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Pruebas de ADN corrigen historias contadas a partir de hallazgos arqueológicos

Un nuevo estudio genético obliga a revistar las identidades y las relaciones familiares de algunas de las personas halladas entre los restos de Pompeya

Las ruinas de Pompeya, la ciudad de la antigua Roma destruida por la erupción del Vesubio en el año 79 d.C., es uno de los sitios arqueológicos más visitados de Italia, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO… y fuente casi inagotable de historias cotidianas interrumpidas por la fuerza de la naturaleza. Ahora, un equipo internacional de investigación coordinado por expertos de la Universidad de Harvard (Boston, Estados Unidos) ha venido a corregir parte de esas historias basándose en análisis genético de los restos.

Junto con científicos del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva (Alemania) y la Universidad de Florencia (Italia), han analizado el ADN de restos humanos de cinco individuos que murieron en aquel desastre. Los resultados se han dado a conocer en el último número de la revista científica Current Biology.

Por ellos se ha sabido que algunas de las historias que se han contado durante décadas sobre los ciudadanos de Pompeya, su sexo y sus relaciones familiares, basadas en la apariencia física de los cuerpos encontrados y otras evidencias arqueológicas, son incorrectos o, al menos, «no tan sencillas como creíamos», afirman en un comunicado emitido por la Universidad de Harvard.

Algunos ejemplos

Los restos de un adulto con un brazalete dorado y un niño en su regazo, que se han interpretado como madre e hija, han resultado ser un varón y un niño que no guarda relación biológica con él. Tres de cuatro individuos de los que se creía que pertenecían a una misma familia han resultado no tener parentesco, a menos no más próximo que de tercer grado (no se han podido analizar los restos del cuarto individuo).

Dos personas cuyos restos se hallaron en el suelo, aparentemente abrazadas, y que se creía que eran hermanas, una madre y su hija o dos amantes, han resultado ser un varón y una mujer, lo que excluye las dos primeras interpretaciones.

Para Alissa Mittnik, directora del grupo del Instituto Max Planck, «estos hallazgos demuestran la importancia de integrar el análisis genético con la información arqueológica e histórica de la que disponemos para enriquecer o corregir las narrativas que se han construido a partir de evidencias limitadas».

Los autores advierten que, muchas veces, las historias que se cuentan reflejan la visión del mundo y las distorsiones producto de la cultura de los propios investigadores y otras personas que difunden el conocimiento. En el caso de los ciudadanos de Pompeya, los análisis genéticos deberían servir para que se imponga la precaución de evitar hacer deducciones sobre los restos humanos basándose en indicios tales como las joyas que llevaban o su proximidad física.

Para acabar de complicar las cosas, muchos de los restos fueron desplazados y colocados dentro de elementos de protección «de forma creativa» en el pasado, aseguran los científicos. Algunas de esas disposiciones reflejan las preferencias estéticas de periodos históricos en los que se movieron, aseguran.

Ahora, advierten del riesgo de cometer errores similares con los hallazgos genéticos. David Reich, profesor de genética en el Instituto Blavatnik de la Universidad de Harvard, ha dicho: «En lugar de establecer nuevas narrativas que también podrían representar de forma incorrecta la experiencia de aquellas personas, los resultados genéticos animan a hacer una reflexión sobre los peligros de inventarse historias sobre el género y las relaciones familiares en las sociedades del pasado a partir de las expectativas de la actualidad». Esto vale tanto para Pompeya como para otros sitios arqueológicos de la Antigüedad o la Prehistoria, ha añadido.

El análisis corrobora evidencias previas sobre la procedencia de los antiguos habitantes de la ciudad, cuyos ancestros migraron desde el Mediterráneo oriental, «lo que subraya la naturaleza cosmopolita del Imperio Romano», ha declarado el experto.