¿Qué sabes sobre las otitis externas?
Asociadas al verano, al calor, y también a los baños y duchas, se producen las otitis externas. ¿Qué debes saber sobre ellas? Aquí te contamos un poco más.
Las otitis externas son también conocidas como oído del nadador. Se trata de una inflamación de la piel del conducto auditivo externo. No es de gravedad, pero resulta muy dolorosa e incapacita de forma temporal la audición. Las principales causas de esta inflamación son las bacterias y hongos. Estas tienen más posibilidad de actuar en pieles secas, lesionadas o débiles producto de un exceso de humedad o una limpieza inadecuada.
Tipos más comunes de otitis externas
Las más frecuentes son las otitis externas difusas, asociadas generalmente a la mayor exposición del oído con el agua. Son comunes en los niños y nadadores, por lo que los casos aumentan en verano. La humedad excesiva irrita la piel del canal del oído quedando vulnerable al accionar de bacterias y hongos.
La otomicosis se produce por hongos que crecen en una piel con PH alterado y el calor. Una de las causas más conocidas es el uso prolongado de gotas auditivas.
La otitis externa localizada se caracteriza por la presencia de un forúnculo en el canal auditivo. Es muy dolorosa y está acompañada de enrojecimiento y pérdida de la audición.
¿A quiénes afecta?
Una otitis externa puede afectar a cualquier persona. Si bien es más común en los niños entre 5 y 12 años y nadadores, puede darse a cualquier edad. Asimismo, no es necesario que haya estado en contacto con el agua. Algunas veces responde a otras causas como el uso de palillos para limpiar los oídos.
Síntomas de las otitis externas
Los síntomas aparecen de forma muy rápida, dolores intensos acompañado por una sensación de taponamiento. Otras de las señales que se pueden sumar son picazón, supuración y zumbidos en uno o ambos oídos. En otros casos las otitis externas vienen acompañadas de fiebre o sensibilidad para tragar.
¿Se puede prevenir?
La prevención es una gran ayuda para evitar los dolores de una otitis. Con simples medidas de higiene y cuidados mínimos es posible proteger el oído de bacterias y hongos.
El secado del oído después de cada baño es un factor básico para la prevención. Se recomienda colocar la cabeza de lago para facilitar la salida del agua, con una toalla secar de manera suave el interior del oído. Es importante no utilizar bastoncillos porque pueden lastimar la piel.
Las personas propensas a estas inflamaciones pueden utilizar gotas de alcohol boricado para evaporar el agua residual. Otra opción es la utilización de tapones para nadar.
Llega el verano y los oídos necesitan de mayores cuidados que lo habitual. Ahora que conoces más sobre las otitis externas, ¿estás listo para tomar las medidas de prevención necesarias y disfrutar de la playa?
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