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Wiko UPulse: buen aspecto y mucha cámara por 210 euros

Si eres un usuario con un presupuesto limitado a la hora de adquirir un smartphone, seguramente buscas que tu próximo terminal tenga una buena cámara, un rendimiento razonable y, si es posible, tenga una construcción lujosa y detalles como el lector de huella, que te eviten tener que estar introduciendo el PIN o la contraseña continuamente. Y esto es exactamente lo que ofrece el nuevo Wiko UPulse, que ya fue desvelado en la feria Mobile World Congress, pero que acaba de llegar a nuestro mercado a un precio de 210 euros.

El Wiko UPulse es uno de esos smartphones que hace una temporada se habría calificado como de gama media y que ahora se encuentra ya a un precio muy asequible. El aspecto no tiene una personalidad muy marcada, pero está construido en metal y el cristal frontal tiene los bordes suaves para un aspecto más lujoso. Tiene 5,5 pulgadas de pantalla, con panel IPS con resolución HD (1.280 x 720 píxeles) y los marcos no son muy reducidos, sobre todo teniendo en cuenta que no tiene boton de home o botones capacitivos fuera de la pantalla. En la parte trasera, como decíamos, tiene un lector de huella dactilar, algo que todavía no es muy habitual en móviles de este precio. El tamaño es de 55,3 x 7,7 cm y tiene un espesor de 8,5 milímetros.

Uno de los puntos clave del Wiko UPulse son las cámaras. La posterior tiene un sensor Sony IMX135 de 13 MP, lo que se supone da cierta garantía de calidad (es el mismo que han llevado móviles como los Moto X o el LG G3), y el fabricante afirma que con su modo “Super Pixel” puede tomar fotos de hasta 52 MP (algo que no se explica muy bien ya que si el sensor es de 13 MP, no hay una manera de que las fotos tengan mayor resolución, salvo que sea mediante interpolación). La cámara frontal, por su parte, tiene 8 MP y va acompañada de flash, lo que siempre es un detalle de agradecer.

En el interior, el Wiko UPulse lleva un procesador de cuatro núcleos a 1,3 GHz (lo que a priori es el punto más flojo), pero se acompaña de 3 GB de RAM y 32 GB de almacenamiento ampliables, lo que no está nada mal para un móvil de 200 euros. La batería es de 3.000 mAh y sale de serie con Android 7 con la personalización de Wiko que permite, entre otras cosas, hacer que cada huella que registres funcione a modo de atajo, de modo que, por ejemplo, al usar un dedo concreto se abra una aplicación determinada.

El smartphone está disponible en color negro o dorado y, como decíamos, a un precio de 210 euros.