¿Por qué fracasamos con las dietas?
¿Por qué fracasamos con las dietas? En muchas ocasiones empezamos el régimen de lunes y el martes por la noche ya nos lo saltamos. La mayoría de personas asociamos el término dieta con sacrificio a corto plazo y pasar hambre. Al ser muy extremos en la alimentación lo que estamos provocando es que la dieta acabe fracasando y en ocasiones acabemos dándonos atracones de comida para compensar.
El cuerpo se rebela
Cuando una dieta es muy estricta consigue que el cuerpo se acabe rebelando. Y es que tiene ante si una situación inesperada y nueva, a la que nunca se acabará por acostumbrar, sobre todo cuando viene de alimentarse de un modo distinto. Cuando lleves unos cuantos días de régimen comprobarás como empiezan a hacer acto de presencia los dolores de cabeza, la fatiga mental, cambios de humor, problemas digestivos, pereza mental e irritabilidad. Estaremos un tanto ‘zombie’ y en realidad nadie desea encontrarse en esa situación. Posiblemente regresando a la alimentación normal consigamos sentirnos mucho mejor. Recuerda la necesidad de que la dieta sea equilibrada y sensata, de lo contrario acabará fracasando en cuestión de días. Siempre se aconseja que el régimen se haga a largo plazo y nunca en una semana.
Sensación de mucha hambre
Es un mal síntoma sentir hambre a todas horas. Eso significa, entre otras cosas, que no estamos haciendo las cosas bien del todo. Más bien supone un indicador de que llevamos una dieta poco adecuada y el cuerpo, en vista de todo esto, se dedicará a conservar la energía y se resistirá a perder peso. Posiblemente no vayas a adelgazar tanto como tenías previsto.
Caprichos
Mientras nos encontramos a dieta siempre se nos viene a la cabeza todos los platos y comidas que nos encantan, pero hay que ser fuerte y resistir. Llegado el momento, ya sea cuando acabes la dieta o cualquier otro día, posiblemente te des un homenaje en forma de atracón. Será muy peligroso si deseas adelgazar, ya que lo mismo puedes alimentarte con muchos alimentos hipercalóricos y al día siguiente comer lo mínimo para intentar compensar los excesos. Supone entrar en una montaña rusa que nos llevará por el camino incorrecto. De poco servirá estar a dieta varias semanas si el primer día que vuelves a la normalidad te permites todo tipo de caprichos. Lo más probable es que se acabe generando un efecto rebote.
Por culpa de las emociones
La comida la utilizamos de una manera emocional, ya sea para celebrar un evento, para estar con la pareja, para una reunión de trabajo o incluso para hacer vida social. En cualquier caso ponerse a régimen resulta muy complicado porque tampoco puedes estar al margen de los demás ni privarles de salir a cenar. Es probable que una dieta acabe fracasando cuando tengamos un mal día en el trabajo, discutamos con nuestra pareja o nos llevemos una decepción con una persona. Pocas veces podremos controlar estos impulsos que nos conducen a comer de una manera equivocada. Hay que pensar las cosas bien antes de caer en la trampa.
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