Sari Arponen: «La Slow Medicine busca una medicina centrada en el paciente y de mayor calidad»
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En un mundo donde la prisa y la eficiencia son cada vez más valoradas, existe la tentación de recurrir en exceso a los fármacos para tratar las dolencias y los síntomas de los pacientes, tal y como detallan en la Clínica Mayo. Sin embargo, explican, este enfoque puede tener graves consecuencias para la salud a largo plazo. El uso indiscriminado de medicamentos puede conducir a efectos secundarios no deseados, dependencia y una falta de abordaje de las causas subyacentes de los problemas de salud.
Una nueva corriente médica Slow Medicine propugna cuidar la salud a través de una visión integradora de la medicina, donde profesionales de la salud y pacientes avanzan hacia una nueva forma de entender la medicina, más respetuosa y evolutiva. El Congreso Ágora Bienestar que tuvo lugar el pasado mes de octubre presentó las últimas tendencias en bienestar y salud global y se centró en la necesidad de “frenar” y tomarnos nuestro tiempo para evitar el estrés, manejar las emociones y poder llevar una vida profesional y personal lo más tranquila posible. Debido a ello, la conferencia inaugural versó sobre Slow Medicine esta nueva corriente en la medicina que propugna un retorno a planteamientos más centrados en el paciente y más pausados.
Por eso, la doctora en Ciencias Biomédicas de la Universidad Complutense, Sari Arponen fue la experta que impartió la conferencia inaugural de Ágora Bienestar bajo el título ‘Slow Medicine, una visión integradora del bienestar’. OKSALUD la entrevistó para que nos explicase el por qué esta disciplina utiliza la atención médica personalizada para entender a fondo a cada paciente como un individuo único, teniendo en cuenta sus antecedentes médicos, estilo de vida, genética y preferencias personales.
La doctora Sari Arponen es cofundadora con la doctora África Villarroel del ‘Slow Medicine Institute’ y es asesora de Puro Bienestar, desde donde se difunden experiencias únicas de bienestar para el equilibrio perfecto entre cuerpo, mente y entorno, y la mejora de la calidad de vida. Es médico especialista en Medicina Interna, docente y divulgadora y ha publicado varios best sellers, entre los que destacan ‘¡Es la microbiota, idiota!’ o ‘El sistema inmunitario por fin sale del armario’.
PREGUNTA.- ¿Qué es Slow Medicine? ¿Cuáles son los principios fundamentales de esta disciplina médica?
RESPUESTA.- La Slow Medicine o Medicina Lenta, más que una «disciplina» en sí, es una forma de entender la medicina que surge en Italia en 2002, y nace para para practicar una medicina centrada en el paciente y de mayor calidad. Quiere evitar además el burnout de los profesionales de la medicina. El manifiesto de la Slow Medicine expone que la Medicina Lenta es una medicina sobra, respetuosa y justa. Quiero dejar claro, por lo tanto, que no es una especialidad médica, ni algo nuevo que no existiera antes como propuesta. De hecho, es algo que a cualquier médico le gustaría practicar en un sistema ideal de atención a sus pacientes, ya sea en prevención o en tratamiento de problemas de salud.
P.- ¿Qué le llevó a especializarse en Slow Medicine?
R.- Más que «especializarme» en Slow Medicine, porque no es una especialidad como tal, diría que comparto plenamente los valores Slow tanto en la Medicina como en otros ámbitos de la vida, y difundir esta forma de entender la medicina con Slow Medicine Institute y su podcast asociado está en coherencia con mi forma de entender la medicina centrada en el paciente.
P.- En comparación con la medicina tradicional, ¿cómo se diferencia la Slow Medicine en términos de enfoque y tratamiento de los pacientes?
R.- De hecho, la medicina digamos «tradicional» ya entiende que el paciente está en el centro del proceso. Es el sistema con su enfoque farmaco-centrista, con un foco excesivo en la tecnología y las pruebas complementarias, lo que nos aleja de un enfoque más respetuoso de la medicina. En la medicina Slow es importante tener tiempo suficiente para atender a los pacientes, pero también que la atención sea personalizada, la autogestión de la salud entendida en positivo, la prevención y la calidad de vida, junto a la pasión y la compasión. Un enfoque más Slow es importante no sólo para los pacientes, sino también, para los profesionales de la medicina. Necesitamos que los gestores se den cuenta también de esta necesidad y que escuchen a los profesionales, sobre todo, a los de la Atención Primaria, que saben cómo podrían atender mejor a sus pacientes,
P.- Slow Medicine enfatiza la relación médico-paciente y la atención personalizada. ¿Cómo trabaja para desarrollar una conexión más profunda con sus pacientes?
