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Autora de "Los secretos de una japonesa para comer saludable en un mundo frenético"

Kyoko Kawaguchi: «Comer bien no debería ser un lujo exclusivo de quienes tienen tiempo para cocinar»

"Sería beneficioso que en los colegios se enseñara a cocinar y a comer equilibrado"

"En Japón solemos comer el nabo y la col crudos, en ensaladas o encurtidos, algo que aquí no parece tan común"

«Puedo afirmar con orgullo que soy una comilona de toda la vida, nacida y criada en una familia de comilones. Mi padre, que trabajaba en el Ministerio de Agricultura, Silvicultura y Pesca (MAFF), creía firmemente que la comida era lo más importante para el ser humano y eligió esa carrera justo por esta convicción (…). Mi madre, pintora profesional, desarrolló sus habilidades culinarias durante su  etapa como estudiante de arte, cuando no tenía mucho dinero y se vio obligada a cocinar lo que quería comer, experimentando y adaptando recetas. Mi hermana pequeña, también pintora especializada en el estilo japonés tradicional, siempre ha sido una apasionada de las recetas rápidas y sanas, algo que ahora aplica como madre de dos hijos. Y yo, desde pequeña, disfrutaba investigando recetas y aprendiendo sobre comida, no solo con libros o programas de televisión, sino también a través del ‘manga’», declara Kyoko Kawaguchi en su libro «Los secretos de una japonesa para comer saludable en un mundo frenético», publicado este mes de febrero por Lunwerg Editores (Planeta).

Kawaguchi es periodista japonesa afincada en Barcelona y está decidida a no renunciar a los hábitos saludables aprendidos en la infancia. Por ello, nos cuenta a los españoles a lo largo de cuatro capítulos y 184 páginas cómo los japoneses integran de manera natural una dieta equilibrada en sus vidas y nos sumerge en la filosofía ‘shokuiku’ a través de una veintena de recetas. Desde OKSALUD, hablamos con ella coincidiendo con la presentación de la obra.

PREGUNTA.- ¿Qué le trajo a España?

RESPUESTA.- No es fácil explicar todos los motivos en pocas palabras. Quizás la crisis de los 40, el deseo de cambiar de entorno… Pero siempre sentí un vínculo especial con España. En mi adolescencia, tomaba clases de flamenco. Ya de adulta, empecé a seguir al Barça (¡soy culé!). Cuando trabajaba en el periódico, aunque solo tenía siete días de vacaciones en verano, los guardaba para visitar Barcelona y ver un partido del Barça.

P.- El ‘shokuiku’ es una educación alimentaria que se aprende desde la infancia en Japón, según explica en su libro. ¿Por qué cree que en España no se enseña esto? Esta diferente cultura alimentaria lleva a que comamos peor?

R.- No soy experta en educación, pero he oído una teoría según la cual las escuelas occidentales están más enfocadas en la enseñanza académica, mientras que en Japón también se incluyen aspectos relacionados con el estilo de vida. Si esta teoría es cierta, quizás esta diferencia en la función de las escuelas influya en en el plan de estudios, ¿no?

No creo que los españoles coman peor en general. Hay que tener en cuenta que existen diferentes estilos de vida y, habiendo vivido en EE.UU., puedo asegurar que aquí la gente come mejor que allí en términos generales. Sin embargo, sería beneficioso que en las escuelas se enseñara a cocinar y a llevar una alimentación equilibrada, como ocurre en Japón. Cada vez hay más diversidad en las familias, y algunas no cuentan con el tiempo ni los recursos suficientes para inculcar estos hábitos en casa. Por eso, creo que es fundamental compartir la responsabilidad de este tipo de educación con toda la sociedad.

P.- ¿Cuál fue el mayor choque cultural que experimentaste al trasladarse a España en términos de alimentación y hábitos de comida?  

