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¿Qué relación hay entre la natación y la salud mental?

La actividad física puede usarse como tratamiento independiente o en combinación con medicamentos y terapias psicológicas para reducir los niveles de ansiedad

La interacción de una persona con el medio acuático estimula la producción de dopamina que produce sensación de bienestar y relajamiento

Sólo el 19% de los españoles recurre a un profesional para gestionar su salud mental

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Con la llegada de la pandemia, la salud mental se ha convertido en una crisis mundial. La Organización Mundial de la Salud (OMS) define las crecientes cifras como «sumamente preocupantes» y critica la carencia de acciones que frenen la situación. La organización explica que en 2020 sólo el 51% de los estados miembros de la OMS contaba con políticas y planes sobre salud mental afines a los Derechos Humanos.

Además, según un informe elaborado por la Confederación Española de Salud Mental, las personas que han superado la Covid-19 tienen más riesgo de padecer secuelas en su salud mental. De hecho, una de cada cinco personas que ha pasado la enfermedad se ha enfrentado a trastornos de ansiedad, depresión o insomnio. Esta cifra es todavía peor en las personas que viven en situaciones socioeconómicas más desfavorables o que ya sufrían algún trastorno similar previo. «La pandemia por COVID-19 ha provocado no solo daños en la salud física de las personas contagiadas y un elevado número de muertes en todo el mundo, sino que ha tenido (está teniendo) importantes consecuencias en los ámbitos social y económico, tanto a nivel mundial como local», expone en el Manifiesto «Salud mental y COVID-19. Un año de pandemia».

La Asociación Española de Pediatría (AEP) ha hecho un llamamiento ante este preocupante incremento criticando la falta de un plan nacional de prevención mediante su «Posicionamiento sobre el aumento de autolesiones y suicidio en niños y adolescentes». Además, en el documento asegura que «existe una gran heterogeneidad de los planes de actuación entre las comunidades autónomas».

Para abordar algunos de los síntomas más significativos en este tipo de patologías, muchos expertos médicos recomiendan a sus pacientes practicar ejercicio físico de manera regular, por lo menos dos o tres veces a la semana. Hay numerosas pruebas que aseguran que existe una conexión directa entre cuerpo y mente: cuanto más activo seas físicamente, mejor salud mental podrás tener.

¿Cómo se puede abordar?

Un proyecto internacional ejecutado por diferentes facultades de España para determinar el impacto de la pandemia sobre la salud mental concluyó que la actividad física es una opción válida y efectiva para mejorar el estado y bienestar emocional de las personas. De hecho, la investigación refleja que el sedentarismo provocado por las restricciones de movilidad provocó controversias en los resultados psicológicos de los usuarios.

En la misma línea, numerosos estudios señalan que algunas actividades como la natación mejoran los síntomas de la ansiedad o depresión, tanto en niños como en adultos. La «Mental Health Foundation» (Fundación para la Salud Mental) de Reino Unido avala la efectividad de la actividad física para usarse como tratamiento independiente o en combinación con medicamentos y terapias psicológicas debido a que reduce los niveles de ansiedad.

La revista de Ciencias del Ejercicio y la Salud de la Universidad de Costa Rica ha publicado un estudio donde asegura que la interacción de una persona con el medio acuático estimula la producción de neurotransmisores, especialmente la dopamina, lo que produce sensación de bienestar y relajamiento durante y después del entrenamiento. Otro de los estudios mencionados en el documento señala que esta práctica deportiva genera beneficios en la capacidad de atención del individuo y facilitará el proceso de enseñanza y aprendizaje de los que la practiquen.

6 consejos que aplicar en natación

Aunque aún falta mucha literatura científica sobre los efectos positivos de la natación, la intensidad y volumen de entrenamiento idóneo, los mejores métodos en cada caso clínico y la frecuencia semanal adecuada de la práctica, queda claro que, además de abordar los síntomas de la depresión y la ansiedad, ayuda a quemar grasa, beneficia los huesos y articulaciones, favorece la flexibilidad y elasticidad, combate algunas enfermedades crónicas como el asma o la diabetes, mejora el sistema circulatorio y beneficia el sistema neuronal y cognitivo. Tanto para los apasionados como para los que todavía no se han enganchado, aquí hay algunas técnicas para aprender a nadar bien.

1. Controla tu respiración y propulsión. No seas ansioso y empieza a nadar con tranquilidad. Cuanto menos respires, más rápido irás pero menos aguantarás.

2. Pon atención para nadar en línea recta y evitar esfuerzos innecesarios.

3. Mantén el cuerpo en posición horizontal, ya que el resto de posturas frenan el avance.

4. En nado a crol, los brazos siempre deben estar en movimiento y en forma de X, es decir, cuando uno está fuera del agua el otro está dentro. Este movimiento se debe hacer sin pausa.

5. El trabajo de las piernas es importante para trabajar la propulsión.

6. El tiempo es lo de menos, es decir, el objetivo no es hacer el recorrido en el menor tiempo posible. Eso vendrá con la práctica.