Comienza el mes del Ramadán en tiempos convulsos para los musulmanes
El mes sagrado del islam, el Ramadán, arranca como cada año con la llegada de la luna nueva en el noveno mes del calendario lunar musulmán, para los más de 1.800 millones de feligreses en todo el mundo.
Este año el domingo 5 de mayo por la tarde comienza la observancia religiosa anual, el mes durante el que los fieles ayunan, entre otros ejercicios, cumpliendo así con una de las obligaciones de los cinco pilares del islam que todo musulmán debe observar. Arrancan treinta días de espiritualidad, que este año terminarán con la puesta del sol del martes 4 de junio, que busca purificar el cuerpo y mejorar al individuo.
Según la tradición, Alá reveló los primeros versos del Corán a Mahoma el noveno mes lunar del calendario musulmán, hacia el año 610. Desde aquella primera revelación del texto sagrado, el Ramadán es el mes de la revelación del Corán y se ha convertido en una celebración llena de ritos y con una profunda espiritualidad.
El periodo de desarrollo de las ejercicios espirituales, que desempeñan los musulmanes durante este mes, abarca desde el punto de vista sanitario, dado que se busca la purificación del cuerpo; al del aspecto mental, al desarrollar el fortalecimiento de la voluntad; pasando por lo moral, al sentir empatía con el prójimo que sufre por la falta de alimento.
De esa manera, los pensamientos impuros o negativos, los insultos, las críticas a terceros, o las mentiras deben de ser desterradas durante los 30 días que dura el mes más sagrado para los musulmanes. Se busca así un tiempo y espacio para reevaluar vidas y reflexionar sobre el efecto que tienen las acciones de los fieles en el planeta y en otras personas.
La radio y la televisión tienen una mayor presencia en la vida de los ciudadanos musulmanes además de que la noche se transforma con una actividad frenética en las calles y los cafés -más que en cualquier otro mes del año-. Además, durante este mes, los musulmanes deben realizar ejercicios de contemplación y de devociones, en particular la lectura y la recitación del Corán.
El 5 marca el primer día en que, antes de que el salga el sol, los musulmanes hacen la primera oración del día y quienes pueden cumplir con los rituales del ayuno toman su primer «suhur», la última comida y bebida recomendada en la tradición musulmana antes del amanecer, hasta la puesta del sol, momento de la ruptura del ayuno, conocida como «iftar».
Además de que los seguidores no ingieren alimentos ni líquidos durante el día, tampoco pueden mantener relaciones sexuales o fumar desde la salida del sol hasta el ocaso, hasta que comience el nuevo mes lunar. Según la religión, los musulmanes que están exentos de seguir las obligaciones del mes de Ramadán son los niños, las personas mayores, los enfermos crónicos, las mujeres embarazadas, en periodo de lactancia o menstruación, y las personas con enfermedades temporales.
El islam se basa en cinco preceptos básicos, los cinco pilares de la religión que todo buen musulmán debe cumplir: la profesión de fe, la oración cinco veces al día, la limosna, el ayuno durante el mes de Ramadán y la peregrinación a la Meca. Entre los principios básicos del islam se incluyen la humanidad, la justicia, la compasión, la buena voluntad y la piedad.
Los musulmanes en España
La población residente en nuestro país que profesa el islam representa aproximadamente el 4% de la población total española, unos dos millones de fieles, según un estudio demográfico de la población musulmana realizado por la Unión de Comunidades Islámicas de España (UCIDE) que observa que en los últimos años este porcentaje ha ido en aumento. Al ser una minoría, los fieles musulmanes encuentran más dificultades laborales y ambientales para vivir el ayuno durante el Ramadán.
En los últimos cinco años, los seguidores del Islam con pasaporte español no han dejado de crecer mientras los musulmanes extranjeros se han mantenido constantes. Así el 43% de los musulmanes en España tiene la nacionalidad española mientras que el 57% es extranjero (38% marroquíes y 19% de otra nacionalidad).
