En qué consiste la abdominoplastia
La abdominoplastia es un procedimiento quirúrgico que se basa en la reconstrucción de la pared abdominal para eliminar el exceso de piel, grasa y la tensión de los músculos de la pared abdominal para remodelar la figura.
Es una operación cada vez más demandada en las clínicas de medicina estética para conseguir un vientre plano y acabar con la flacidez o bien un exceso de piel en el abdomen. Si bien es una operación segura, siempre que se realiza por un profesional acreditado, es importante antes tratar este problema por otras vías, como cuidando la alimentación, haciendo ejercicio y cambiar los hábitos de estilo de vida.
A quiénes va dirigida esta intervención
Está dirigida especialmente a personas con sobrepeso o bien obesidad mórbida, es decir, con un gran sobrepeso o exceso de grasa y que de otra manera puede ser perjudicial para su salud. Por otra parte, también pueden beneficiarse mujeres que han tenido varios embarazos y esto les ha provocado desde estrías a diástasis del músculo recto abdominal, entre otros.
De todas formas, es el médico el que debe recomendar que pueda darse una operación de este tipo, pues hay otras personas que no están en la situación de las anteriores pero tienen una acumulación de grasa en el abdomen y ahora tienen la piel además colgante.
En qué se basa esta intervención
El cirujano evaluará a cada persona para determinar el tipo de abdominoplastia indicada en casa caso. En función de ello, la intervención puede ser completa, con incisión en el abdomen inferior y alrededor del ombligo. Los resultados son una especie de liposucción al eliminar el exceso de piel, y de grasa, y es necesaria anestesia epidural con sedación.
Mientras que la abdominoplastia parcial va para los pacientes cuyos depósitos de grasa se encuentran por debajo del ombligo. Sirve para recolocar los músculos y se realiza una liposucción complementaria para perfeccionar la zona.
Tiempos y recuperación
Esta intervención puede durar alrededor de dos horas y en la mayoría de los casos requiere de hospitalización, y su ingreso suele ser de 24 o 48 horas. Mientras que la recuperación puede tardar unos dos meses. Los primeros días se necesita reposo y hacer descanso, de manera que todavía se tarda en poder hacer una vida normal.
La inflamación que se produce en el abdomen tras la intervención debe tratarse y curarse, también es importante seguir con las recomendaciones de los médicos y realizar chequeos para que nos examinen.
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