Qué es el síndrome de Sézary
El síndrome de Sézary es un tipo de linfoma que afecta a la piel. La causa es la proliferación de linfocitos T anormales, que reciben el nombre de células de Sézary.
El síndrome de Sézary es un tipo de linfoma que afecta a la piel. La causa es la proliferación de linfocitos T anormales, que reciben el nombre de células de Sézary.
Aunque no existe una conclusión clara al respecto, todo indica que se trata de una evolución de la conocida como micosis fungoide.
Síntomas de este síndrome
Los síntomas más comunes de la enfermedad es la aparición de placas escamosas y eritematosas en la piel, que pueden darse tanto en el rostro como en el cuerpo. En los casos más graves las placas cubre el 100% de la piel, lo que recibe el nombre de eritrodermia, y que puede dar lugar a la aparición de tumores.
El síndrome de Sézary es muy similar a la micosis fungoide. La diferencia entre ambos trastornos es que este último es un tipo de cáncer de piel, mientras que el primero responde a un síndrome de linfocitos T de carácter crónico. Este síndrome es la forma más agresiva de micosis fungoide, con un pronóstico aproximado de 5 o 10 años.
¿Cómo se diagnostica?
Para diagnosticar esta enfermedad es necesario realizar una serie de pruebas para examinar tanto la piel como la sangre. En primer lugar, el médico procede con un examen físico del paciente para evaluar cualquier signo de enfermedad: masas anormales, lesiones cutáneas…
A continuación, con una analítica sanguínea se lleva a cabo un recuento sanguíneo completo con diferencial. Es un procedimiento relativamente sencillo en el que se toma una muestra de sangre del paciente para analizar el número de glóbulos rojos, plaquetas y glóbulos blancos. Además, examina la cantidad de hemoglobina presenta en los glóbulos rojos.
Otra de las pruebas comunes para el diagnóstico del síndrome es la biopsia de piel. El médico procede a la extirpación de tejidos o células para posteriormente ser analizados en el microscopio y así determinar la presencia de signos cancerosos. Para diagnosticar la micosis fungoide en ocasiones es necesario realizar más de una biopsia cutánea.
En qué consiste su tratamiento
Respecto al tratamiento, depende diversos factores, como el estadio de la enfermedad o el estado de salud del paciente. Generalmente, consiste en fototerapia, quimioterapia y/o radioterapia para eliminar las células cancerosas.
El tratamiento en la gran mayoría de casos es paliativo, destinado a aliviar los síntomas y mejorar la calidad de vida del paciente.
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