¿Qué santos se celebran hoy, martes 3 de diciembre de 2024?
San Francisco Javier es uno de los santos que se celebran en este día
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¿Qué santos se celebran hoy, martes 3 de diciembre de 2024? Cada día, la Iglesia Católica honra a hombres y mujeres cuya vida y obra dejaron una huella imborrable en la fe cristiana. Este martes 3 de diciembre de 2024, la festividad principal está dedicada a san Francisco Javier, presbítero y misionero, quien falleció en 1552. Este día es especialmente significativo para quienes llevan los nombres Francisco o Javier, que reciben felicitaciones por su onomástica.
El significado y origen de los nombres Francisco y Javier merecen una mención especial. Francisco, de raíz germánica, significa «hombre libre» o «perteneciente a los francos». Por otro lado, Javier tiene un origen vasco y significa «casa nueva» o «castillo». Estos nombres, cargados de historia y simbolismo, son un homenaje a figuras cuyo legado espiritual sigue siendo fuente de inspiración. Junto a Francisco Javier, la Iglesia conmemora también en este día a otros santos de gran relevancia, como san Sofonías, profeta del Antiguo Testamento, y san Casiano de Tánger, mártir por su fe. A continuación, exploramos la vida y obra de los santos que se celebran en este día y os enumeramos también al resto de santos que santos se celebran en este día.
San Francisco Javier
Francisco de Jasso y Azpilicueta, conocido como San Francisco Javier, fue un misionero y religioso de la Compañía de Jesús, nacido el 7 de abril de 1506 en el castillo de Javier, Navarra, España. Falleció el 3 de diciembre de 1552 en la isla de Shangchuan, en las costas de China. Canonizado por la Iglesia Católica, Francisco Javier es reconocido como uno de los grandes misioneros de la cristiandad, apodado el Apóstol de las Indias por su incansable labor evangelizadora en Asia.
Francisco nació en el seno de una familia noble. Su padre, Juan de Jasso, fue presidente del Consejo Real de Navarra y un destacado defensor del reino frente a las aspiraciones expansionistas de Castilla. Su madre, María de Azpilicueta, pertenecía a una influyente familia navarra de raíces religiosas y jurídicas. Entre sus parientes se encontraba Martín de Azpilicueta, un reconocido teólogo y jurista.
La infancia de Francisco estuvo marcada por las tensiones políticas de la época. En 1512, la conquista de Navarra por las tropas de Fernando el Católico supuso la pérdida de autonomía del reino, lo que afectó directamente a su familia. Su padre murió en el exilio en 1515, y su hogar, el castillo de Javier, fue desmochado por orden del cardenal Cisneros como castigo a su lealtad a los Albret, legítimos reyes de Navarra. Este contexto moldeó a Francisco y le inspiró a buscar en la fe y la educación un camino hacia la trascendencia.
En 1525, Francisco viajó a París para estudiar en la Sorbona. Allí conoció a Íñigo de Loyola, quien más tarde sería conocido como San Ignacio de Loyola. Aunque al principio su relación fue distante, Ignacio se convirtió en un guía espiritual para Francisco, ayudándole a descubrir su vocación religiosa. En 1534, junto a otros cinco compañeros, ambos fundaron la Compañía de Jesús, comprometiéndose a una vida de pobreza, castidad y evangelización.
En 1537, Francisco fue ordenado sacerdote en Venecia. Tras varios intentos fallidos de peregrinar a Tierra Santa, se puso a disposición del Papa Paulo III, quien lo nombró enviado especial a las Indias Orientales bajo petición del rey Juan III de Portugal. Este nombramiento marcó el inicio de su misión misionera.
Francisco partió hacia Lisboa en 1540 y llegó a Goa, India, en 1542. Desde allí inició una labor evangelizadora que lo llevó a recorrer miles de kilómetros. Predicó en regiones como la India, Malasia, las islas Molucas, Japón y las costas de China. Su dedicación era incansable: aprendía idiomas locales, traducía textos religiosos y organizaba comunidades cristianas en territorios inhóspitos. En Japón, por ejemplo, fundó pequeñas comunidades cristianas y abrió caminos para futuros misioneros.
Uno de los episodios más recordados de su vida es su llegada a Japón en 1549. A pesar de los desafíos culturales y la oposición de los bonzos (sacerdotes budistas), logró convertir a varios samuráis y establecer una base para la expansión del cristianismo en el país.
Francisco siempre soñó con llevar el cristianismo a China, considerando que su evangelización influiría también en Japón. Sin embargo, la política aislacionista de la dinastía Ming y las dificultades logísticas truncaron su plan. Murió en 1552, mientras esperaba en la isla de Shangchuan una oportunidad para entrar al continente.
Tras su muerte, el cuerpo de Francisco fue trasladado a Goa, donde reposa en la Basílica del Buen Jesús. Su cuerpo incorrupto es un objeto de veneración que atrae a millones de devotos cada década. Este hecho, junto con sus milagros atribuidos y su incansable labor misionera, consolidaron su lugar como uno de los santos más influyentes de la Iglesia Católica.
San Francisco Javier fue canonizado en 1622 por el Papa Gregorio XV y declarado patrón de las misiones. Su vida y obra inspiran no solo a quienes llevan su nombre, sino también a quienes buscan vivir una fe comprometida y transformadora.
San Sofonías
San Sofonías fue un profeta menor en el Antiguo Testamento, cuya obra se encuentra recogida en el libro bíblico que lleva su nombre. Sofonías vivió durante el reinado de Josías, en un periodo de crisis espiritual en el Reino de Judá. Su misión consistió en advertir al pueblo sobre las consecuencias del pecado y llamarlo al arrepentimiento.
El mensaje de Sofonías se centra en la esperanza de una renovación espiritual. Anunció el «Día del Señor», un tiempo de juicio divino, pero también de restauración para los justos. Este profeta es recordado por su fervor en la defensa de la pureza de la fe y por su visión de un mundo donde la justicia divina prevalece.
San Casiano de Tánger
San Casiano de Tánger fue un mártir cristiano que vivió en el siglo IV. Durante el Imperio Romano, bajo la persecución de Diocleciano, Casiano se negó a adorar a los dioses paganos, lo que le valió una condena a muerte. Su valentía y fidelidad a su fe hicieron de él un modelo para los cristianos perseguidos.
Según la tradición, Casiano fue martirizado en Tánger, ciudad del norte de África, donde su testimonio de fe sigue siendo una fuente de inspiración. Su firmeza ante las autoridades romanas, que intentaron persuadirle de renunciar a Cristo, lo convirtió en un símbolo de resistencia espiritual frente a la opresión.
Otros santos que se celebran el 3 de diciembre
Junto a los mencionados, en este 3 de diciembre se celebra a otros muchos santos y que a continuación os vamos a enumerar:
- San Ambico
- Santa Atalia
- San Birino
- San Casiano de Tánger
- San Claudio tribuno
- San Crispino mártir
- San Galgano
- Santa Hilaria
- San Jasón
- San Lucio eremita
- Santa Magina
- San Mirocles
- San Sofonías
- Beato Eduardo Coleman
- Beato Juan Nepomuceno De Tschiderer