Bronca de Puigdemont a Romeva por el caos en la consejería de Exteriores: “Somos el hazmerreír”

Puigdemont-Romeva
Puigdemont y Romeva en la reunión con los cónsules (Foto: Efe).

Esta semana se ha producido un éxodo masivo de funcionarios en la Consejería de Exteriores catalana tras la decisión del Tribunal Constitucional, el pasado 29 de junio, de anular por unanimidad las llamadas «estructuras de Estado» de la Generalitat de Cataluña.

El responsable del área de Diplomacia Pública, Daniel Gimeno, ha pedido el traslado de puesto para trabajar junto al secretario general de Vicepresidencia y Economía, Josep María Jové. Asimismo, el secretario de Asuntos Exteriores y de la Unión Europea, Jordi Soler, se marchará en otoño para trabajar en una institución europea, según cuentan fuentes cercanas a OKDIARIO. Los titulares de otros puestos de menor relevancia en la Consejería también habrían pedido su traslado al no ver “consistencia” y sí “poco futuro” en el proyecto comandado por Raül Romeva de buscar ‘aliados’ para el desafío secesionista catalán.

Tras esta desbandada, el propio presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, protagonizó una dura bronca con su consejero de Exteriores, Raül Romeva, a quien culpó de no conseguir “contactos de relevancia” en el exterior: “¡Somos el hazmerreír!”, le dijo en una acalorada discusión. El presidente está disgustado porque, en este último mes, la Consejería no ha conseguido que ningún dirigente internacional de peso lo quiera recibir para sumar apoyos de cara a la ‘desconexión’ con el Estado.

Cabe recordar que Puigdemont no fue recibido por ningún dirigente en los dos viajes anunciados a bombo y platillo por la Generalitat: Bruselas y Londres. Ahora, según cuentan fuentes del Govern, la responsabilidad de estos fracasos podría recaer en el propio Romeva, su directora de comunicación, Anna Molas, y su equipo, quienes no consiguen atención internacional para su departamento tras la reciente decisión del Constitucional de suspender su denominación como ‘Consejería de Asuntos y Relaciones Institucionales, Exteriores y Transparencia’ de la Generalitat. El Alto Tribunal entendió que se producía una invasión de competencias por duplicidad con los verdaderos poderes que son los del Estado.

A todo ello, se suma el miedo de los trabajadores a que el TC decida definitivamente anular el organismo, con sus consiguientes puestos de trabajo, o que la falta de presupuesto lo haga antes. Fuentes informadas cuentan a este medio que, tras no ponerse de acuerdo para aprobar los presupuestos con la CUP, hay “mucho miedo” a que se tumbe la cuestión de confianza de Puigdemont en septiembre y el organismo se disuelva.

La suspensión de «Asuntos Exteriores» por el TC

El Gobierno decidió el pasado 5 de febrero impugnar ante el Tribunal Constitucional la creación del Departamento de Exteriores por parte del Ejecutivo catalán y pidió que fuese suspendida su puesta en marcha. Once días después, el Alto Tribunal admitió a trámite el recurso, lo que supuso la inmediata suspensión cautelar del Departamento.

La Generalitat, jugando al ‘gato y al ratón’, acordó el 1 de marzo cambiar el nombre de la Consejería de Asuntos Exteriores, Relaciones Institucionales y Transparencia por el de ‘Asuntos y Relaciones Institucionales y Exteriores y Transparencia’, para intentar esquivar la suspensión del TC. Romeva dijo entonces que se trataba de una «modificación menor para mantener intactas» las funciones de la Consejería y sortear el «debate semántico».

Pero el 29 de junio fue precisamente el «debate semántico» el que hizo mantener la suspensión dictada por el TC. Así, el Constitucional levantó parcialmente el veto a las funciones del departamento excepto en lo referido a la denominación del mismo, ala espera de dictar una sentencia. Pendientes de que se resuelva, el TC mantiene la suspensión sobre el término ‘Consejería de Exteriores’, porque como estableció el mismo Tribunal a inicios de año, dañaría la imagen de España ante otros Estados y generaría confusión.

Textualmente, fuentes del Constitucional explicaron entonces que esa denominación daría a la Consejería «la apariencia de ser actor internacional y de ostentar competencias que en este ámbito sólo corresponden al Estado», y en consecuencia, «pudiera perseguir el objetivo de dotar a la Generalitat de Cataluña de competencias que exceden de las que le corresponden».

Por ello, con independencia de lo que se resuelva finalmente, el TC decidió cautelarmente mantener la suspensión sobre esa denominación, lo cual «no perjudica el legítimo ejercicio de la acción exterior de la Generalitat de Cataluña», apuntaron las mismas fuentes, «pues nada le impide llevar a cabo actividades con proyección exterior que se deriven directamente de sus competencias para promover sus intereses propios en el ámbito internacional». Eso sí, «respetando siempre la competencia exclusiva del Estado en materia de relaciones internacionales», concluyeron.

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