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¿Qué vacunas necesitas después de cumplir los 50?

  • Diego Buenosvinos
  • Especialista en periodismo de Salud en OKDIARIO; responsable de Comunicación y Prensa en el Colegio de Enfermería de León. Antes, redactor jefe en la Crónica el Mundo de León y colaborador en Onda Cero. Distinguido con la medalla de oro de la Diputación de León por la información y dedicación a la provincia y autor de libros como 'El arte de cuidar'.

La Asamblea de las Naciones Unidas declaró el decenio 2021-2030 como Década del Envejecimiento Saludable, una iniciativa cuyo objetivo es mejorar las vidas de las personas mayores, sus familias y comunidades. Con este mismo fin, muchos países han instado a sus ciudadanos a tomar cartas en el asunto y además de otras iniciativas, inocularse todas aquellas vacunas que sirvan para evitar enfermedades.

Las vacunas son una de las herramientas históricamente más poderosas para proteger la salud mundial. Tienen menos riesgos asociados que muchas intervenciones médicas. Por otra parte, ayudan a reforzar el sistema inmunitario y protegen de muchas enfermedades que antes causaban graves secuelas o incluso la muerte. En este sentido hay un dato esclarecedor: salvan la vida entre dos y tres millones de personas al año.

Una vacuna es cualquier preparación cuya función es la de generar del organismo inmunidad frente a una determinada enfermedad, estimulándolo para que produzca anticuerpos que luego actuarán protegiéndolo frente a futuras infecciones, ya que el sistema inmune podrá reconocer el agente infeccioso y lo destruirá. Se trata de un medicamento biológico constituido a partir de microorganismos (bacterias o virus), muertos o atenuados, o productos derivados de ellos.

A lo largo de la historia, los seres humanos han conseguido desarrollar vacunas para algunas enfermedades potencialmente mortales, entre ellas la meningitis, el tétanos, el sarampión y la poliomielitis.

La inmunidad comunitaria o colectiva es la idea de que las vacunas pueden ayudar a mantener la salud de las comunidades. En general, los gérmenes pueden viajar muy rápido a través de una comunidad y enfermar a muchas personas, como recientemente lo hemos comprobado con la pandemia covid. ¿Qué vacunas serían recomendables para mayores de 50 años?

Vacuna contra la gripe

Quién la necesita: todos los adultos, sin importar la edad. La frecuencia para su inoculación es de una vez al año. El virus en sí cambia todos los años y los investigadores intentan predecir cuál será la cepa más común esa temporada. La temporada de gripe normalmente comienza en octubre y termina en marzo.

Vacuna contra la covid-19

Quién la necesita: adultos de cualquier edad, en especial los mayores de 50 años, que se considera tienen un mayor riesgo de sufrir complicaciones por una infección de coronavirus. Se recomienda que los adultos reciban la serie primaria, para más tarde vacunarse con los refuerzos.

La ‘culebrilla’, herpes zóster

Comúnmente conocido como culebrilla, el herpes zóster es una infección viral de gran prevalencia provocada por el mismo virus de la varicela. Afecta especialmente a las personas mayores (el riesgo aumenta con la edad, llegando hasta el 50% en los mayores de 85 años) y a ciertos grupos de riesgo y sus complicaciones pueden ocasionar discapacidad y condicionar de forma importante la calidad de vida de quien la padece.

Además, el herpes zóster constituye una importante carga para la sociedad tanto por los costes directos de la atención sanitaria, como por la pérdida de productividad en las personas más jóvenes y de los cuidadores en los pacientes de mayor edad.

Vacuna neumocócica

La necesitan los adultos de 65 años o más, o adultos de 19 a 64 años con ciertos factores de riesgo (fumar o problemas de salud, como enfermedad pulmonar o cardíaca crónica, leucemia, linfoma o alcoholismo). Los adultos que no han recibido una vacuna neumocócica deben elegir entre la PCV15 o la PCV20. Si se opta por la PCV15, es necesario aplicarse una dosis de seguimiento de PPSV23 un año después.

Vacuna Tdap (tétanos, difteria, tos ferina) y/o refuerzo de Td (tétanos, difteria). La vacuna Tdap salió en el 2005, y además de proteger contra el tétanos y la difteria, como la vacuna que reemplazó, también incluye una nueva protección adicional contra la tos ferina.

Vacuna contra la hepatitis A

En este caso deberán ponerse esta vacuna las personas mayores de 50 años  en riesgo de hepatitis A, una enfermedad del hígado. Las infecciones se deben principalmente a viajes a otros países donde la transmisión del virus de la hepatitis A es común, a través del contacto cercano con un individuo infectado con hepatitis A. Son dos dosis con un intervalo de seis meses.

Vacuna contra la hepatitis B

La necesitan los adultos de 50 años que están en riesgo de contraer hepatitis B, una infección del hígado. La hepatitis B se transmite cuando un líquido corporal (sangre, semen, saliva) de una persona infectada con el virus de la hepatitis B ingresa al cuerpo de alguien que no está infectado. Esto puede suceder a través del contacto sexual, o contacto con sangre o llagas abiertas.

La gente se vacuna más cuando lo hace el resto

Un estudio de la Escuela de Negocios McCombs de la Universidad de Texas (Estados Unidos) muestra que la gente está más dispuesta a vacunarse cuando los trabajadores sanitarios revelan cuántos otros lo están haciendo.

Se trata de una de las mayores encuestas jamás realizadas en este sentido, y dio lugar a dos artículos -uno publicado recientemente en Nature Human Behavior y otro en Nature Communications- que muestran que la gente subestima enormemente la aceptación de la vacuna, tanto en todo el mundo como en sus propias comunidades.

«Nuestro estudio demuestra que una información precisa sobre lo que hace la mayoría de la gente puede aumentar sustancialmente la intención de aceptar la vacuna covid-19», afirma Avinash Collis, coautor y profesor adjunto de Gestión de la Información, Riesgos y Operaciones en la Escuela de Negocios McCombs de la Universidad de Texas.

Así, según el estudio, las campañas de salud pública son más convincentes cuando se centran en el porcentaje de personas que se vacunan, frente a los peligros de negarse a vacunarse. Otra de las conclusiones es que, en todo el mundo, la gente subestima enormemente la aceptación de las vacunas en sus comunidades, en parte debido a la amplia cobertura de las dudas sobre la vacunación.