El encanto morboso de los pueblos malditos
La historia depara al viajero un sinfín de lugares espectaculares que visitar. Hay cientos de pueblos que enamoran al visitante con una sola estampa. Sus calles rememoran tiempos pasados. El paisaje es bucólico, incluso evocador. En definitiva, un regalo para los sentidos. Pero, ¿qué hay de esa otra cualidad que mueve a las personas? ¿Qué hay de la curiosidad? Así es, curiosidad por temas escabrosos o por lugares misteriosos. Ése es el caso de los pueblos malditos. Es probable que el lector conozca muchos ejemplos de viejas casas a las que nadie se acerca, de pueblos abandonados en los que da mucho reparo pasar la noche… Pues he aquí cuatro sitios donde el viajero arrojado puede dejarse caer.
De ruta por pueblos malditos
Hay pueblos malditos por creencias, por antiguas brujerías, por la codicia humana o por guerras. Los motivos son muchos, pero quizás este último sea el más significativo. Un buen ejemplo lo hallamos en Azerbaiyán. El primero de los pueblos malditos es Agdam, el pueblo fantasma más grande del mundo. Fue bombardeado desde todos los lados y quemado. Lo único que queda en pie son las dos torres de la mezquita. Si se observa el resto de la ciudad, la desolación es patente. Una ciudad maldita por la estupidez humana.
Un poco más cerca, en Italia, hay pueblo llamado Balestrino que está abandonado debido a la inestabilidad geológica. Por ese motivo fue abandonado en los años sesenta. Darse una vuelta por sus calles muestra cómo la naturaleza se está adueñando de todo. Las casas se están destruyendo poco a poco e incluso hay lugareños que indican que paseando por sus calles pueden oírse gritos. Quizás sean sólo imaginaciones o leyendas locales, pero ¿quién quiere comprobarlo?
Al norte, en Inglaterra, se encuentra Norfolk. De acuerdo, no es un pueblo abandonado, pero sí es el lugar donde se halla la mansión Raynham Hall, famosa por las apariciones del fantasma de Lady Dorothy Walpole (Dolly). Esta mujer, conocida como la dama marrón (murió vestida de ese color), parece ser que fue encerrada por su marido en la torre de la mansión por celos.
Y para concluir este «maldito» periplo, acabamos en España, en el pueblo abandonado de Ochate en el Condado de Treviño (Burgos). Se dice que hace siglos desaparecieron familias de la noche a la mañana por una serie de epidemias. Pero es que eso no es todo, también se cuenta que han sido divisados objetos voladores no identificados y que la zona es muy dada a los fenómenos paranormales.