Okupas agreden a la propietaria frente a su hija de dos años: «Me quitan la casa y me amenazan de muerte»
A Paola no sólo le han okupado su casa, también la han agredido, vejado e insultado delante de su hija de apenas dos años de edad, frente a la que han llegado a consumir sustancias estupefacientes. Ahora, la víctima vive en casa de unos amigos, mientras que los okupas permanecerán en su vivienda, según le han dicho las autoridades a Paola, por lo menos siete meses más. En plata: los okupas agreden, vejan y amenazan a una víctima que nada puede hacer.
Paola es una vecina del barrio de Triana (Sevilla), donde vivía tranquilamente junto a su pequeña, de sólo dos años. Con la pandemia del coronavirus, la empresa en la que trabajaba decidió aplicar un ERTE, lo que dejó a Paola sin ingresos. Como solución, decidió alquilar una de las habitaciones de la casa a una pareja, de origen gitano.
Con el paso de los días, la pareja comenzó a comportarse sin ningún tipo de cuidado hacia Paola y su hija. «Fumaban en casa, consumían drogas y no tenían apuro alguno», señala la mujer afectada, que explica que, con el paso de los días, el comportamiento de sus inquilinos fue a peor… hasta el punto de llegar a insultarla, e incluso agredirla.
«Ha sido una pesadilla. Empezaron a insultarme y a amenazarnos de muerte a mí y a mi niña. Me agredieron delante de la niña», explica Paola, que lleva desde el pasado 12 de julio viviendo con una amiga porque la pareja cambió la cerradura y la expulsó de su propia casa. Los okupas agreden a la propietaria, de este modo, con total impunidad.
Denuncia
Tras la agresión, que denunció ante la Policía, esta joven de 24 años y nacida en Bolivia decidió marcharse de la vivienda por su hija, aunque ha indicado que continuaba yendo a la misma con el fin de que no denunciaran su abandono. «La Policía me dijo que no podían echarlos y que sólo podía poner una denuncia tras otra, por lo que me vi atada de pies y manos con una situación insostenible», ha admitido.
No obstante, la pareja -que sólo iba a estar en la vivienda un mes, el único que abonaron a Mancilla- decidió irse a mediados de julio por lo que esta vecina de la capital andaluza creyó que «los problemas» habían terminado. Sin embargo, el día que dejaron la residencia esta joven volvió a su casa y comprobó que de nuevo estaba ocupada pero esta vez por otras personas, una pareja con una menor a la que no conocía.
Mancilla volvió entonces a denunciar ante la Policía la nueva ocupación de su vivienda, si bien le dijeron que «tampoco los podían echar al haber una menor de edad en la casa y que si quería me quedara a dormir con ellos». «¿Cómo me voy a quedar allí con un hombre que lleva una pulsera telemática y otro a los que no conocía?», se ha preguntado, así que, temiendo por su vida y la de su hija, decide no quedarse ahí. Los okupas agreden, insistimos, con total impunidad.
«Para mí todo esto es un calvario, una terrible pesadilla, no tengo ni la ropa de mi hija, no le deseo esto a nadie… Ayer estas personas sólo me dieron unos juguetes y con el poco dinero que tengo he tenido que comprarle ropa y alimentos a mi hija. Gracias a mis amistades he podido salir adelante porque si no estaría en la calle con ella», ha lamentado visiblemente afectada.
Por último, esta madre soltera ha criticado que tenga que trabajar para seguir pagando los recibos de una vivienda en la que residen otras personas, que alegan que han sido «estafados», y ha lamentado que «las leyes están con los okupas más que con los propietarios».
«Sólo quiero recuperar esta vivienda -que es de mi madre y me la dejó a mí porque tuvo que volver a mi país por asuntos personales-, donde estoy empadronada y de la que tengo todos los papeles en regla», ha concluido.
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