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Las vacunas ARNm contra el covid podrían potenciar la inmunoterapia y duplicar la supervivencia en cáncer

La comunidad oncológica celebra los resultados preliminares con optimismo prudente y llama a impulsar una investigación más sólida

Un estudio presentado en el congreso europeo de oncología (ESMO 2025) sugiere que las vacunas de ARNm contra el covid no sólo protegen frente al virus, sino que podrían «despertar» las defensas del organismo para mejorar la eficacia de las inmunoterapias en pacientes con cáncer. En una revisión retrospectiva de pacientes con cáncer de pulmón avanzado y melanoma, quienes recibieron una vacuna ARNm en las proximidades del inicio de tratamiento inmunoterápico mostraron una supervivencia notablemente mayor que quienes no la recibieron.

En concreto, los datos incluidos en la presentación muestran que, entre pacientes con cáncer de pulmón metastásico tratados con inhibidores de puntos de control inmunitarios, la mediana de supervivencia aumentó de unos 20,6 meses a 37,3 meses si habían sido vacunados con ARNm dentro de los 100 días anteriores o posteriores al inicio del tratamiento. Resultados similares, aunque con menor tamaño muestral, se observaron en pacientes con melanoma, donde la vacuna se asoció también a mejores desenlaces. Estos cambios sugieren una mejora sustancial y duradera en la respuesta al tratamiento.

Los autores del estudio proponen varias explicaciones plausibles: las vacunas ARNm activan de manera potente la inmunidad innata y adaptativa, lo que podría aumentar la expresión de moléculas como PD-L1 en el tumor o reclutar linfocitos que, en combinación con los inhibidores de puntos de control, facilitan una respuesta antitumoral más efectiva. Investigadores de instituciones contra el cáncer como MD Anderson han señalado que hallazgos previos apuntaban a un efecto adyuvante de las vacunas ARNm sobre la actividad inmunitaria tumoral.

Sin embargo, los expertos insisten en la cautela del estudio y del trabajo presentado porque es principalmente retrospectivo y observacional, lo que limita la capacidad para atribuir causalidad definitiva. Factores de confusión —por ejemplo, diferencias en el estado general de los pacientes, el acceso a tratamientos o la temporalidad exacta entre vacunación y terapia— pueden influir en los resultados. Por ello, los autores piden ensayos prospectivos y estudios controlados que confirmen si la vacunación con ARNm realmente potencia la inmunoterapia y determine el mejor momento para administrarla.

Si se confirma este trabajo en nuevos ensayos, el hallazgo tendría implicaciones profundas: las vacunas pandémicas disponibles podrían convertirse en una herramienta accesible para potenciar tratamientos oncológicos actuales, acelerando el uso clínico de estrategias combinadas basadas en ARNm. Mientras tanto, la comunidad oncológica celebra los resultados preliminares con optimismo prudente y llama a impulsar una investigación más sólida que transforme este trabajo en opciones terapéuticas seguras y eficaces para los pacientes.