R.- Antes de venir a España, ya tenía conocimiento sobre su gastronomía gracias a guías turísticas y libros gastronómicos publicados en Japón, que describen con detalle platos como el gazpacho, el rabo de toro, los callos o la escalivada. Por eso, en cuanto a los alimentos en sí, no experimenté un choque cultural significativo.

Sin embargo, al compartir más momentos en la mesa con mis amigos locales, he notado algunas diferencias en los hábitos de comida que me han sorprendido. Por ejemplo, la paella se consume habitualmente en el almuerzo y no tanto en la cena. También me han comentado que no es tan común cenar legumbres, mientras que en Japón sí es algo habitual.

Estas diferencias en las costumbres alimenticias me han resultado muy interesantes y han sido una de las razones que me motivaron a escribir este libro. De hecho, ocurre lo mismo en sentido contrario: mis amigos españoles también se sorprenden con algunas de mis costumbres a la hora de comer.

P.- ¿Está usted de acuerdo con la afirmación de que la dieta mediterránea es la más saludable?

R.- No soy experta en nutrición, pero varios medios internacionales fiables respaldan sus beneficios. Por ejemplo, The New York Times publica con frecuencia sobre la dieta mediterránea y, en uno de sus artículos, señala: «Varios estudios rigurosos han descubierto que la dieta mediterránea contribuye a mejorar la salud y, en particular, la salud cardíaca, de diversas maneras».

P.- ¿Qué estrategias prácticas recomienda para mantener una alimentación equilibrada sin invertir demasiado tiempo?  

R.- En el libro comparto muchas técnicas rápidas que se utilizan comúnmente en Japón, donde la gente suele llevar un estilo de vida muy ajetreado. Puedes encontrar más detalles en él.

Creo que es útil que cada persona tenga una estrategia sencilla para preparar comidas completas de acuerdo con su estilo de vida. En mi caso, cuando tengo poco tiempo, suelo optar por una sopa con muchas verduras y fuentes de proteína, cocinada en la olla a presión o en el microondas. Solo necesito unos cinco minutos para cortar los ingredientes y después dejo que la olla a presión o el microondas hagan el resto del trabajo por mí.

P.- La comida que requiere procesos largos y complicados de elaboración es, en líneas generales, más o menos sana? 

R.-Depende, ¿no? Los procesos largos y elaborados son solo un medio, no un fin en sí mismos.

Si crees que comer sano siempre requiere mucho tiempo, te invito a leer mi libro. En él presento muchos «atajos» culinarios que se utilizan comúnmente en Japón. Es cierto que algunas personas los critican, argumentando que simplificar las recetas puede ser una «destrucción» de la tradición. Pero dudo que quienes sostienen estas críticas sean los responsables de cocinar a diario.

Si trabajas a tiempo completo, es difícil dedicar, por ejemplo, dos horas diarias a la cocina. Creo que es más valioso encontrar formas prácticas de cocinar para poder disfrutar más tiempo con la familia o simplemente reducir el estrés en la cocina. Comer bien no debería ser un lujo exclusivo de quienes tienen mucho tiempo libre.

P.- ¡Nos han engañado! El té matcha no es tan famoso en Japón… dice en su obra…

R.- El té matcha es muy conocido en Japón, pero lo que menciono en el libro es que, aunque es un producto tradicional, no es algo que la mayoría de la gente consuma a diario. 

Es un fenómeno similar al de la sangría en España. Muchos «guiris» creen que es una bebida cotidiana para los españoles, cuando en realidad no se toma con tanta frecuencia como se piensa fuera del país.

Más que hablar de «engaño», creo que es una cuestión de percepción. A veces, ciertos productos representativos de una cultura pueden tener más popularidad a nivel internacional que en la vida diaria de la gente local.

P.- ¿Cuáles son los principales malentendidos o mitos que existen sobre la comida japonesa en otros países? ¿Algo concreto en España?

R.- Algo que me llama la atención es que algunos medios en España publican artículos con títulos como «El secreto japonés para adelgazar» o «El método japonés para vivir saludablemente».

