Cavallé acumula varias sentencias donde el modus operandi siempre era el mismo, se hacía pasar por inversor, millonario, abogado o cirujano, para entablar una relación sentimental y pedirles dinero con excusas muy elaboradas. También les robaba las tarjetas de crédito que usaba para costearse noches en los hoteles más caros de Barcelona o saciar su faceta de comprador compulsivo.
Sus víctimas conocidas ascienden a seis, todas mujeres a las que conoció entre los años 2015 y 2017, que llevaron a Cavallé el pasado 8 de febrero al banquillo de la Audiencia de Barcelona.
A la primera de las víctimas le dijo que era abogado e hijo del dueño de una conocida clínica de Barcelona. Aprovechándose de que la víctima era extranjera y estaba en situación irregular, el estafador «le hizo creer que solucionaría sus problemas». Primero le pidió 1.000 euros para abrir una cuenta bancaria, asegurándole que su madre era directora de una oficina de La Caixa. Poco después, le pidió 2.000 euros más en efectivo para conseguirle un NIE. Cuando la víctima le dio el dinero, Cavallé se lo quedó, desapareció y la bloqueó en WhatsApp.
Dos años después, en mayo de 2017, ‘El estafador del amor’ volvió a echar sus redes en la red social Badoo. Ahora se presentaba como cirujano que debido a su trabajo y a sus cuentas en Panamá, viajaba con frecuencia a ese país centroamericano, mostrando a la víctima reservas de vuelo en avión privado. La excusa era que por el escándalo de ‘Los papeles de Panamá’ tenía sus cuentas bloqueadas y le pidió ayuda a la mujer. La víctima llegó a hacerle ingresos a Cavallé por más de 51.000 euros. En una de sus estancias en casa de la mujer, Cavallé aprovechó presuntamente para robar la tarjeta de crédito de la madre de la víctima y gastarse más de 3.500 euros en compras. Cuando fue descubierto, Cavallé desapareció del mapa.
También en mayo de 2017 el acusado, que ahora decía llamarse Albert Cavallé Planas y ser hijo de una familia de millonarios, inició relación con una nueva víctima. La excusa de Cavallé era que tenía nacionalidad andorrana y una gran cantidad de billetes de 500 euros pero no podía cambiarlos. Le pidió a la víctima mil euros para «ir tirando». Luego aseguró habérselos devuelto mostrándole un pantallazo de una transferencia que nunca se hizo. Una noche, ya en el domicilio de la víctima, presuntamente le robó 500 euros del bolso y los datos del DNI y de la tarjeta de crédito con los que hizo una reserva de habitación en un hotel por valor de 300 euros.
En junio de 2017, el «estafador del amor» atrapó a otra víctima a través del portal Girls BCN. Le dijo que se llamaba Pablo Angosto Pallares y que era inversor, hijo de una familia de millonarios, pero que «pasaba por un problema de tesorería, dado que su dinero estaba en cuentas en Panamá». Le pidió dinero a la víctima y ésta le prestó 10.500 euros en efectivo, que ya no volvió a ver jamás. Para hacerla creer que era solvente y que se lo devolvería, la invitó a dos noches de estancia en un hotel de cuatro estrellas, con cargos en la cuenta del auténtico señor Angosto Pallares, que con el tiempo denunció la estafa que ahora también se investiga.
A la sexta víctima, le dijo que se llamaba Álvaro en vez de Albert, y aprovechando que una noche en la que la víctima no estaba en su casa y él se había quedado a dormir, fotografió el DNI de la mujer y su tarjeta de crédito, y con esos datos reservó y pagó una habitación en un hotel de lujo.
La razón por la que «el estafador del amor» aún no ha entrado en prisión está en lo poco abultado de esas condenas que no superan los dos años de cárcel y que quedan suspendidas mientras no tenga una condena mayor. Sin embargo, la última sentencia de tres años y medio de cárcel, que Cavallé ha recurrido en última instancia ante el Tribunal Supremo, amenaza con llevarle a prisión durante una buena temporada en cuanto se constituya en firme.