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Problemas en la economía europea

Alarma en la economía alemana: oleada de ‘profit warnings’ en grandes empresas y riesgo de recesión

Se avecina una recesión en la locomotora europea que, sin duda, tendrá impacto en el conjunto de la Unión Europea y, por supuesto en España. Alemania entrará en recesión en 2019 debido al impacto de la incertidumbre provocada por la guerra comercial iniciada por Estados Unidos y el Brexit. Así lo alertó este jueves el Instituto de Investigación Económica de Múnich (Ifo).

Se avecina una recesión en la locomotora europea que, sin duda, tendrá impacto en el conjunto de la Unión Europea y, por supuesto en España. Alemania entrará en recesión en 2019 debido al impacto de la incertidumbre provocada por la guerra comercial iniciada por Estados Unidos y el Brexit. Así lo alertó este jueves el Instituto de Investigación Económica de Múnich (Ifo).

La mayor economía de la UE contabilizó una contracción del 0,1% del Producto Interior Bruto (PIB) en el segundo trimestre de 2019 y, según las estimaciones del instituto alemán, durante el tercer trimestre se volverá registrar otra contracción de una décima. De esta forma, Alemania entrará en recesión técnica.

La contracción de la principal economía europea ya la han ido vaticinando sus grandes compañías, que se encuentran en un escenario incierto. De hecho, se ha producido una oleada de ‘profit warnings’ en gigantes alemanes en los últimos meses (una advertencia que hacen las compañías cotizadas cuando se va a producir una disminución sustancial en sus beneficios).

Por ejemplo, Daimler, el fabricante de vehículos alemán y propietario de Mercedes Benz, recortó en junio sus previsiones de beneficios para 2019 tras haber aumentado las provisiones de fondos para afrontar los problemas con sus vehículos diésel.

En julio Continental, la empresa alemana especializada en la producción de neumáticos, anunció una reducción de su objetivo de ventas hasta 44.000-45.000 millones de euros desde 45.000-47.000M€ anterior. El principal argumento de esta revisión es su estimación de que la producción de vehículos caería entorno al 5% este año pese a que hasta ese momento hablaba únicamente de un estancamiento. En 2018 ya lanzó dos ‘profit warnings’.

Ese mismo mes el gigante químico alemán BASF anunciaba que sus beneficios se situarán por debajo de las previsiones en el segundo trimestre y en el conjunto del año. Como no puede ser de otra manera, la desaceleración de la economía mundial, la guerra comercial entre EEUU y China son las causas principales. El fabricante de petroquímicos, revestimientos y espumas avisó de que las ganancias de todo el año antes de intereses e impuestos (EBIT) caerían hasta un 30% por debajo de los niveles de 2018, frente al crecimiento modesto que estimaban previamente.

En agosto, Henkel, el fabricante de productos de belleza y limpieza, recortó sus previsiones de ventas pasando de un crecimiento esperado entre un 2% y un 4% en sus tres unidades de negocios a entre el 0 y el 2%.

Asimismo, este mes Thyssenkrupp AG saldrá del índice bursátil de referencia de Alemania, el DAX, en lo que se considera el último revés para los esfuerzos de recuperación del conglomerado en crisis. Tras cuatro ‘profit warnings’ y dos intentos fallidos de reestructuración, las acciones de Thyssenkrupp han caído un 40% desde septiembre del año pasado. Es, sin duda, la muestra del declive de una icónica industria alemana, cuyo principal producto son los ascensores.

También el sector financiero están renqueando. De hecho, el director financiero de Deutsche Bank, James von Molke, reconoce dificultades para cumplir el objetivo de ingresos (25.000 millones de euros) para 2020 del plan estratégico presentado el pasado 8 de julio. La entidad en aquel momento presentó la mayor reorganización en la historia de la entidad, que contemplaba 18.000 empleos que dejaron imágenes muy parecidas a la de la crisis de Lehman. Brothers.

Ante esto, España no saldrá indemne, a pesar de que el Gobierno quite importancia a la desaceleración. Las exportaciones españolas a Alemania suponen entorno al 10% de las ventas al exterior de las compañías nacionales; España produce componentes para las grandes industrias del automóvil de Alemania, que están sufriendo la guerra comercial, y Alemania es el tercer país que más turistas extranjeros trae a la economía nacional.

Por ejemplo, en el caso de Seat, la primera industria automovilística española, su primer mercado en ventas es el alemán y luego el español.