Me resulta curioso porque España es reconocida por la dieta mediterránea, que muchas personas en otros países valoran por sus beneficios. En Japón, también hay interés en las dietas de moda, lo que muestra que la búsqueda de soluciones rápidas para la salud es un fenómeno global.

Sin embargo, como menciono en mi libro, no creo que exista una fórmula mágica para estar saludable o perder peso de manera instantánea. Si realmente hubiera un método infalible, seguramente quienes más lo necesitarían, como los soldados o los atletas, lo estarían utilizando, ¿no?

P.- ¿Le gusta el ajo? ¿Lo incorporaría en sus recetas?

R.- Sí, me gusta el ajo y lo utilizo con frecuencia en la cocina. Es un ingrediente muy versátil que aporta un gran sabor a muchos platos. En mi libro incluyo una receta en la que lo utilizo.

P.- Comenta que uno de los pilares del ‘shokuiku’ es la conciencia sobre la producción de alimentos y el impacto ambiental. ¿Qué cambios puede hacer una persona en su día a día para adoptar una alimentación más sostenible?  

R.- La sostenibilidad en la alimentación es un tema complejo que no depende solo de los hábitos individuales, sino también de las políticas, la industria alimentaria y el acceso económico.

En España ya existen muchas iniciativas en este sentido, pero es cierto que, a veces, comprar alimentos más sostenibles o éticos puede ser más costoso, y no todas las personas (¡yo incluida!)  tienen un presupuesto ilimitado.

A nivel personal, intento reducir el desperdicio de ingredientes en mi cocina. Por ejemplo, utilizo el puerro entero, incluyendo la parte verde, y aprovecho los tallos del brócoli en lugar de desecharlos. También suelo congelar porciones de arroz y proteínas para evitar que los alimentos se desperdicien. Son pequeños cambios que, sin mucho esfuerzo, pueden marcar la diferencia.

Pero más allá de lo que cada persona pueda hacer en su día a día, creo que es importante que haya un mayor apoyo estructural para que una alimentación sostenible sea accesible para todos. Comer de forma responsable no debería ser un lujo, sino una opción viable para cualquier persona.

P.- ¿Cuál es el plato más sencillo de las recetas del libro para que yo misma pueda empezar a incorporar el ‘shokuiku’ en mi vida diaria?   

R.- No me gustaría que el shokuiku se percibiera como una «sabiduría oriental» exclusiva de Japón. Aunque en español no exista una palabra exacta para definirlo, estoy segura de que muchas familias en España ya aplican estos principios sin llamarlos así. Al final, se trata de aprender a comer de manera consciente, equilibrada y sostenible, algo que cada cultura expresa a su manera.

Teniendo esto en cuenta, mi consejo es empezar por revisar tu estilo de vida y cuánto tiempo realmente puedes dedicar a cocinar. No hay una única receta «correcta», sino técnicas que pueden adaptarse a cada persona.

Una opción práctica que recomiendo en mi libro es la técnica de congelar porciones de arroz y fuentes de proteína. Esto permite tener siempre a mano una base para las comidas sin necesidad de empezar desde cero cada día. Cuando estés ocupada, solo tendrás que añadir verduras en forma de ensalada o de otro modo sencillo. Varios de mis amigos locales han empezado a organizar sus comidas así, y les ha resultado útil.

P.- ¿Tiene algún plan o proyecto en mente tras la publicación de este libro?

R.- Me gustaría crear contenido para dar a conocer nuevas formas de utilizar ingredientes cultivados en España. Por ejemplo, en Japón solemos comer el nabo y la col crudos, en ensaladas o encurtidos, algo que aquí no parece tan común.

También quiero explorar la diversidad agrícola del país. En las grandes ciudades de España, ya se pueden encontrar verduras utilizadas con frecuencia en otros países, pero cultivadas localmente, como el okra o los crisantemos comestibles. A través de recetas con estos ingredientes, me gustaría ayudar a que más personas descubran su potencial en la cocina y, al mismo tiempo, resaltar la riqueza gastronómica y agrícola de España.