R.- En lo personal, a la fuerza los tiempos de atención son fundamentales. Esto significa que una primera consulta puede durar hora y media, por ejemplo. En la sanidad pública siempre ha resultado inviable. Pero más allá de eso, implica que la historia clínica, y conocer al paciente en su contexto biopsicosocial, algo que se propugna también en los modelos de medicina de familia, por ejemplo, es clave.
P.- ¿Cuáles son los beneficios que ha observado en sus pacientes al adoptar un enfoque de Slow Medicine en su atención médica?
R.- Para mí la Slow Medicine va más allá de lo comentado, porque incorporo en mi ejercicio también los conocimientos de la Medicina del Estilo de Vida y la microbiómica en la práctica clínica. Si utilizas abordajes 360º con más tiempo de una manera integral, podrás actuar mejor de manera preventiva y en las causas raíz de los problemas de los pacientes. Esto es algo que querría hacer cualquier médico, pero en 5 minutos por paciente es muy complicado.
P.- La prevención es un componente clave de la Slow Medicine. ¿Qué estrategias utiliza para promover la prevención y el bienestar en su práctica médica? ¿Cómo aborda la gestión de enfermedades crónicas desde esta perspectiva y qué resultados ha obtenido?
R.- La medicina del estilo de vida es básica tanto en la prevención como en el tratamiento de cualquier persona: alimentación, actividad física, cronobiología, control del estrés crónico, estímulos horméticos, el contacto con la naturaleza… son todos ellos fundamentales para lograr ese Puro Bienestar que se promueve precisamente por la entidad del mismo nombre y que incorpora estos conceptos en sus acciones.
Por supuesto, se debe tener en cuenta siempre que el paciente es un superorganismo, con un microbioma que también debemos cuidar.
Los resultados en salud dependen de hasta qué punto el paciente quiere empoderarse en su salud. Muchas de estas estrategias permiten reducir síntomas, mejorar la calidad de vida e incluso reducir la necesidad de algunos fármacos, pero exigen un cierto esfuerzo del paciente, que no siempre es fácil de asumir.
P.- Recientemente ha intervenido en el Congreso Ágora Bienestar ¿hasta qué punto la Slow Medicine puede contribuir al bienestar de las personas? ¿Y para las empresas?
R.- Todas las estrategias basadas en la prevención de una manera personalizada y centradas en la salud, más que en la enfermedad, ayudan a contribuir a que las personas sean más felices y productivas en su vida personal y profesional. Es de agradecer este tipo de iniciativas, como los de Puro Bienestar, puesto que por parte del sistema público la inversión en estrategias de prevención es escasa si se compara con el dinero destinado a abordajes reactivos centrados en la enfermedad.
P.- ¿Cómo cree que la Slow Medicine puede abordar los desafíos actuales en el sistema de atención médica, como el aumento de costes y la medicalización excesiva?
R.- Podría ayudar a reducir los costes a través de la disminución del coste farmacéutico y de carga de enfermedad, lo que genera por un lado absentismo laboral y, por otro lado, costes directos por la asistencia sanitaria de las personas con problemas de salud ya establecidos.
P.- Para aquellos que no están familiarizados con la Slow Medicine, ¿qué consejo les daría sobre cómo pueden incorporar los principios de esta disciplina en su propia atención médica y estilo de vida?
R.- No hay ningún secreto nuevo que no se sepa desde siempre: la alimentación saludable sin ultraprocesados, la actividad física, el contacto con la naturaleza y el descanso suficiente son básicas para tener una buena salud. Si no tenemos tiempo para cuidarnos la salud hoy, tendremos que encontrar tiempo (y dinero) para ocuparnos de la enfermedad mañana. Una buena manera de empezar puede ser moviéndonos más, comer más verdura y dejar los ultraprocesados en la tienda, además de reducir mucho el tiempo de uso de dispositivos digitales conectados a internet.
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