Lara Prohens: «Los cambios en nuestros hábitos afectan a la digestión en verano»
"Comer de forma equilibrada no está reñido con disfrutar también en vacaciones"
"La prevención es clave para evitar intoxicaciones que pueden arruinar el verano""
El verano trae consigo cambios en nuestra rutina, en el clima… y también en nuestra alimentación. Con las altas temperaturas, muchas personas sienten digestiones más pesadas, recurren a comidas rápidas poco equilibradas o, sin saberlo, se exponen a intoxicaciones alimentarias.
Desde el Consejo General de Colegios Oficiales de Dietistas-Nutricionistas, Lara Prohens, dietista-nutricionista y secretaria del Colegio Oficial de Dietistas-Nutricionistas de Baleares, nos explica cómo comer bien en verano: qué alimentos elegir, cómo evitar riesgos y cómo disfrutar de una alimentación correcta basada en una dieta sabrosa, ligera y saludable también en vacaciones.
PREGUNTA.- ¿Qué papel juega el calor en la función digestiva y el metabolismo? ¿Cómo cambia nuestra digestión en verano y por qué tendemos a sentirnos más pesados tras las comidas?
RESPUESTA.- Las altas temperaturas influyen directamente en nuestro organismo. Con el calor, el cuerpo busca regular su temperatura, lo que puede ralentizar ligeramente el proceso digestivo. Además, en verano tenemos más reuniones sociales y éstas muchas veces se convierten en hacer comidas más copiosas o ricas en grasas, lo que puede provocar digestiones más lentas y pesadas. También hay una menor disposición a moverse después de comer, lo cual no ayuda. En resumen, no es tanto el calor en sí, sino los cambios en nuestros hábitos alimentarios y de actividad física los que afectan a la digestión.
P.- ¿Qué alimentos conviene incorporar en la dieta o darles prioridad en los meses de calor para facilitar digestiones más ligeras? ¿Y las formas de cocinar?
R.- En verano conviene dar protagonismo a alimentos frescos, ricos en agua y fáciles de digerir, como frutas, verduras, hortalizas, pescados blancos, legumbres cocidas y enfriadas (como en ensaladas), yogur o kefir. También es buena idea reducir las preparaciones muy grasas o pesadas y optar por técnicas de cocción más ligeras como al vapor, al horno, en papillote, hervidos o salteados rápidos. Las ensaladas completas, sopas frías y platos únicos con buena combinación de nutrientes son grandes aliados en esta época.
P.-¿Cuáles son los errores más comunes que cometemos en verano al comer fuera o en reuniones sociales?
R.- En verano tendemos a relajarnos, lo cual es natural y saludable, pero a veces eso se traduce en decisiones poco equilibradas. Algunos errores frecuentes son:
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- Llegar con demasiada hambre porque hemos saltado comidas durante el día, lo que nos lleva a comer más rápido y en mayor cantidad.
- Abusar de preparaciones muy grasas como fritos, rebozados o salsas pesadas, que en combinación con el calor pueden hacer las digestiones más lentas y pesadas.
- Beber más alcohol o refrescos azucarados, que no sólo deshidratan sino que también alteran la sensación de saciedad.
- Olvidar incluir verduras o frutas en la comida, que son fundamentales para una digestión ligera y un buen aporte de fibra y agua.
- Comer por inercia social, es decir, seguir comiendo aunque ya estemos saciados, simplemente porque «todo el mundo sigue picando».
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P.- Cadena de frío, conservación de alimentos, higiene, cuidado con pescados y salsas…. ¿Qué otras medidas debemos tomar para prevenir intoxicaciones alimentarias, tan frecuentes en esta época del año?
R.- En verano, las altas temperaturas favorecen la proliferación de bacterias, por lo que extremar las precauciones es fundamental. Además de respetar la cadena de frío, mantener una buena higiene y tener cuidado con alimentos especialmente delicados como pescados crudos, mariscos, mayonesas o salsas caseras, conviene tener en cuenta otras medidas clave:
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- Evitar romper la cadena de frío al hacer la compra o transportar alimentos, (usando bolsas térmicas o neveras portátiles si es necesario) y refrigerar los alimentos lo antes posible tras su compra o preparación
- Cocinar bien los alimentos de riesgo, como huevos, carnes y pescados y asegurarse de que ha sido congelado previamente si se va a tomar crudo (como en sushi o ceviche).
- Consumir rápidamente las sobras y no mantenerlas en la nevera más de 2-3 días.
- Tener especial precaución con los bufés o comidas al aire libre, donde los alimentos pueden estar expuestos al calor y a la contaminación cruzada.
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Y, por supuesto, prestar atención a las fechas de caducidad y las señales de mal estado: olor, sabor, textura o color alterado. Ante la duda, es mejor no consumirlo. La prevención es clave para evitar intoxicaciones que pueden arruinar las vacaciones.
P.- ¿Es posible mantener una dieta equilibrada sin renunciar al placer de comer bien durante las vacaciones?
R.- Totalmente. Comer de forma equilibrada no está reñido con disfrutar. Se trata de encontrar un equilibrio: priorizar alimentos frescos y de calidad, ajustar las cantidades según el hambre real y no el entorno, y permitirnos también momentos especiales sin culpa. El secreto está en no vivirlo como una restricción, sino como una forma de cuidarse que también puede ser sabrosa, creativa y placentera.
P.- ¿Qué papel juega la hidratación en la digestión y el control del apetito en verano?
R.- La hidratación es fundamental durante todo el año, pero en verano adquiere un papel aún más relevante. Con el calor, perdemos más líquidos a través del sudor, y una hidratación insuficiente puede afectar tanto la digestión como la percepción del hambre.
Beber suficiente agua favorece el buen funcionamiento del sistema digestivo, ayuda a prevenir el estreñimiento y facilita la absorción de nutrientes. Además, una correcta hidratación puede ayudar a modular el apetito, ya que a veces confundimos sed con hambre, lo que nos lleva a comer cuando en realidad el cuerpo sólo necesita líquidos.
En esta época también es recomendable incorporar alimentos ricos en agua, como frutas frescas (sandía, melón, melocotón), verduras crudas, gazpachos o infusiones frías, que contribuyen a mantener una buena hidratación de forma natural.
En resumen, mantenerse bien hidratado no sólo es clave para la salud general, sino también para sentirnos más ligeros, con más energía y con una mejor relación con la comida.
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