Desokupación Legal expulsa a los delincuentes de casa de Paola tras meses de calvario: «Han destrozado todo»

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Borja Jiménez

Final feliz para Paola y su niña de dos años. Tras meses de calvario, la mujer, de 24 años y nacionalidad boliviana, ha recuperado su casa. Desokupación Legal decidió prestar gratuitamente sus servicios dada la indefensión en la que se encontraba la víctima que, tras dos horas de intervención de los profesionales, ha conseguido recuperar su hogar.

A las 9 de la mañana de este lunes llegaban al barrio de Triana tres hombres y un perro de la empresa Desokupación Legal, que ya antes de intervenir aseguraban a OKDIARIO que en cuestión de minutos los delincuentes saldrían de la casa de Paola. Y así ha sido.

«Sabemos que están dentro. La intención es hablar con ellos para que salgan. No vamos a usar la violencia. El objetivo es hablar con ellos e incluso ofrecerles algún sitio para que se marchen», señalaba David, de Desokupación Legal, a OKDIARIO.

Sin embargo, quien no estaba en esos momentos dentro era Francisco, el okupa que, digamos, lidera al clan que se alojaba en casa de Paola. Tras más de una hora de espera, las cámaras de OKDIARIO interceptaron al okupa, que ya entonces señalaba sus pocas ganas de salir de la vivienda: «Paola tiene una niña pero yo tengo cinco. No pienso salir», explicaba.

Sin embargo, tras hablar los de la empresa con Francisco, alcanzaron un acuerdo que, según han explicado ambas partes, no ha sido económico. En definitiva, lo que parecía que podía ser una espera de hasta siete mes, tal y como indicó la Policía a Paola, se ha solucionado en apenas un par de horas.

Francisco, un hombre de nacionalidad egipcia y otra mujer que le acompañaba, abandonaban la casa de Paola en torno a las 11 de la mañana. Una casa que, eso sí, ha sufrido serios desperfectos, además de la suciedad que los delincuentes han dejado en una vivienda en la que, recuerden, vive una niña de apenas dos años de edad, Isabela, que por fin podrá volver a casa.

Okupación

A Paola no sólo le habían okupado su casa, también le han agredido, vejado e insultado delante de su hija de apenas dos años de edad, frente a la que han llegado a consumir sustancias estupefacientes. Durante estos días, la víctima ha estado viviendo en casa de unos amigos, mientras que los okupas permanecían en su vivienda. En plata: los okupas agreden, vejan y amenazan a una víctima que nada podía hacer.

Paola es una vecina del barrio de Triana (Sevilla), donde vivía tranquilamente junto a su pequeña, de sólo dos años. Con la pandemia del coronavirus, la empresa en la que trabajaba decidió aplicar un ERTE, lo que dejó a Paola sin ingresos. Como solución, decidió alquilar una de las habitaciones de la casa a una pareja, de origen gitano.

Con el paso de los días, la pareja comenzó a comportarse sin ningún tipo de cuidado hacia Paola y su hija. «Fumaban en casa, consumían drogas y no tenían apuro alguno», señala la mujer afectada, que explica que, con el paso de los días, el comportamiento de sus inquilinos fue a peor… Hasta el punto de llegar a insultarla, e incluso agredirla.

«Ha sido una pesadilla. Empezaron a insultarme y a amenazarnos de muerte a mí y a mi niña. Me agredieron delante de la niña», explica Paola, que lleva desde el pasado 12 de julio viviendo con una amiga porque la pareja cambió la cerradura y la expulsó de su propia casa.

Denuncia

Tras la agresión, que denunció ante la Policía, esta joven de 24 años y nacida en Bolivia decidió marcharse de la vivienda por su hija, aunque ha indicado que continuaba yendo a la misma con el fin de que no denunciaran su abandono. «La Policía me dijo que no podían echarlos y que sólo podía poner una denuncia tras otra, por lo que me vi atada de pies y manos con una situación insostenible», ha admitido.

No obstante, la pareja -que sólo iba a estar en la vivienda un mes, el único que abonaron a Paola- decidió irse a mediados de julio por lo que esta vecina de la capital andaluza creyó que «los problemas» habían terminado. Sin embargo, el día que dejaron la residencia esta joven volvió a su casa y comprobó que de nuevo estaba ocupada pero esta vez por otras personas, una pareja con una menor a la que no conocía.

Paola volvió entonces a denunciar ante la Policía la nueva ocupación de su vivienda, si bien le dijeron que «tampoco los podían echar al haber una menor de edad en la casa y que si quería me quedara a dormir con ellos». «¿Cómo me voy a quedar allí con un hombre que lleva una pulsera telemática y otro a los que no conocía?», se ha preguntado, así que, temiendo por su vida y la de su hija, decide no quedarse ahí. Los okupas agreden, insistimos, con total impunidad.

«Para mí todo esto es un calvario, una terrible pesadilla, no tengo ni la ropa de mi hija, no le deseo esto a nadie… Ayer estas personas sólo me dieron unos juguetes y con el poco dinero que tengo he tenido que comprarle ropa y alimentos a mi hija. Gracias a mis amistades he podido salir adelante porque si no estaría en la calle con ella», lamentaba hace unos días una visiblemente afectada Paola.

Final feliz

Paola agradecía «de todo corazón» a los periodistas y a la empresa Desokupación Legal lo hecho por ella. «Ahora necesita la casa una profunda limpieza, pero por fin estoy aquí», explica la víctima, que recuerda que «me han tirado la ropa y los juguetes de la niña. No hay nada. han tirado toda mi ropa y faltan muebles».

Sin embargo, lo material poco importaba a una Paola que, entre lágrimas, no podía creer que había recuperado su hogar. Eso sí, reconoce tener miedo a posibles represalias por parte de la pareja que, en un primer instante, se alojó en su habitación. A fin de cuentas, son ellos los que okuparon la casa y los que se pueden haber metido en serios líos con los nuevos okupas, que aseguran haber pagado 1.200 euros por permanecer en casa de Paola hasta diciembre.

Sea como fuere, la realidad pasa porque ya no hay extraños en casa de Paola e Isabela. Final feliz en Triana gracias, en gran medida, a las empresa Desokupación Legal.

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