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El sorprendente pueblo donde todas las casas están impresas en 3D: la gente no da crédito

  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

Wolf Ranch es un proyecto pionero que está marcando un hito en la evolución de la construcción y la tecnología, ya que todas las casas están impresas en 3D. Situado en Georgetown, Texas, representa un avance significativo en la manera en que se construyen viviendas, y podría redefinir el futuro del mercado inmobiliario. Durante mucho tiempo, la impresión 3D se ha considerado una tecnología emergente, pero en Wolf Ranch, se está aplicando a gran escala, abriendo nuevas oportunidades en términos de sostenibilidad y eficiencia.

Este desarrollo no sólo destaca por el uso innovador de la impresión 3D, sino también por las colaboraciones estratégicas entre empresas líderes del sector tecnológico, arquitectónico y de la construcción. ICON, una empresa especializada en impresión 3D de gran escala, ha trabajado en conjunto con Lennar, uno de los mayores constructores de viviendas en Estados Unidos, y el renombrado estudio de arquitectura Bjarke Ingels Group (BIG), para crear un proyecto que rompe con los métodos tradicionales de construcción. Wolf Ranch no sólo es un ejemplo de cómo la tecnología está transformando la construcción, sino también un reflejo de cómo las empresas están buscando soluciones más adaptables y resilientes en un mundo en constante cambio.

Wolf Ranch, un pueblo donde las casas están impresas en 3D

La comunidad Wolf Ranch, situada en Georgetown, Texas, se ha convertido en la más grande del mundo en ser completamente impresa en 3D. Éste innovador proyecto incluye 100 viviendas, todas creadas capa por capa utilizando impresoras 3D de gran escala.

La colaboración entre ICON, una empresa especializada en impresión 3D, el constructor de viviendas Lennar y el estudio de arquitectura Bjarke Ingels Group (BIG), ha hecho posible esta hazaña tecnológica. Las casas de una sola planta tienen un tamaño de entre 140 y 195 metros cuadrados, con dos o tres baños, interiores amplios y luminosos, y están diseñadas para ser resistentes y eficientes energéticamente.

La impresora Vulcan, que se ha utilizado para la construcción, mide 14,2 metros de largo por 4,75 metros de ancho, y puede levantar una casa de hasta 278 metros cuadrados con mínima intervención humana. El proceso implica la extrusión de una mezcla similar al cemento, formando la estructura básica de las viviendas. Después, los trabajadores humanos se encargan de los detalles, como ventanas, puertas y techos. Se tarda aproximadamente tres semanas en construir cada casa.

El coste de estas viviendas impresas en 3D comienza en 400.000 dólares (alrededor de 362.000 euros) y puede alcanzar los 600.000 dólares, dependiendo del tamaño y características. Todas están diseñadas para soportar condiciones extremas, como el calor, el moho, las termitas y el agua, y además incluyen sistemas de energía solar y tecnología inteligente como videoporteros y termostatos automáticos.

ICON, la empresa responsable de la impresión 3D, ha desarrollado una nueva impresora llamada Phoenix que promete superar las limitaciones del modelo Vulcan, permitiendo la creación de diseños más complejos y reduciendo costos. A largo plazo, ICON busca llevar su tecnología fuera del planeta.

Como parte del programa Artemis de la NASA, la compañía ha sido contratada para desarrollar estructuras impresas en 3D en la Luna, con el objetivo de construir refugios y plataformas de aterrizaje que permitan una presencia humana sostenida en el espacio.

El éxito del proyecto Wolf Ranch podría transformar la industria de la construcción, ofreciendo una solución sostenible y asequible mediante impresión 3D. Si resulta exitoso, podría convertirse en un modelo replicable a nivel global, inaugurando una nueva era en la construcción de viviendas accesibles para diversos sectores sociales.

El futuro de la impresión 3D

El futuro de la impresión 3D está revolucionando múltiples sectores de actividad, como la construcción, la medicina y la manufactura. Lo que empezó en los años 80 como una herramienta para crear prototipos, ha evolucionado hacia una tecnología capaz de producir componentes funcionales utilizando una amplia gama de materiales, desde plásticos y metales hasta tejidos biológicos.

La construcción es uno de los campos más prometedores, con proyectos como Wolf Ranch en Texas, donde las casas se imprimen en 3D rápidamente y son más resistentes a condiciones climáticas extremas. Esto podría reducir costes y aumentar la disponibilidad de viviendas asequibles, especialmente en países en desarrollo.

En medicina, la impresión 3D está permitiendo la creación de prótesis personalizadas y el desarrollo de bioimpresiones para crear tejidos humanos, con miras a imprimir órganos en el futuro. También facilita modelos quirúrgicos precisos, lo que ayuda a mejorar los resultados de cirugías complejas.

La impresión 3D está promoviendo una fabricación más sostenible, al reducir el desperdicio y permitir la producción descentralizada, disminuyendo la dependencia de cadenas de suministro globales. Además, se explora su uso en la exploración espacial, donde podría facilitar la construcción de infraestructuras en la Luna o Marte usando recursos locales.

En definitiva, el futuro de la impresión 3D promete cambiar radicalmente la manera en que construimos casas, fabricamos y tratamos enfermedades. Desde la construcción de viviendas sostenibles hasta la exploración espacial, las posibilidades son casi infinitas.