PERE GARAU

Paquita Bonnín: «El mercado de Pere Garau se resiste a convertirse en un espacio gastronómico sin esencia»

"Desde la Junta Directiva hemos rechazado todas las peticiones para poner bares en los locales del mercado"

"Tanto comerciantes como vecinos queremos seguir siendo un mercado de producto local y de proximidad"

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Para muchos vecinos de Palma, el mercado municipal de Pere Garau es el único de la ciudad que puede presumir de ser un espacio tradicional y de proximidad donde los clientes pueden acudir para comprar producto local de todo tipo.

Y es que a pesar de las presiones para convertirse en un mercado gastronómico sin esencia ni identidad, el mercado de Pere Garau ha rechazado muchas peticiones de particulares que pretendían abrir bares en los puestos que tuvieron que cerrar tras la pandemia.

Así lo cuenta en esta entrevista para OKBALEARES la presidenta del mercado municipal de Pere Garau, Paquita Bonnín, que asegura que, tal y como ha pasado en otros mercados de España, «si el mercado de Pere Garau se convierte en un espacio gastronómico, la gente sólo vendrá a consumir».

Bonnín explica que desde la Junta Directiva se han rechazado todas las peticiones para montar bares y demás puestos que sólo incitarían a la gente a acudir para beber pero no para comprar, que es «la parte esencial de un mercado de barrio como el nuestro».

PREGUNTA. – ¿Es el mercado municipal de Pere Garau un ejemplo de lo que hay que hacer para no convertirse en un espacio gastronómico?

RESPUESTA. – Pues mira, hace dos años teníamos 14 puestos cerrados. Hemos conseguido abrir 13, todos ellos con actividad comercial. Sólo nos queda un puesto que sigue cerrado. Hemos recibido un montón de peticiones para poner bares en este puesto y las hemos rechazado todas desde la Junta Directiva, pero no hemos recibido ninguna para poner una charcutería, una carnicería o una pescadería. Tanto los comerciantes del mercado como los vecinos se oponen a que esto se convierta en un mercado gastronómico. Queremos seguir siendo un mercado de producto local y de proximidad.

P. – En el caso de que se convirtiera en espacio gastronómico, que ya se ha demostrado que se han opuesto frontalmente, ¿qué riesgos puede conllevar esto para para el mercado de Pere Garau?

R. – Si esto se convierte en un simple espacio gastronómico, la gente sólo viene a consumir, como ha pasado en otros mercados. La gente no va a comprar y eso provoca que el comercio tradicional muera. Para nosotros la parte esencial de un mercado tiene que ser la compra. Si perdemos esa esencia el mercado irá decayendo. Esto no es sólo un mercado turístico, es un mercado de barrio donde la gente viene a comprar y a interactuar con los vecinos cada día. El mercado de Pere Garau es un punto fundamental del barrio, es el corazón del barrio y es donde la gente se encuentra y se une. No tenemos que dejar morir esto.

P. – ¿Han notado un incremento de turistas que vienen al mercado de Pere Garau en los últimos años? 

R. – Sí, se ha notado. Vienen muchos turistas al igual que si yo voy a Vigo o Santander me voy a ver el mercado. Lo importante aquí es que el visitante vea la esencia de ese mercado. Eso es lo que llama la atención. Los mercados son puntos esenciales de nuestros barrios y ciudades.

P. – ¿Cómo ha quedado el tema de los polémicos paneles de aluminio que el Ayuntamiento de Palma puso en la fachada del edificio?

R. – Primero de todo hay que tener en cuenta que el edificio es propiedad del Ayuntamiento. Nosotros tenemos la concesión del mercado y de las paradas, pero no del edificio. Toda la vida habíamos tenido teja árabe y nos han puesto paneles de aluminio. Creemos que eso no es bueno para el mercado. Pero ahora el Ayuntamiento nos ha dicho que en esta legislatura nos pondrán teja árabe en una de las cúpulas que nos falta. Consideramos que la teja árabe tiene un valor histórico para el mercado y tenemos que conservarla.

P. – ¿Cómo está el tema de la inseguridad en el mercado? ¿Se producen robos o altercados en las afueras?

R. – Bueno, hay que decir que tenemos a dos o tres personas conflictivas pero las tenemos ubicadas y controladas. La gente que trabaja aquí se va avisando cuando estas personas están por la zona. Además, contamos con seguridad privada de toda la vida para que no haya conflictos de ningún tipo. En resumen, tenemos vigilada a la gente conflictiva, sabemos quiénes son.