Qué fue de Silvia Jato, la primera presentadora de ‘Pasapalabra’: ahora ayuda a personas alcohólicas
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Su rostro era sinónimo de popularidad, pero su situación dio un giro radical. Silvia Jato marcó una etapa televisiva como la primera gran presentadora de Pasapalabra en su versión para Antena 3, convirtiendo ese espacio en uno de los concursos más emblemáticos de la historia reciente de la televisión. Pero su trayectoria, lejos de haberse encallado en esa etapa de esplendor, ha tomado rumbos inesperados y valientes que hoy la sitúan en una faceta radicalmente diferente, alejada del foco mediático y más próxima a las causas humanas. Tanto es así que ayuda a aquellos que están luchando contra el alcohol.
Pasapalabra consolidó su fama y le catapultó a la primera línea de la televisión nacional. Sin embargo, cuando concluyó su contrato, Silvia decidió seguir explorando otras vías profesionales, aunque ninguna de ellas alcanzaría el mismo nivel de impacto popular. Aun así, su rostro continuó presente en diferentes cadenas y franjas horarias, adaptándose con naturalidad a los cambios del medio y demostrando su versatilidad en distintas propuestas.
La experiencia de Silvia Jato en televisión
En su paso por Telecinco asumió el reto de sustituir a Jesús Vázquez durante la etapa veraniega de Allá tú, una experiencia breve pero significativa. Más adelante, pasó por espacios como Por la mañana en TVE y Fifty Fifty en Cuatro, donde reforzó su experiencia en la conducción de formatos más informativos o divulgativos. Volvió también a sus raíces en la televisión autonómica gallega, canal donde había iniciado su andadura profesional, al frente de programas de gran arraigo popular como Luar o Os nodos sabios.
Tampoco abandonó del todo las ondas. Durante un tiempo, participó como colaboradora en Es la mañana de Federico, el espacio matinal de EsRadio, demostrando su comodidad en diferentes registros comunicativos. Además, entre 2010 y 2012, tuvo un papel muy activo en concursos emitidos por cadenas más modestas o de carácter autonómico. De hecho, lideró formatos como Generación de estrellas, Trivial Pursuit o Metro a metro, todos ellos centrados en el entretenimiento, aunque con audiencias mucho más discretas.
La figura de Silvia Jato nunca ha desaparecido del todo del panorama audiovisual. Aunque con menos frecuencia, sigue aceptando propuestas esporádicas que se ajustan a su perfil y experiencia. En 2016, 2017 y 2018 volvió a ser rostro de TVE durante los meses de verano, sustituyendo a Mariló Montero en La mañana de La 1, lo que le permitió retomar el pulso a la actualidad informativa y la conexión con el público matinal.
Los últimos proyectos de Silva Jato
Más recientemente, se ha dejado ver en espacios como Lalala, un programa musical de Telemadrid emitido en 2023, donde volvió a conectar con la esencia del espectáculo y el entretenimiento en directo. Y como guiño nostálgico, en 2021 se reencontró con Pasapalabra participando como invitada especial en una entrega conmemorativa que reunió a varias de las personas que han contribuido al éxito del programa, incluido el actual presentador Roberto Leal y otros históricos como Jaime Cantizano.
Aunque no haya encabezado proyectos de gran visibilidad en los últimos años, Silvia Jato ha seguido cultivando su presencia en otros ámbitos relacionados con la comunicación. Uno de sus últimos desafíos ha consistido en presentar un congreso completamente en inglés, una tarea que, según ha reconocido públicamente, le sacó de su zona de confort, pero también le permitió descubrir una nueva habilidad profesional.
El lado más humano de la presentadora
Lejos de los estudios de televisión, Jato ha encontrado también una conexión emocional con costumbres muy arraigadas, especialmente en el Bajo Aragón. Desde hace ya una década, participa cada año en la «rompida de la hora», un acto emblemático de la Semana Santa aragonesa que se vive con intensidad en pueblos como Calanda, Híjar o Alcorisa. Se trata de una ceremonia cargada de simbolismo en la que cientos de tambores y bombos rompen el silencio al unísono, marcando el inicio de la Pasión.
Su participación en este acto va mucho más allá de lo anecdótico. Para ella, es un ritual casi espiritual que forma parte de su calendario emocional, una cita anual que refuerza su conexión con la identidad y el sentimiento colectivo de quienes viven esa celebración desde la tradición. En un mundo tan fugaz como el televisivo, encontrar espacios de recogimiento como estos, donde lo simbólico adquiere tanta fuerza, revela una faceta mucho más introspectiva y personal de la presentadora.
En los últimos años, Silvia Jato ha emprendido también un camino de implicación en proyectos de contenido social, una vertiente mucho menos conocida de su trayectoria pero no menos significativa. Actualmente, colabora activamente con iniciativas centradas en el acompañamiento de personas que atraviesan procesos de adicción, en especial con quienes luchan contra el alcoholismo.
Este trabajo no tiene visibilidad mediática, pero sí un enorme valor humano. Silvia ha encontrado en este ámbito una manera distinta de utilizar su voz: ya no se trata de entretener a una audiencia masiva, sino de generar confianza y ofrecer consuelo en entornos mucho más difíciles.
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