‘Eric’: una miniserie vacía con un Benedict Cumberbatch sobreactuado
De los creadores de 'Chernobyl'
Se suponía que era una de las miniseries de prestigio con las que Netflix intenta ganar premios cada temporada pero, finalmente, Eric se ha convertido en una decepción total. Un producto pretencioso de esos que engolan la voz y que se venden como profundos y originales cuando, en realidad, todo gira en torno a una trama vacía. La ambientación del Nueva York de los años ochenta es estupenda pero es lo único destacable de esta ficción perezosa y sin demasiado gracia. Y lo peor de todo es el motivo por el que muchos verán la serie: Benedict Cumberbatch. Aunque no ayuda que su personaje sea insoportable, el actor está sobreactuado, más pendiente de ser intenso y sobresalir del resto que en transmitir verdad. Un desastre.
¿De qué trata?
Nueva York, años 80. Esta es la búsqueda desesperada que emprende un padre cuando Edgar, su hijo de nueve años, desaparece por la mañana de camino al colegio. A Vincent (Benedict Cumberbatch), uno de los marionetistas más destacados de Nueva York y creador de una popular serie televisiva infantil, le resulta insoportable lidiar con la pérdida de Edgar, se odia a sí mismo y se culpa de la desaparición. En ese estado, se aferra a los dibujos que hacía su hijo de un monstruo azul, una marioneta llamada Eric, convencido de que si logra que Eric salga por la tele, Edgar volverá a casa. El comportamiento de Vincent, cada vez más destructivo, lo distancia de su familia, de sus colegas y de los policías que intentan ayudarlo. Será Eric, ese delirio fruto de la necesidad, quien se convierta en su único aliado en la lucha por traer a su hijo a casa. En paralelo, un agente de policía que está dentro del armario investiga el caso de Edgar sin olvidarse de otro chaval de 14 años que desapareció meses antes pero al que las autoridades no han hecho mucho caso ya que se trata de un chico negro.
De los creadores de la exitosa miniserie Chernobyl, esta ficción de Netflix cuenta con Gaby Hoffmann en el papel de Cassie, mujer de Vincent; McKinley Belcher III, quien da vida al inspector Michael Ledroit y el joven Ivan Morris Howe en el papel del pequeño Edgar, como parte del reparto principal de la serie, junto a Cumberbatch. Además, esta ficción está dirigida por Lucy Forbes y escrita por Abi Morgan, guionista de películas como La dama de hierro o series como The Split e incluye asuntos importantes para la época de los 80, como la crisis del sida, la homofobia o el racismo institucionalizado, al igual que temas como la salud mental, la paternidad o el matrimonio.
Los grandes actores no aseguran calidad
Benedict Cumberbatch en una serie para Netflix creada por por responsables de la mítica Chernobyl. Nada podía salir mal. Pues va a ser que sí. Eric se vendió como un drama de suspense con toques fantásticos. Ese peluche protagonista que da nombre a la serie recordaba a Kidding, esa maravilla creada por Dave Holstein y dirigida Michel Gondry, en la que Jim Carrey era el presentador de un programa infantil que lidiaba con el duelo tras la muerte de su hijo. Pero, a diferencia de esta última, Eric se decanta por la investigación, el thriller y la crítica social.
El problema principal de Eric es que se toma demasiado en serio a sí misma. El diseño de producción, la recreación, la fotografía y todo el empaque técnico es, como era de esperar, impecable. Sin embargo, la historia se retuerce de manera gratuíta sin llegar nunca a profundizar en los temas que propone. Hay dos puntos de vista cruciales en esta trama: el de los padres sufridores y el de un policía (que es lo mejor de la serie) que ha de mantener su sexualidad en secreto mientras que lucha con los prejuicios sociales. La figura del monstruo de peluche se supone crucial pero en realidad es anecdótica. No sirve más que para sugerirnos los problemas de salud mental que sufre el protagonista. Intentan, al final, darle sentido a Eric pero resulta todo tan gratuito y cursi que crea rechazo.
Se supone que esta es la historia de la redención de una mala persona. El problema es que el personaje de Cumberbatch es tan insoportable que llega un momento que te da igual lo que le ocurra, por mucha resurrección moral que haya al final. Por otro lado, el actor no ayuda. El protagonista de Sherlock está aquí sobreactuado y parece poco generoso con sus compañeros. Se limita a balbucear, a poner cara de intensidad y a dar gritos.
Falsa moral
Y luego está la falsa moral que quiere vendernos Eric. Se supone que se quiere criticar el racismo en EEUU, para lo que se incide en cómo la policía ignora a las víctimas negras para concentrarse en las blancas, algo que hace la propia serie al final. También se plantea la homofobia pero relacionado con el VIH, la depravación y (esto es lo peor) con la pederastia.
Eric es el ejemplo de serie estafa. Un producto que quiere vender pedigrí pero que se ha olvidado de lo más importante:contar una historia.
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