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El niño superdotado que arrasaba en ‘Crónicas Marcianas’ y desapareció: así es su vida ahora

El equipo de 'Crónicas Marcianas' se reencontró hace unos años en Telecinco

Carlos Blanco tenía 13 años cuando empezó a trabajar en televisión

El protagonista de nuestra noticia decidió retirarse del mundo del espectáculo

Tenía 13 años cuando saltó a la fama, pero el paso del tiempo le enseñó que el mundo del espectáculo no estaba hecho para él y decidió cambiar de rumbo. Fue entonces cuando desapareció para siempre y optó por llevar un estilo de vida más relajado. En esta noticia vamos a hablar de Carlos Blanco, el niño superdotado que trabajó con Javier Sardá en Crónicas Marcianas. Para empezar podemos recordar la sección que le dieron los directores del programa. En OKDIARIO recordamos que comentaba hechos históricos con una naturalidad pasmosa y con un toque repelente que le resultaba muy atractivo a la audiencia. El presentador del citado espacio no tardó en aclarar que su colaborador tenía un cociente intelectual de 160. De hecho, fuera de cámaras se limitaba a estudiar y a enriquecer su formación académica.

Según los datos que hemos recopilado, Carlos Blanco se matriculó en una universidad para estudiar de manera simultánea tres carreras diferentes: Filosofía, Química y Teología. Terminó sus estudios siendo el mejor de su promoción, pero se quedó con ganas de más y comenzó a analizar la cultura egipcia. Fue muy insistente y con el paso del tiempo se convirtió en el egiptólogo más joven de Europa, mérito que fue recogido por la prensa internacional. De esta forma, muchos medios se ponían en contacto con él para pedirle su opinión sobre determinados temas. Ahora que hemos recordado quién fue este peculiar Tertuliano de Telecinco, nos preguntamos: ¿Cómo está en la actualidad? ¡Tenemos la respuesta!

La nueva vida de Carlos Blanco

A sus 39 años, lleva una vida muy diferente, centrada en la docencia universitaria y en la investigación, con un recorrido académico que lo ha consolidado como un referente intelectual. Nosotros sabemos que es profesor titular en la Universidad Pontificia Comillas de Madrid, donde imparte asignaturas relacionadas con la Teoría del Conocimiento y la Historia de las Religiones, además de haber colaborado con instituciones internacionales de gran prestigio como la Universidad de Oxford. Ese recorrido le ha permitido construir un perfil sólido que ha sido reconocido por la comunidad científica y filosófica, algo que lo ha llevado a ser elegido miembro de la World Academy of Art and Science y de la Academia Europea de Ciencias y Artes, dos entidades que agrupan a pensadores y científicos de talla mundial.

Carlos Blanco dando unas declaraciones. (Foto: YouTube)

Más allá de su labor docente, ha desarrollado una intensa actividad como autor e investigador, publicando más de 30 libros en los que ha abordado un amplio abanico de temas. Su producción intelectual incluye estudios de historia antigua, análisis comparativos de religiones y ensayos de filosofía, con un estilo accesible pero riguroso que lo ha hecho destacar en el panorama académico. Estas publicaciones lo han consolidado como un autor respetado tanto en España como fuera de nuestras fronteras, y lo han situado entre los pensadores contemporáneos que buscan tender puentes entre la tradición humanista y la modernidad.

Pese a la notoriedad que le dieron estos logros, quienes lo conocen de cerca subrayan que mantiene un carácter humilde y alejado de la grandilocuencia, concentrando sus esfuerzos en transmitir su pasión por el conocimiento más que en la exposición pública. Para él, lo esencial ha sido siempre aprender, enseñar y compartir el saber, sin dejarse arrastrar por los focos que en su infancia lo acompañaron.

El éxito profesional de Carlos Blanco

Otro de los proyectos más relevantes en su carrera ha sido la fundación de The Altius Society, una organización creada en colaboración con la Universidad de Oxford que busca promover el diálogo interdisciplinar entre expertos de distintos ámbitos. La iniciativa refleja la visión de Blanco sobre la importancia de superar las divisiones entre disciplinas y de abordar los grandes desafíos de la humanidad con un enfoque colectivo. Gracias a este espacio, se han generado encuentros en los que filósofos, científicos, artistas y líderes sociales comparten conocimientos y debaten sobre el futuro del mundo, demostrando que la filosofía y la ciencia pueden caminar de la mano.

En la actualidad, Carlos Blanco disfruta de una vida mucho más discreta que la que tuvo durante su infancia, pero también más plena y coherente con sus convicciones. Como profesor universitario, tiene la oportunidad de formar a nuevas generaciones y de transmitirles no solo su vasto conocimiento, sino también una visión del saber como herramienta transformadora.

Él mismo ha reconocido en diversas entrevistas que la fama precoz dejó una huella en su vida, aunque hoy prefiere que se le valore por sus contribuciones académicas en lugar de por sus apariciones televisivas. Conserva buenos recuerdos de su paso por Crónicas Marcianas, pero insiste en que esa fue solo una anécdota en comparación con todo lo que ha logrado después. Lo importante para él ha sido convertir esa inteligencia temprana en una carrera académica sólida, con aportaciones valiosas en distintos campos, demostrando que aquel niño prodigio supo reinventarse en un adulto con un compromiso real con el conocimiento, la enseñanza y el pensamiento crítico.