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Virus cutáneos: ¿Una epidemia después de las vacaciones?

En verano caminamos descalzos, nuestros hijos juegan con su amigos en bañador y la exposición de la piel con el exterior aumenta favoreciendo el contagio de algunas enfermedades virales, que generalmente «descubrimos» al regresar de nuestras vacaciones.

Moluscos contagiosos

Se trata de la aparición de unas pequeñas lesiones papulosas y sonrosadas, de pequeño diámetro (2 o 3 mm.) con una zona central algo deprimida. Nos encontramos ante una enfermedad contagiosa, cuya diseminación depende del roce o fricción cutánea entre personas que lo padecen, o bien con objetos (como toallas) que hayan estado en contacto con su piel. Por eso en verano la diseminación y aparición es mayor.

Aunque durante años se aconsejo dejar evolucionar, pues se puede conseguir la desaparición de las lesiones ante la respuesta inmunitaria del paciente frente al virus, ciertamente es un riesgo pues es posible su diseminación y progresión con el paso de uno o dos lesiones a decenas en unos meses.

El abordaje es variable, con tratamientos químicos o eliminación física, asociada a terapias con complejos de vitaminas y minerales que reduzcan la replicación del virus y mejoren nuestras defensas

Papilomas plantares

Consecuencia de caminar descalzos, con micro erosiones en los bordes de las piscinas o en el mar y las roca. En este caso como en el anterior nos encontramos con una enfermedad contagiosa, que tiende a progresar y donde la mejor actitud es también la eliminación.

Aun cuando se trata de virus distintos la actitud terapéutica encaminada a su eliminación es similar (varían las técnicas en cada caso) y siempre aconsejando evitar el contacto con la zona, tanto del propio paciente como de terceros con el fin de reducir el riesgo de contagio