La ropa con olor a tabaco también afecta a la salud
Todo el mundo conoce los efectos negativos que tiene el tabaco para la salud, tanto del que fuma como de las personas que le rodean, que se consideran fumadores pasivos. Al final siempre acaba siendo inhalado por un grupo más amplio de gente, que también quedan expuestos a sus efectos nocivos. Sin embargo, existe otro nivel de exposición a los cigarrillos del que se conocía muy poco o casi nada. Nos referimos al humo que queda impregnado en superficies como las prendas, el pelo, los coches o las viviendas. Por lo tanto, la ropa con olor a tabaco también afecta a la salud de manera negativa y esto ocurre una vez que se ha desaparecido el humo del propio cigarro.
Un grupo de científicos de la Universidad de California, en Estados Unidos, ha realizado un estudio con ratones expuestos a THS, en donde este componente origina resistencia a la insulina y por lo tanto es un precursor de la diabetes tipo 2.
El THS hace referencia a las toxinas de humo del tabaco que permanecen en las superficies, así como el polvo que queda después de fumar. Esto incluye sustancias que con la edad se presentan más tóxicas y son remitidas en el aire o entran en reacción con otras sustancias en el medio ambiente para provocar nuevos contaminantes.
Las pruebas realizadas con ratones demuestran que el THS ocasiona daños en los pulmones e hígado, complicando la cicatrización de heridas y provocando hiperactividad. A todo ello se le une también la diabetes tipo 2. Los responsables de este estudio consideran que en el caso de confirmarse esta teoría en las personas, el estudio podría impactar de forma importante en la manera de pensar de las personas sobre la exposición a toxinas ambientales del tabaco.
Los principales afectados por el THS son las personas mayores y los niños, que sufrirán en gran medida sus consecuencias. Hay que tener un especial cuidado con los bebés, que casi siempre están arrastrándose por las alfombras y están en contacto en todo momento con elementos expuestos al humo exhalado. En el caso de los ancianos, también se convierten en un grupo de población muy castigado por este motivo simplemente porque los órganos son más susceptibles a sufrir esta enfermedad.
Los responsables de esta investigación señalan que sus hallazgos cuentan con importantes implicaciones para los seres humanos, sobre todo porque las toxinas del tabaco se encuentran presentes en su entorno, aunque no lo sepamos. Confían en que este estudio sirva a las administraciones y a política pública para ejercer un mayor control de la exposición de los no fumadores a estas toxinas, que acaban quedando impregnadas en la ropa, el cabello o la casa.
Entre las enfermedades que acaban produciendo en los ratones se encuentra la diabetes tipo 2, que resulta crónica y que aparece con síntomas como el incremento de sed, la pérdida de peso, el hambre y la micción frecuente. Con el tiempo, esos niveles de azúcar en sangre pueden ocasionar enfermedades cardíacas o accidente cerebrovascular.
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