OkSalud

Radiofrecuencia basivertebral: así es el tratamiento del futuro para el dolor crónico de espalda

Está técnica, además de mínimamente invasiva, es sencilla y se puede realizar de manera ambulatoria con un poco de sedación

Los problemas de espalda en la infancia son un factor clave de dolor crónico en la edad adulta

Con motivo del Día Mundial de la Columna Vertebral, que se celebra cada año el 16 de octubre, desde Instituto Clavel queremos destacar la importancia de utilizar radiofrecuencia basivertebral en el tratamiento del dolor crónico.

El dolor de espalda afecta a 8 de cada diez personas en algún momento de su vida. En muchos casos podría prevenirse con una correcta higiene postural, pero cuando el dolor se cronifica puede afectar seriamente a nuestra calidad de vida. Algunos dolores como el discogénico o del cuerpo vertebral pueden, incluso, impedir realizar nuestras actividades cotidianas. «Para tratar este tipo de dolores es necesario aplicar las tecnologías más avanzadas que permitan al paciente recuperar su calidad de vida» afirma la Dra. Vega. «En Instituto Clavel estamos aplicando radiofrecuencia basivertebral porque creemos que es la técnica del futuro para aliviar este dolor crónico», añade.

Qué es la radiofrecuencia basivertebral

La radiofrecuencia basivertebral es una técnica novedosa que se utiliza principalmente para tratar el dolor crónico de espalda asociado al cuerpo vertebral. Este tipo de dolor se origina en las vértebras debido a cambios degenerativos en los cuerpos vertebrales y se transmite a través del nervio basivertebral al cerebro. Esta técnica mínimamente invasiva va dirigida al nervio para cortar ese proceso.

El abordaje es parapedicular, es decir alrededor de las pedículas, lo que minimiza el riesgo de dañar los nervios. Se pueden usar varios tipos de radiofrecuencia. La más utilizada es la convencional, aunque también se puede utilizar crioterapia. Para aplicarla se coloca un electrodo especial a través de un trocar mediante el que se aplica al nervio basivertebral calor o frío durante unos minutos. Está técnica, además de mínimamente invasiva, es sencilla y se puede realizar de manera ambulatoria con un poco de sedación.

En conclusión, podemos afirmar que esta técnica aporta al paciente los siguientes beneficios:

Los resultados se obtienen a partir de las cuatro semanas, por lo que, explica la Dra. Vega, «es importante mantener contacto con el médico para que a partir de esta fecha pueda evaluar los resultados en cada paciente».