Con ello en 2016 eran once las provincias en las que los musulmanes españoles superaban a los extranjeros: Ceuta, Melilla, Las Palmas, Madrid, Badajoz, Santa Cruz de Tenerife, Cáceres, Málaga, Córdoba, Sevilla y Jaén. Otras dos andaluzas, Cádiz y Granada, ya están muy cerca de alcanzar el 50%.
A nivel mundial
Los musulmanes constituyen el segundo grupo religioso más grande en todo el mundo, con 1.800 millones de personas, o el 24% de la población mundial, según Pew Research. Entre 2010 y 2015 los musulmanes experimentaron el mayor incremento natural entre todos los grupos religiosos, incluidos los cristianos. Los nacimientos de musulmanes durante ese tiempo superaron en número a las muertes en 152 millones (213 millones de nacimientos frente a 61 millones de muertes).
Esta ventaja de la fertilidad es una de las razones por las que se espera que los musulmanes alcancen a los cristianos en número absoluto y como proporción de la población mundial en las próximas décadas. Además los musulmanes tienen la edad mediana más joven (24) de todos los grupos religiosos, lo que también se espera que contribuya a su rápido crecimiento.
Para 2050 habrá casi paridad entre los musulmanes (2.800 millones, o el 30% de la población) y los cristianos (2.900 millones, o el 31%), posiblemente por primera vez en la historia, según las proyecciones de Pew Research.
Mientras tanto, el mes de Ramadán no viene exento de algunas consecuencias tanto para los fieles musulmanes como para el planeta. El consumismo desmedido que supone la festividad, que algunos equivalen al que se produce durante la Navidad en países cristianos, está marcado por las grandes cantidades de desperdicios de alimentos que aumentan a un nivel alarmante. Para tratar esta realidad, Islamic Relief España ha publicado 6 consejos para un Ramadán ético.
Otros debates abiertos, especialmente en los últimos años, como consecuencia de la celebración del Ramadán es acerca de los riesgos que puede suponer para la salud el ayunar todo el día, hasta la puesta del sol. Otro asunto principal es de la productividad en el mundo musulmán, o falta de, durante el ayuno que en muchas ocasiones llevan a que tanto Gobierno como sector privado reduzcan considerablemente sus jornadas de trabajo, su producción y resultados.
La celebración religiosa del mundo musulmán llega en un momento en el que corren tiempos de terror para sus practicantes y en el que el mundo musulmán atraviesa múltiples transformaciones. Con una islamofobia global en crecimiento, la retórica anti musulmana de los movimientos de extrema derecha, o de Donald Trump, intenta asociar a los musulmanes con el terrorismo y el extremismo a los que catalogan como una amenaza a la identidad nacional.
El Ramadán es un buen momento para recordar a la religión cuyos seguidores son atacados tanto por la amenaza del yihadismo global que acecha a la comunidad internacional, por miembros de su propia comunidad, como por aquellos que no lo son (supremacistas blancos,…). Es simbólico que los propios musulmanes componen el mayor número de víctimas mortales del terrorismo yihadista internacional de grupos como Daesh y aquellos inspirados por ellos.
El mundo ilsámico, todos aquellos países que tienen el Islam como religión mayoritaria, vive momentos de tensión y sufrimiento. Van desde el norte de África -con los cambios en Argelia y la prevista guerra civil en Libia, o los cambios políticos en Sudán, a la guerra en Yemen, pasando por Afganistán o Siria- a Asia con la crisis de los musulmanes rohingyas o en China, en la región Xinjiang, donde los musulmanes locales continúan siendo así el foco de la represión islamista que encabeza el Estado y ello se ha materializado con la creación de “campos de reeducación” para uigures.
Todos ellos son recordatorios para que junto a los musulmanes, la comunidad internacional desarrolle el autocontrol y la toma hábitos saludables, como una manera de mejorase a sí mismo y así reflexionar sobre la tolerancia, el respeto y la paz, siguiendo la pauta que marca el islam durante el Ramadán.
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